viernes, 26 de septiembre de 2025

VOLODÍMIR ZELENSKI


 

MANUEL RUIZ AMEZCUA

 


 

La gloria se pudre sola

(La casta política también)

 

 

La calumnia, que adorna vuestras bocas.

La injuria, que ampara vuestros labios.

La mentira, que os hizo miserables.

 

Esa vileza crónica

curtida en la rapiña del poder.

Esa mirada, tan vacía

de ideas, como ahíta de miseria.

Esas palabras, huecas como el aire.

Esa infamia, cocida a cieno lento.

Ese astuto rosario de maldades

de antiguos perros de siempre

hoy con distintos collares.

 

Esa sabiduría en el engaño,

esa lenta basura programada

de mugre vuestra con cabal conciencia.

Esa cucaña, esa maldad siniestra…

 

Todo lo que me empuja a contestaros

que vuestra vida es una ofensa,

que habéis perdido la memoria y la vergüenza.

 

 

PILAR SANABRIA

 

  

Biombos

 

 

Parecían salvarme de infinitos blancos,

apartarme, retirarme del flagrante desnudo del dolor, de las eróticas flautas de los termómetros,

del reino de las islas de algodón,

del temblor de los pulmones al otro lado,

de la épica de los intensivistas doblando turno, del crujido de un corazón de treinta y cinco años explotando en la tormenta de las sábanas.

Del entubado anciano que solo quería despertar al lado del río de su pueblo

y volver a ser buscador de oro en el Far West.

Toda esa alegoría traspasaba al débil centinela del biombo, ése que pretendía separarme

de mi imagen y semejanza,

de un volcán inflamado de ansiedades

 

De: “No fue de charol mi otoño de adentro”

 

MARÍA TERESA RAMÍREZ

 

 

 

Los Orishas escuchan

 

 

Los Orishas escuchan, beben
sorbos amargos…

Un llanto no llorado
oprime sus almas
sus espíritus libres
sin mancha ni ataduras,
en la manigua selvática
de África ancestral.

Prohibidas las despedidas,
cortadas las líneas de sangre,
aniquiladas las familias…

Sólo el látigo
y la oprobiosa Karimba,
collar de hierro
tallado en dagas de miseria.

Yemayá deja caer su llanto,
cada lágrima,
un mar desconocido,
propicia el renacer
en nuevas tierras.

Reflejadas en el espejo-luz
se arcoiridizan, siete colores.

Siete potencias se agitan:
Ochún, Changó, Orumla,
Yemayá, Ogum, Obbatalá
y Elegua
¡Claman!

Se transparentan en medio
de las heridas putrefactas.
Babalú Ayé… extiende sus manos,
el dolor se hace soportable,
la gusanada
se inclina reverente.

La travesía hacia el exilio,
¡aborrecida! no pedida,
atormenta a Nzamé,
Creador de la oscura
armonía africana.

 

GLORIA POSADA

 

  

Separación

 

 

En el sueño
¿qué buscamos
o nos abandona?

Acaso
otro aire
agua
fuego
son un paisaje
en nuestro cuerpo

Despertar es caer
Nos levantamos
con heridas que no sangran
hacemos del vestido otra piel

Un lugar en el olvido
siempre nos espera
¿Cómo llegamos a esta tierra
de vigilia?

 

ELVIRA ALEJANDRA QUINTERO

 

 

Pies descalzos

 

 

Nada de vértigos astrales y desconocidas piedras preciosas. Nada de forzosos extrañamientos poéticos, de falsos ritos.
Hablaré de la tierra consagrada por el abuelo en el centro de mi infancia. De su olor a lluvia o a vida cuando el amanecer me llama a la ventana, y el brillo del mundo me devuelve su frase:
Písala con los pies descalzos. La energía que asciende por tu cuerpo te hermana con el resto del universo.
Y aún, cuando recorro los andenes solos y oscuros y el viento acecha en mis oídos refrescando el acalorado monólogo, un lejano olor a peces me recuerda el mar.
Y busco un pedazo de camino y quiero olerlo.
Y quiero pisarlo.
Y aunque no es de tierra, la piel de mis pies toca el mundo.
Y mi sangre vuelve a ser parte de la sangre del universo.

 


GERARDO VENTEO

 


 

Cuando por la noche se quita el luto, se mete en

la cama y se agazapa bajo las sábanas, llora por el

dolor de no saber qué hacer, cómo hacer para poner

la mesa al día siguiente, cómo hacerlos para que sean

de provecho para sí y para el mundo.

Y se mece en las plegarias de la noche hasta que llega

el sueño y se pausa y se aviene a ella misma y a su

confianza.

 

De: “La veladora”