lunes, 4 de marzo de 2013

IRENE DUCH GARY






Desde las orillas del tiempo




Qué morirá cuando yo muera.
Quedará algún vestigio
del combate conmigo
por construir una mujer serena.

Existirán mis sueños,
alguien heredara mis buenas intenciones,
mi melancolía,
la soledad
acariciada tantas veces
o aquellas tardes de lúcida belleza
cuando el alma vestía sus delicadas prendas
y un caluroso manto sobre el mundo
rompía la voluntad inquebrantable del destino.

Sequita viviendo ese anhelo incesante
por abrazarlo todo.

Las amorosas manos
acunarán las espigas
en los andamios desiertos de la tarde.

Si la mirada pudiera
lavar las heridas de los muertos
y deshacer el nudo de la carne,
yo volvería a contemplar,
desde las orillas del tiempo,
el rostro iluminado, eterno, de la vida.

De “Astillas de luz”


EDUARDO MILÁN






Éste va para los mártires del arte...



Éste va para los mártires del arte,
ya que lo invisible no es tan limpio
como parecía: ahora está poblado por la serie
paralela de los ojos. No los ojos del deseo,
ojos claros, verdes, amielados. Por la serie
de los ojos del hambre. Ni por la serie de los
ojos policía: por la de los ojos del hambre.
Esos podrían ser los ojos de tus hijos.
Ya verás a donde lleva esta mirada de los
ojos paralelos. Lleva a los acantilados de tu boca,
puedes cantarla como una canción.



BLANCA VARELA





Bodas 



Perdidos en la niebla
el colibrí y su amante.
Dos piedras lanzadas por el deseo
se encuentran en el aire.
La retama está viva,
arde en la niebla,
habitada.
(dedicatoria)

JOSÉ MARÍA PEMÁN





Oración



Yo sé que estás conmigo, porque todas
las cosas se me han vuelto claridad:
porque tengo la sed y el agua juntas
en el jardín de mi sereno afán.

Yo sé que estás conmigo, porque he visto
En las cosas tu sombra, que es la paz;
Y se me han aclarado las razones
de los hechos humildes, y el andar
por el camino blanco, se me ha hecho
un ejercicio de felicidad.

No he sido arrebatado sobre nubes
ni he sentido tu voz, ni me he salido
del prado verde donde suelo andar...
¡otra vez, como ayer, te he conocido
por la manera de partir el pan.

ELSA LÓPEZ





Recuerda que la lluvia…



Recuerda que la lluvia cayó porque yo quise
y porque tú quisiste me miraste al espejo
y me encontraste hermosa de verde y gabardina.
Recuerda que lloraste cogido de mi mano
y yo llené de besos tu infancia despoblada.
Recuerda que la noche llegó porque yo quise.
Y te miré a los ojos,
y te besé las manos,
y preparé tu ropa y el plato de naranjas.
Pero tuviste miedo.
Un miedo huraño y torvo.
Un miedo con relojes.
Recuerda que fue cierto.

De "Del amor imperfecto"

GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER





IV




¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer: cuando el amor se olvida,
¿sabes tú a dónde va?


del «Libro de los gorriones»