lunes, 5 de marzo de 2018


LILIANA BELLONE





Y entonces



Y entonces repetí la dulzura
Del verano las noches del verano
El recuerdo de las noches
Del verano y el relicario de María del Huerto
De Carmela
Entonces repetí
Repetí el bálsamo
Del aire el verano
Repetí el trino de los pájaros
Los grillos


En este recodo de tiempo madre
Van quedando los días
El hálito que respiramos
La porción de nada
La porción de rosa


El chianti que gustaba a mi padre
Sus sueños
El verano
Siempre el verano
Las estrellas
La barca de las estrellas

Las caminatas bordeadas
Por el trébol del verano
Las tormentas de verano
El recuerdo
Las sombras

Luego vendrá la noche helada

Y me disolveré en el viento



GABRIELA D’ARBEL






Hace 70 años que no se veía tanta sequía
La pregunta es si lloverá en los siguientes  días.
Por lo menos eso dice la voz carrasposa del noticiero
El desierto gatea hasta alcanzar las grietas de la
carretera:
Los Kenworht levantan arena con sus llantas
(…) y la desdibuja en cirros.

La cuestión es si lloverá pronto antes de…
¿Qué sucederá con las gotas imaginarias que brotan
del grifo y confunden?
Con la agorería que hace alucinar al conductor y
transforma en marisma los reflejos del sol.
No me la creo, es sólo espejo, cuando veo lluvia
o un corazón palpitar en la pantalla luminosa.
No me la creo ya.



JACK KEROUAC





El sabor
de la lluvia
- ¿Por qué arrodillarse?

JEANNETTE CLARIOND





En las aguas de lo oscuro



Rompe nave y orilla
y se sumerge.
Da de sí
lo que de sí no tiene.
Corazón náufrago:
desatas nubarrones
y sumerges
               oscuramente
el Alto Techo.


ALFREDO R. PLACENCIA





Mis tristezas



Mi dolor es un mar; en él se pierden
el fúnebre cortejo, mis tristezas,
silentes, majestuosas y sombrías,
como góndolas negras.

Allí buscando la tranquila playa
naufragaron mis tímidas quimeras,
y como pobres pájaros heridos
mis sueños aletean.

Y el hastío, el pesar y el desengaño
surgen siniestros de sus brumas densas
y sus olas se encrespan y se agitan,

cuando pasan mis fúnebres tristezas
silentes, majestuosas y sombrías,
como góndolas negras.


DAVID ESCOBAR GALINDO





Ars poética



¡Belleza, flor de sueño, al fin alientas
después de tanto espanto y tanto llanto!
Porque también tu gracia puede tanto,
tanto más que el crujir de las afrentas.

Después de la dolencia del espanto,
cómo surgen tus músicas sedientas:
surtidores que ayer fueron tormentas
murmullos que mañana serán canto.

Se escondió tu vigilia donde pudo,
durmió entre los escombros hecha un nudo,
se ocultó en un rincón de la cornisa.

Pero ha venido el tiempo del sosiego.
¡Y tú, belleza, manantial de fuego,
renaces otra vez de la ceniza!


De: "Doy fe de la esperanza"