domingo, 30 de mayo de 2021


 

AIXA RAVA

 


 

Escudo

 

 

Tetas como pirámides
sueño que camino por el desierto
y no encuentro mi camello.
La túnica se me sube hasta las rodillas
me enreda las piernas
me tira hacia abajo —me aterra
que me sepulte tanta arena.

Tetas como pirámides
sobre los médanos que desmonta el viento
sueño que una lengua afiebrada
me lima los pezones
se hontana el ardor entre mis piernas
no sé de dónde me viene esta saliva
no es mía, no es mía.

Tetas como pirámides
en el espejo del baño
que apenas alcanzo
no hay suficiente carne y sueltas
no quiero que estén.
¡Pican!
¿Quién puede disfrutar,
quién puede querer
triángulos en el pecho
enlomado como camello?

El escudo se atasca
resbala
¿con qué me voy a defender?

 

De “Los sitios de mi cuerpo”

 

DANIEL MONTOYA

 

  


La araña de agua

 


La araña de agua se asoma a la superficie, toma aire y, como por arte de magia, hace aparecer la burbuja. Desciende con la burbuja, mete adentro la presa conseguida y por último entra ella.

Debajo del agua, dentro de la burbuja, la araña pasa desapercibida para los depredadores de la superficie. Acomodada en su frágil oasis se toma su tiempo para chupar la presa. Es la única araña que sabe que una casa se construye todos los días.

Y la burbuja la espera. Es la única casa que espera que su habitante termine de comer.

 

 

FERMÍN VILELA

 

  


Apunte

 


Le doy una mano al peregrino,
escribo sólo de mañana, anoto
cómo tu cintura se abre al diseño
de otro mar posible y la ternura, herida,
agoniza en una playa. Se alejará aquél peregrino
al sacudir su pescado vivo, la pequeña ofrenda,
no sea cosa el mar se trague otros niños,
deje al pueblo sin pesca, me distraiga de tus ojos
cerrados gracias al beso que recibo en la frente
y el peregrino se consume y nos saluda desde lejos,
deja huellas en la arena de erosión, se hace abismo
al mirarnos, dice en voz baja por favor vuelven.

 

ALEXIS ROMERO

 

 


 

Esa forma de decir salvación

esquivos saltan entre las frutas
que no tentaron a nadie

inclinados los árboles ante la quietud del límite
que tarde o temprano nos dirá
lo que no debimos celebrar

la mano reposa y marca el señorío
donde todo se pudre de abundancia
y uno agradece que haya sido así

como una siembra
en el cielo de los colgados en las púas
esa forma de decir salvación

 

 

MELISSA OLIVARES

 

 

 

A Michel Foucault

 


Toma una piedra

no la arrojes a ningún lado

no sirve para el daño

Toma una piedra

clava cualquier objeto en ella

llénala de agua hasta volverla sal

o arena o algo en partículas o particular

así tu vida será menos ansiosa de ser más grande de lo que te da el tamaño

Ahora, recuerda la piedra

recuerda que la dañaste, que la llenaste de agua cuando no quería

que le clavaste objetos para sentir que podías pasar por lo impenetrable

por lo dúctil de su condición

Entonces, luego de todo eso

cúlpate por dañarla

busca otra nueva,

vuelve a hacer la regla de la desaparición particular

y no cuentes que el que se mataba cada vez eras tú

 

ALFREDO HERRERA FLORES

 

 


Ítaca

 


Arrepentido, detenido frente a una lucerna extraviada,
viendo llover,
diciendo que lejano está
cualquier recuerdo que provoque silencio
y horror, esperando a que la inmortalidad me sorprenda,
decidiendo volver, partir.
Silencio mineral. Animal de campo abierto.
¿Cómo decir que nada espero? En Ítaca corro peligro,
fuera de Ítaca corro del peligro.
Cuando escampe el cielo derramará
colores sobre la cabeza de los traficantes,
partiré entonces con dirección desconocida
porque habré de escribir
por el resto de mis días para no morir.
Tengo miedo a morir
atravesado por una palabra errada y no poder pronunciarla.

 

De: “Causas naturales”