lunes, 17 de febrero de 2014

TOMÁS SEGOVIA


  

Canciones sin su música


Porque te voy a ver tal vez mañana
y porque aún palpita aunque dolido el tiempo
por un instante pacto con mi historia
puedo al fin dar tu rostro a este abandono
poner mi nombre a aquél que desangraste
llamar mi vida a este naufragio
saber que fue todo verdad tu amor
y fue tu desamor verdad del todo
eras tú quien me alzaba de la sombra
y hecha sombra impensable eras tú quien me hería
confieso que te quise salvadora o maligna
mi esplendor o mi muerte eran tu ministerio
y yo te amaba en todos tus poderes
todo lo supe fue ese abismo el que quise
y hoy todavía para mí ya no hay mañana
sino por la violencia con que espero
por mi bien o mi mal volver a verte
una vez más una sola vez más
siempre una sola siempre
una misma vez más.


LEOPOLDO MARÍA PANERO



El Circo


Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma
lanzando gritos y bromeando acerca de la vida:
y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siempre
cómo se balancean los trapecios. Dos
atletas saltan de un lado a otro de mi alma
contentos de que esté tan vacía.
Y oigo
oigo en el espacio sonidos
una y otra vez el chirriar de los trapecios
una y otra vez.
Una mujer sin rostro canta de pie sobre mi alma,
una mujer sin rostro sobre mi alma en el suelo,
mi alma, mi alma: y repito esa palabra
no sé si como un niño llamando a su madre a la luz,
en confusos sonidos y con llantos, o bien simplemente
para hacer ver que no tiene sentido.
Mi alma. Mi alma
es como tierra dura que pisotean sin verla
caballos y carrozas y pies, y seres
que no existen y de cuyos ojos
mana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seres
sin cabeza cantarán sobre mi tumba
una canción incomprensible.
Y se repartirán los huesos de mi alma.
Mi alma. Mi
hermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí.



JUAN BELLO SÁNCHEZ




Últimos poemas


  
4

Pegué mi oreja a la puerta
y pude escuchar el mar y las hogueras
que pasaban entre los dedos de una playa
y al final una niña bailaba
con un racimo de rosas atado a su tobillo.




MUNIR HACHEMI GUERRERO




Sin título



El tiempo es un sepulcro derramado sobre un sepulcro.
Un trino que gorgotea desde honduras incompletas.
La conjunción de cuerpos y gargantas en un solo Caos.
La negación de sí mismo.
El poema es el cadáver desplazado de unos niños en el tiempo.

La poesía es una sucesión de fosas
que gotean
un recién nacido aferrado al asa
de un chupete pérfido que no necesita
y ya envuelve la noche
que ha aprendido a no atrapar.
La poesía es la confirmación del loco.

La locura es un batir de acordes transitorios que aletean
golpeando nuestros rostros
y culpándonos por no haber emprendido la travesía
sur le bateau ivre Chopin estaba loco Borges las metáforas Mallarmé la derrota el
fracaso y
el alcohol debe de ser un caldo que conserva la cordura,
pues he visto a hombres en esquinas
y viceversa.
Hombres.

Los hombres sois un poema
capaz de leerse a sí mismo
y yo os envidio
pues mi cráneo ya se ha cascado
de tanto llamar a las puertas del Tártaro
y Lynch Paganini Nietzsche
y sus monstruos se sumergen
en las ruinas del tiempo por venir.
¿Y qué es el tiempo?

El tiempo es la continuidad de los sepulcros.



MIGUEL HERNÁNDEZ

  

  
Teruel



Líster, la vida, la cantera, el frío:
tú, la vida, tus fuerzas como llamas,
Teruel como un cadáver sobre un río.

La efusión de las piedras y las ramas,
la vida derramando un vino rudo
cerca de aquel cadáver con escamas.

Aquel cadáver defendió su escudo,
su muladar, su herrumbre, su leyenda:
pero la vida prevalece y pudo.

Por mucho que un cadáver se defienda,
la muerte está sitiada, acorralada,
cercada por la vida más tremenda.

Ni con la condición de la nevada
el círculo de hogueras se deshace,
se rompe el cerco de la llamarada.

No hay quien lo enfríe, quien lo despedace.
Retrocede la helada en las orejas
de este fuego vital que sopla y hace.

Contra la muerte, contra sus ovejas,
quemando de bravura el armamento,
disparas las pasiones y las cejas.

Líster, la vida, piedra del portento,
necesita una forma victoriosa,
y habrás de trabajarla con tu aliento.

Cantero de la piedra en cada cosa,
exiges la materia de tu hispano
granito, que es la piedra más hermosa.

En el granito se probó tu mano,
como en la harina, el yeso y la madera
se prueba tanto puño de artesano.

Eso es hacer la mano duradera,
y eso es vivir a prueba de peñones,
y eso es ahondar la sangre y la cantera.

Sobre el cadáver de Teruel te impones,
y el alma en los disparos se te escapa
frente a la nieve y a sus municiones.

Impulsos con el aire de tu capa
das a tu potro, puesto en cada instante
a recobrar las pérdidas del mapa.

Yo me encontré con este comandante,
bajo la luz de los dinamiteros,
en el camino de Teruel, delante.

Han cogido a la muerte los canteros
la primera ciudad, y en esta historia
se han derramado varios compañeros.

En su sangre se envuelva la victoria.


JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ





Aymant




Como a Bennvenuto Cellini -hacia quien experimento mayor
inclinación de la que tengo por los otros maestros del
Quattrocento-, me gusta vagar por la arena abandonada por
la marea, recogiendo conchas, guijas
Claude Lévi–Strauss



…Las viejas playas. A las que siempre
algo
te lleva. Como ningún otro latido
del mundo, esas orillas…

Caminas por el filo de las aguas. El sol que las traspasa,
ese velo cristalino,
y esas conchas
medio enterradas en la arena, y esas cintas
azules
que la luz dibuja.

No es tu memoria
quien reconoce,
donde existe depositada esa luz, esos colores,
estas orillas transparentes, la sensación
de la mar en tus dedos.
Es una dicha sin pasado. Sólo su instante
de exaltación, la
Vida
más allá
de lo comprensible.