lunes, 3 de agosto de 2020


UMBERTO SENEGAL




La oscura noche
tampoco se compadece
de mis violetas.

PEDRO PRADO





Amor y juventud



Amor y juventud ambos se han ido,
Y a todo a despedirse se apresura,
De tanto sol que ardiera, aun perdura
La blanca luna como sol de olvido.

Inútil queja por lo ya perdido;
Silencio de la humana desventura
Al contemplar la inmensa noche oscura,
Apagando a la vida y su sentido.

Todo pasó, más ¿qué es lo que ha pasado?
Ardió nuestra existencia tan a prisa,
Que ha dejado ceniza de ceniza,

Polvo hecho de polvo y dispersado.
Yo todo mi vivir es tan oscuro;
Ni aun de haber vivido estoy seguro.



MANUEL MAGALLANES





Adoración



Tus manos presurosas se afanaron y luego,
como un montón de sombra, cayó el traje a tus pies,
y confiadamente, con divino sosiego,
surgió ante mí tu virgen y suave desnudez.

Tu cuerpo fino, elástico, su esbelta gracia erguía.
Eras en la penumbra como una claridad.
Era un cálido velo que toda te envolvía,
la inefable dulzura de tu serenidad.

Con el alma en los ojos te contemplé extasiado.
Fui a pronunciar tu nombre y me quedé sin voz....
Y por mi ser entero pasó un temblor sagrado,
como si en ti, desnuda, se me mostrara Dios.


ROQUE ESTEBAN SCARPA





Querías que fuese ángel



Querías que fuese ángel
para vivir en tus sueños.
Me despojé de manos y de ojos,
y la carne y la sangre, y aun el aire,
y olvidaste tu sueño.



CARLOS PEZOA VÉLIZ






A una morena



Tienes ojos de abismo, cabellera
llena de luz y sombra, como el río
que deslizando su caudal bravío,
al beso de la luna reverbera.

Nada más cimbrador que tu cadera,
rebelde a la presión del atavío...
Hay en tu sangre perdurable estío
y en tus labios eterna primavera.

Bello fuera fundir en tu regazo
el beso de la muerte con tu brazo...
Espirar como un dios, lánguidamente,

teniendo tus cabellos por guirnalda,
para que al roce de una carne ardiente
se estremezca el cadáver en tu falda...


IBRAHIM SALL






Extraños hermanos



Adónde vais
extraños hermanos
cuyos ojos agudiza la noche
con nuestro equipaje en las caderas.

Adónde vais
extraños hermanos
cuyo paso extiende la noche
entre las piernas las lenguas de nuestras independencias.

Adónde vais
extraños hermanos
cuyo apetito acentúa la noche
con los tallos de nuestras cosechas entre los dientes.

Pero a dónde vais pues,
extraños hermanos
extraños hermanos.