lunes, 27 de junio de 2022


 

LUCY CRISTINA CHAU

  

 

Noticiero

 

 

Aquella voz

que nunca tuvo miedo

hoy cuenta mis tragedias

en términos de daños materiales,

por eso me dan sábanas nuevas

y un colchón

en el que no están tus sudores,

ni mis sueños.

 

 

FABIÁN GUERRERO

 

 

 

Nunca, como ahora,

Se espera una oportunidad.

 

Cualquier ilusión vana.

 

Un simple intercambio de palabras, por ejemplo,

O el tirón interno de una estúpida felicidad.

 

Nadie quiere ser definido por la noche

O sacado a la fuerza por la parte trasera.

 

Habríamos querido llegar a ser nosotros mismos, al menos,

O acaso corregir el mundo.

 

Pero había una trampa

Y eso entrañaba un borde.

 

Ahora que ya no es trampa

Que solo es borde

O lo que hemos sido.

 

 

OMAR LARA

 

 


14

 

 

Me he sentado a la mesa de los menesterosos

es decir

a la mesa

que guardaba mi nombre y me llamaba

llueve y hay barro en las botas y en los torpes zapatos

y en el aire un canturreo que sube al alto techo

y en la garganta una picazón

y en el estómago un barril sin fondo

y en los mesones el pescado las papas la ensalada

y un vinilo para hacer sed

y empanadas para hacer hambre

y el pebre que no puede faltar

y un vaso de mezcal que trajo un dulce cuate

mezcal

bueno

por si algo anda mal

y si todo anda bien

bueno también

dice mi cuate

 

De: “Crónica de un regreso”

 

MARCO MARTOS

 

 

 

Última hora de Abderramán III

(Córdoba, año 961)

 

 

Muere el sol en la mezquita de Córdoba

y nace la noche en mi corazón. Y nunca más.

Mañana el astro volverá a su rito

y no habrá corazón en la oscuridad definitiva.

Astrolabios, relojes de arena, arrugas de mi rostro,

calendarios del Nilo, memoria de los creyentes,

soldados de mi espada, todos saben

y comentan cómo han goteado

cincuenta años de emirato y califato.

Tesoros, honores, placeres,

todo lo he tenido, todo

lo he desperdigado.

Mis rivales, los más grandes,

me estiman, me temen, me envidian,

besan protocolariamente el suelo sagrado

y suben arrastrándose hasta mi trono.

Todo aquello que los hombres desean

me ha sido donado por el cielo.

La noche viene. Cantan los pájaros.

En este tiempo largo de aparente

contentamiento he guerreado en Toledo,

en Mérida, en Zaragoza, he vencido

en todas las batallas, todas

las perfidias del reino las he dominado.

Las más hermosas mujeres de al-Andalus

me han sonreído en mi lecho, cada alborada.

La noche viene. Ya callan los pájaros.

Antes de irme quiero contar

los días en que fui feliz. Mi memoria

escudriña el pasado: sólo son catorce.

Creyentes, mortales, aprecien conmigo

la grandeza del mundo y de la vida.

La noche llega. Me llamaba Abderramán III.

Ésta es mi última palabra.

 

 

 

 

FERNANDO HUAROTO

 

  

 

cinco

 

 

noche y niebla

amortiguándose

remolinada

en la perpleja ley

del murmullo

de los sueños.

 

 

 

JOHN ASHBERY

 

  

Eco tardío



Solos con nuestra locura y nuestra flor favorita
vemos que no hay de veras nada acerca de qué escribir.
O más bien, es necesario escribir acerca de las mismas cosas.
de la misma manera, repitiendo las mismas cosas una y otra vez
para que el amor continúe y sea gradualmente diferente.
Las colmenas y las hormigas tienen que ser reexaminadas eternamente
y el color del día registrado
cientos de veces y variado de verano a invierno
para que se enlentezca el ritmo hasta una auténtica
sarabanda y se entrevere allí, vivo y reposado.

Sólo entonces la falta de atención endémica
de nuestras vidas puede enroscarse alrededor de nosotros , amistosa,
y con un ojo puesto en esas largas sombras teñidas y afelpadas
que hablan tan hondo a nuestra falta de preparación y
conocimiento acerca de nosotros mismos, los motores parlantes de nuestro día.