sábado, 26 de julio de 2014

LUIS PALÉS MATOS


 

Místico

 
 
Envuelta en una magia de rosados candores,
Sobre un reclinatorio de nardos y azahares,
Tu cuerpecito lleno de inocentes temblores
Dormía su narcisismo, ajeno a las pesares.

Velaba tu alma honesta vago romanticismo:
Doradas mariposas, quiméricos jardines,
Fuentecillas gimiendo en su solitarismo
Como un encantamiento de notas de violines.

Abismada en el prisma que la niñez ponía
Ante tus ojos, negros como los sinsabores,
Tu vida era crátera de rica fantasía.

Y, núcleo de una alegre cáfila de rumores,
Eras como el preludio de suave melodía
Que el céfiro nocturno remeda entre las flores.

 

 

 

REINALDO SILVESTRI


 

Mujer mar

 

El incesante mar
que en tus ojos grita,
abre caminos
a mi pensar marino.
Surges ola gigante
a romper mis arenas
y despiertas vendavales
de fogajes ocultos...
Hay días en que duermes
reposada en las velas.
Luego te revientas
en ímpetus playeros
y destrozas murallas
y conquistas islas
de niveles proscritos.
Por pensarte te miro
en noches en que echada
en tu red de tinieblas,
parece que sollozas
remotas latitudes...
A días hecha sol
te relames de sales.
Me pulsas y me arrastras
como piedra de gloria
a tus suaves delirios.

 

 

 

 

RUFINO HUÉRTAS


 

Decepción

 

A las puertas llamé de la Verdad
y salió a recibirme la Mentira;
entonces me quedé como el que mira
al fuego, destruyendo a la heredad.

Quise ver después a la Amistad
y la hallé transformada en una lira
en que vibra la cuerda que se estira
con mayor o menor intensidad.

Después de tan amargo desengaño,
retiréme a mi hogar, entristecido
lamentando el error en que he vivido.

Entre tanta mentira y tanto engaño
hoy me es indiferente cuanto veo
y ni en la paz de los sepulcros creo.

 

 

RAFAEL CUEVAS ZEQUEIRA


 

La canción de la belleza

  

Cuando Ríes:

En la risa seductora de tus labios carmesíes,
hay arpegios que no sabe modular un ruiseñor;
hay cadencias deliciosas en que bulle la alegría,
y en el pétalo encendido de tu boca de ambrosía,
hay caricias que subyugan y hay perfume embriagador.

Cuando Miras:

En la noche de tus ojos con que anhelos mil inspiras,
hay destellos que los astros no pudieran imitar;
y refulgen tus miradas de radiantes centelleos:
resplandores misteriosos de la hoguera del deseo,
a la luna dando envidia cuando riela sobre el mar.

Cuando Lloras:

En tu rostro peregrino con que a todos enamoras,
hay tristezas desoladas que subliman tu beldad;
y en la célica armonía de tu imagen, se retrata,
cuando aleve alguna pena te castiga o te maltrata,
de una virgen sin amparo la doliente majestad.

¡Oh, mujer de mis delirios! Cuando alegre tú sonríes,
yo me muero por un beso de tus labios carmesíes.
Me deslumbra si me miras, de tus ojos el fulgor;
mas, si lloras, enmudece, con tu llanto mi ansia loca,
y una voz dice en el fondo de mi pecho que te invoca
¡que es sagrada la belleza, con el nimbo del dolor!

 

 

 

LUIS MUÑOZ RIVERA



Abismos

 

Dios puso en los abismos del espacio
esos vapores tenues,
que, en nube convertidos, se coloran
con tinta suave cuando el alba viene.

La nube engendra el rayo
que esparce por doquier estrago y muerte:
¡culpad a Dios, que derramó en la altura
del huracán el germen!

Dios puso en el cerebro esas ideas
que poderosas crecen
y, comprimidas sin piedad, estallan
soberbias, indomables y rebeldes.

La rebelión engendra
brisas de fuego y ráfagas de muerte:
¡culpad a Dios que puso en el cerebro
del huracán el germen!

 

 

 

 

RAFAEL RIVERA OTERO


 

Resignación

  

¿Qué tienes, pobre árbol, que al camino te inclinas
como si te agobiara tu corona de espinas?

El polvo te sofoca y en su carrera loca
tus hojas que eran verdes en amarillas troca.

En vez de amar las nubes amas al pobre barro
que salpica las ruedas rechinantes del carro.

Y aún así en tu miseria te inclinas al camino
como queriendo darle tu sombra al peregrino.

Es humilde tu vida al parecer, más cuando
la brisa pasa leda por tus hojas, cantando,

yo sé que te estremeces de emoción, y que sabes
entender lo que dicen en tus ramas las aves.

Cuando el viento iracundo trae amagos de muerte
y sacude tus hojas, te he visto estremecerte

de rabia. Yo conozco que en tu savia se agita
algo que sufre y calla, que sueña... ¡Oh, infinita

ilusión! Yo conozco que existe en tu destino
un anhelo muy grande por seguir el camino.

Quieres ser el origen de tus propias mociones,
no servir de juguete pueril a los ciclones.

Odias la inercia. Quieres seguir la caravana,
pero si aún es más triste, ¡la caravana humana!

Donde estás haces bien. Donde estás sueñas, vives.
¡Quién habrá que reciba más de lo que recibes!

Resignación.... Soporta con sonrisa de estoico
el callado tormento de tu vivir heroico.

Sonríe a todo: al cielo, al ciclón, a las brisas,
¡y verás como todos te devuelven sonrisas!

Pon un poco de gracia sobre tu negro sino
para brindar tu sombra sedante al peregrino.

Y sentirás, pobre árbol que al camino te inclinas,
cómo ya no te agobia tu corona de espinas.