"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 25 de agosto de 2017
AMALIA LATEANO
De mis ensueños
Soñar
que te he ganado en el combate,
sería más que nada, la quimera,
de la ninfa que fuera compañera
en la surgida noche, que delate.
Espera, llegarás a mi rescate.
Olvido tan ansiado, no acaeciera
para mirar la mano que asintiera:
Porque será el destino, nuestro embate.
Pasan largos los días y las noches.
Quiero robarte frío en el abrazo.
Resguardarte mi amor en tu cintura.
sería más que nada, la quimera,
de la ninfa que fuera compañera
en la surgida noche, que delate.
Espera, llegarás a mi rescate.
Olvido tan ansiado, no acaeciera
para mirar la mano que asintiera:
Porque será el destino, nuestro embate.
Pasan largos los días y las noches.
Quiero robarte frío en el abrazo.
Resguardarte mi amor en tu cintura.
GONZALO ROJAS
A la salud de André Breton
Contigo y con el
viento teníamos todo
lo que necesitábamos
B. C.
lo que necesitábamos
B. C.
I
Y la Mosca decía, qué decía la Mosca: no es para tanto,
nunca es para tanto, la nariz
no es para oler, y todos reventamos:
tel qu'en Lui-même enfin l'éternité le change.
Hasta el siglo veintiuno, si vuelves. La comedia
se acabó, y el océano y el pescado perdido.
Y la Mosca decía qué decía la Mosca : se remata este
muerto,
cuánto por su cabeza de león milenario,
por su arrogancia etrusca y el aire de marfil,
cuánto por sus errores, baila y baila serpiente,
o se hunde este volcán con la vieja ceniza.
Ahí vas trotando adentro del carro de mudanzas, oh París
lúcido en tu diamante. Ahí decimos: —Espéranos.
Ahí te echamos los pétalos este setiembre sucio. No
podríamos.
Las lilas de la lluvia para decirte adiós.
Y allí mismo Nadja llorando, y el enigma.
nunca es para tanto, la nariz
no es para oler, y todos reventamos:
tel qu'en Lui-même enfin l'éternité le change.
Hasta el siglo veintiuno, si vuelves. La comedia
se acabó, y el océano y el pescado perdido.
Y la Mosca decía qué decía la Mosca : se remata este
muerto,
cuánto por su cabeza de león milenario,
por su arrogancia etrusca y el aire de marfil,
cuánto por sus errores, baila y baila serpiente,
o se hunde este volcán con la vieja ceniza.
Ahí vas trotando adentro del carro de mudanzas, oh París
lúcido en tu diamante. Ahí decimos: —Espéranos.
Ahí te echamos los pétalos este setiembre sucio. No
podríamos.
Las lilas de la lluvia para decirte adiós.
Y allí mismo Nadja llorando, y el enigma.
II
—Nunca fui de La Charca, la belleza será convulsiva,
denuncio a los adeptos,
o no será. Salud, salud en el relámpago.
Correr, correr corriendo escala arriba. Corto lo más alto
en la arteria de la asfixia,
y el espejo trizado, soy el vidrio esta sangre que yo mismo
en el suelo: va a gotear.
Vine a decir que nada, que nunca, que nacemos.
denuncio a los adeptos,
o no será. Salud, salud en el relámpago.
Correr, correr corriendo escala arriba. Corto lo más alto
en la arteria de la asfixia,
y el espejo trizado, soy el vidrio esta sangre que yo mismo
en el suelo: va a gotear.
Vine a decir que nada, que nunca, que nacemos.
III
Lo que te debe toda la escritura del mundo, y el
oxígeno,
lo que
te debe la locura de la razón y el mar de las tormentas,
lo que el ojo y la mano te deben, lo que el vidrio de las cosas,
lo que la libertad,
la preñez, la niñez, lo que las nueve larvas
del caos, y de golpe estamos vivos.
Y el loco amor, lo que te debe el loco amor
de los desnudos, el Aullante.
Cráteres los sentidos, todo se abre y se cierra, y el loco,
loco amor.
De este polvo vinimos, de este olor al cuchillo de este beso
de esta mujer de este hombre, y el aire, el aire, el aire,
para que venga el único, y escriba el otro lado
del vaivén de las cosas, el pentagrama abierto, y espéranos,
el sol
del último vidente que anduvo entre nosotros,
cóndor sin madre: nadie, pero todos y todo, cuando pasan
los días de la tierra
y el juego está jugado, y esas tablas terribles.
lo que
te debe la locura de la razón y el mar de las tormentas,
lo que el ojo y la mano te deben, lo que el vidrio de las cosas,
lo que la libertad,
la preñez, la niñez, lo que las nueve larvas
del caos, y de golpe estamos vivos.
Y el loco amor, lo que te debe el loco amor
de los desnudos, el Aullante.
Cráteres los sentidos, todo se abre y se cierra, y el loco,
loco amor.
De este polvo vinimos, de este olor al cuchillo de este beso
de esta mujer de este hombre, y el aire, el aire, el aire,
para que venga el único, y escriba el otro lado
del vaivén de las cosas, el pentagrama abierto, y espéranos,
el sol
del último vidente que anduvo entre nosotros,
cóndor sin madre: nadie, pero todos y todo, cuando pasan
los días de la tierra
y el juego está jugado, y esas tablas terribles.
MARTA MIRANDA
Camina
por el borde
contempla
el impecable espejo
Dice la nadadora:
no hay
como sumergir el cuerpo
en la superficie azul
En un punto preciso
se detiene y calcula la distancia
respira profundo
alza los brazos
Es corto el movimiento
las piernas se flexionan
y empujan el cemento
el resto cae al agua
por su propio peso
De: “Nadadora”
contempla
el impecable espejo
Dice la nadadora:
no hay
como sumergir el cuerpo
en la superficie azul
En un punto preciso
se detiene y calcula la distancia
respira profundo
alza los brazos
Es corto el movimiento
las piernas se flexionan
y empujan el cemento
el resto cae al agua
por su propio peso
De: “Nadadora”
ÓSCAR HAHN
ANA ROMANO
Variaciones
¿Qué
cambia
si
escala la fortaleza?
¿Qué
queda
donde
rige lo aciago?
Propongo
o no
propongo
mendrugos
al
costado.
JOSE MANUEL ARCE
Tengo
ganas de un poco de entusiasmo
que no siento hace tiempo.
No sé por qué no sabe a nada vivo
ni el mes, ni la avenida, ni la luz, ni el orgasmo.
En realidad también tengo la culpa
y me declaro honestamente reo de una gris negligencia
que por todo mi cuerpo se pasea
y que de todo mi fervor disfruta.
Pero, además, declaro
que han entrado en mis días muchas gentes
armadas de agresivas pasividades turbias
y han saqueado mis horas una a una
hasta dejarme sólo esta inopia profunda.
Han tomado mis sueños,
mis molares,
mis palabras usuales
y mis vísceras.
Con mis ideas han envuelto carne
y ropa sucia con mi vida íntima.
Protesto.
Yo protesto.
Tengo ganas de un poco
de entusiasmo tardío y trasnochado,
del estricto, del justo y necesario
para morir mi almuerzo.
que no siento hace tiempo.
No sé por qué no sabe a nada vivo
ni el mes, ni la avenida, ni la luz, ni el orgasmo.
En realidad también tengo la culpa
y me declaro honestamente reo de una gris negligencia
que por todo mi cuerpo se pasea
y que de todo mi fervor disfruta.
Pero, además, declaro
que han entrado en mis días muchas gentes
armadas de agresivas pasividades turbias
y han saqueado mis horas una a una
hasta dejarme sólo esta inopia profunda.
Han tomado mis sueños,
mis molares,
mis palabras usuales
y mis vísceras.
Con mis ideas han envuelto carne
y ropa sucia con mi vida íntima.
Protesto.
Yo protesto.
Tengo ganas de un poco
de entusiasmo tardío y trasnochado,
del estricto, del justo y necesario
para morir mi almuerzo.
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