"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 31 de mayo de 2018
GUSTAVO OSORIO DE ITA
III
[Un par de zapatos]
y has
andado Vincent son testigo los zapatos que dejaste a un lado de la cama
las profundas calas en los costados el desgaste manifiesto
de la cara anterior lo raído y mondo
del cuero la forma
ya torva hosca casi
siendo ya otro objeto
inútil demacrado
roto aherrumbrado por las sucias aguas
ajado envejecido porque no supiste nunca
a dónde porque vienes por las noches Vincent te rindes en tu cama
de pobre y son testigos de tu llanto azul de tu largo y amargo trasiego estos zapatos
las profundas calas en los costados el desgaste manifiesto
de la cara anterior lo raído y mondo
del cuero la forma
ya torva hosca casi
siendo ya otro objeto
inútil demacrado
roto aherrumbrado por las sucias aguas
ajado envejecido porque no supiste nunca
a dónde porque vienes por las noches Vincent te rindes en tu cama
de pobre y son testigos de tu llanto azul de tu largo y amargo trasiego estos zapatos
De: “Cuatro retratos para Vincent”
EZRA POUND
MING DI
Bosque lluvioso
10
minutos de sol. 10 minutos de lluvia.
Se turnan para visitarnos tan rápido como
es posible imaginar. Tan pronto como consigo
secar mi blusa al sol, comienza a llover de nuevo.
Simplemente la dejo mojarse. Las mariposas bailan alrededor
como si estuvieran ebrias por el agua de lluvia. Vuelan 100 pies a la izquierda,
100 pies a la derecha, vuelan hacia mí y revolotean sobre mis hombros.
Las flores parasitarias se ven tan coloridas, como flores de plástico,
lavadas por la lluvia, más y más brillantes,
como el español latino que hace crecer sus propias raíces en América Latina.
El poeta maya de Guatemala dice que el español es bueno para la poesía
con su música y ritmos. Él dice que es fácil escribir poesía
en español. El maya es su lengua madre pero es difícil para la poesía.
Él escribe cada línea esforzándose. Él escribe con el alfabeto romano.
Quiere escribir buenos poemas en maya, cada pieza tiene que ser arte,
una pintura, una canción, la estructura de un edificio. Él camina de un lado a otro,
como un pequeño cangrejo. Es una hermosa tarde. Grabo el sonido del viento,
del mar, de la lluvia e incluso de los rayos del sol. Todo tiene sonido, a metal
o a porcelana, moderno o antiguo. Excepto los pequeños cangrejos frente a mí,
la gran flor de jade tras de mí y el poeta maya. Su largo cabello
en el viento, en los rayos del sol. Toda la playa nos pertenece, a nosotros en cada uno
de nuestros reinos, sin interferir el uno con el otro. Una tarde tranquila
con el sonido del viento, de la lluvia, del mar, del sol.
Se turnan para visitarnos tan rápido como
es posible imaginar. Tan pronto como consigo
secar mi blusa al sol, comienza a llover de nuevo.
Simplemente la dejo mojarse. Las mariposas bailan alrededor
como si estuvieran ebrias por el agua de lluvia. Vuelan 100 pies a la izquierda,
100 pies a la derecha, vuelan hacia mí y revolotean sobre mis hombros.
Las flores parasitarias se ven tan coloridas, como flores de plástico,
lavadas por la lluvia, más y más brillantes,
como el español latino que hace crecer sus propias raíces en América Latina.
El poeta maya de Guatemala dice que el español es bueno para la poesía
con su música y ritmos. Él dice que es fácil escribir poesía
en español. El maya es su lengua madre pero es difícil para la poesía.
Él escribe cada línea esforzándose. Él escribe con el alfabeto romano.
Quiere escribir buenos poemas en maya, cada pieza tiene que ser arte,
una pintura, una canción, la estructura de un edificio. Él camina de un lado a otro,
como un pequeño cangrejo. Es una hermosa tarde. Grabo el sonido del viento,
del mar, de la lluvia e incluso de los rayos del sol. Todo tiene sonido, a metal
o a porcelana, moderno o antiguo. Excepto los pequeños cangrejos frente a mí,
la gran flor de jade tras de mí y el poeta maya. Su largo cabello
en el viento, en los rayos del sol. Toda la playa nos pertenece, a nosotros en cada uno
de nuestros reinos, sin interferir el uno con el otro. Una tarde tranquila
con el sonido del viento, de la lluvia, del mar, del sol.
LETICIA HERRERA
Para hacer el amor
creer
que para hacer el amor
basta
con que haya dos
cuyas
ganas se conjugan
es como
creer que las manos
sirven
sólo par a decir adiós
CINZIA MARULLI
Mi tumba
Cuando
esté dentro de mi tumba
me
sentaré a mirar el mar
y
esperaré que me vuelva polvo
entonces
podré escuchar los discursos secretos
y
viajar a los lugares donde nunca estuve
podré
hablar con el viento
y
caminar junto con las nubes
Iré a
la casa de todos los poetas y
hurgaré
en sus cajones
Cuando
esté dentro de mi tumba
ya no
habrá frío y podré
pasear
sin miedo a enfermar
me
sentaré en un banco
y leeré
todos los libros que no he leído aún
No
existirá tampoco el Tiempo
y yo me
quedaré joven para siempre
me daré
laca a las uñas
y me
ataré el pelo con briznas de hierba
Cuando
esté dentro de mi tumba
me
lavaré el alma con las palabras
serán
ellas mis plegarias.
De: “Las mantas de Dios”
miércoles, 30 de mayo de 2018
VILMA TAPIA
He soñado...
He
soñado con tu cama deshecha
y tu cuerpo desnudo
pegado al mío.
y tu cuerpo desnudo
pegado al mío.
He
soñado con la colmena de tu boca
con el mar de tu boca.
con el mar de tu boca.
Me he
soñado abeja en ti
sirena tuya.
sirena tuya.
Vengo
con...
Vengo
con las manos llenas
y en la voz, el viento.
y en la voz, el viento.
Canto
un nido de luz, un arroyo
el pan, la sombra.
el pan, la sombra.
Canto y
mis cantos germinan.
Me
inclino ante aquellos ojos más tristes que los míos.
Soy
regazo
caricia
santa y milagrosa.
caricia
santa y milagrosa.
ADRIAN SOTO
Dispersión de la luz
(Gebirgslandschaft mit Regenbogen)
Tras la
lluvia tardía
observo
el cielo confuso
perfilar
la penumbra en la montaña.
Nubes
oscuras se dispersan
y las
partículas de humedad refulgen
ante el
sol que se retira:
un
espectro de luz se abre
brillante
en el aire…
Pienso
entonces que cada ser es un cristal
que
proyecta la luz y la refracta:
un arco
luminoso
suspendido
sobre
la lúgubre oscuridad de la montaña.
ALFREDO R. PLACENCIA
El mal turiferario
He salido, a la postre, muy mal turiferario.
Culpa fue de mi casa que no tuvo costumbre
ni de quemar incienso, ni de avivar la lumbre,
ni de andar de rodillas más de lo necesario.
Por eso chasqueó el látigo sobre la espalda mía,
y perdí para siempre la quietud de mi Valle,
y salí sentenciado a pasar todo el día
azotando la calle…
Se me doró la jaula por dorarme el castigo.
Yo me abrazo al oprobio de mi jaula y me digo:
"¿Qué adelanto con eso...?"
Aunque tenga la cárcel el varillaje de oro,
¿no será verdad siempre que está el pájaro preso…?
Me hace falta mi Valle, mi silencio que adoro
y aquel mi desamparo que iba siempre conmigo…
Me hace falta todo eso.
¡Al cabo era mi amigo…!
Mas, no extraño esta pena.
Hallo hasta necesario
el cúmulo de enormes desastres que me pasa.
Jamás supe de lumbre, nunca usé el incensario
ni nadie, que yo sepa, lo acostumbró en mi casa
He salido, a la postre, muy mal turiferario.
Culpa fue de mi casa que no tuvo costumbre
ni de quemar incienso, ni de avivar la lumbre,
ni de andar de rodillas más de lo necesario.
Por eso chasqueó el látigo sobre la espalda mía,
y perdí para siempre la quietud de mi Valle,
y salí sentenciado a pasar todo el día
azotando la calle…
Se me doró la jaula por dorarme el castigo.
Yo me abrazo al oprobio de mi jaula y me digo:
"¿Qué adelanto con eso...?"
Aunque tenga la cárcel el varillaje de oro,
¿no será verdad siempre que está el pájaro preso…?
Me hace falta mi Valle, mi silencio que adoro
y aquel mi desamparo que iba siempre conmigo…
Me hace falta todo eso.
¡Al cabo era mi amigo…!
Mas, no extraño esta pena.
Hallo hasta necesario
el cúmulo de enormes desastres que me pasa.
Jamás supe de lumbre, nunca usé el incensario
ni nadie, que yo sepa, lo acostumbró en mi casa
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . .
No salgo del asombro en que caí.
¡Oh estupendo
horadar de la gota que siempre está cayendo…!
No salgo del asombro en que caí.
¡Oh estupendo
horadar de la gota que siempre está cayendo…!
JAVIER ACOSTA
[Otra canción de samurai]
Cuando
no tuve silencio
le ofrecí canciones
le ofrecí canciones
Cuando
no tuve canciones
le ofrecí palabras
le ofrecí palabras
Cuando
no tuve palabras
le entregué mi voz
le entregué mi voz
Cuando
no tuve voz
le entregué pensamientos
le entregué pensamientos
Cuando
no tuve pensamientos
le entregué mis sueños
le entregué mis sueños
Cuando
no tuve sueños
le ofrecí el desvarío
le ofrecí el desvarío
Cuando
no estuve loco
no tuve nada ya para ofrecerle.
no tuve nada ya para ofrecerle.
De: “Largo viaje al presente”
ALFONSO COSTAFREDA
Y si algún día...
Y si
algún día el aire viene bueno
y todo se ilumina,
nada cabe esperar.
y todo se ilumina,
nada cabe esperar.
El
propio corazón rehusa el vuelo.
el dolor pesa más que la alegría.
el dolor pesa más que la alegría.
RICARDO MOLINARI
No;
volver a quererte, qué locura...
No; volver a quererte, qué locura,
qué cielo amargo me envenenaría
el ánimo, la sed, la noche pura
del sueño en que te vuelve a ver el día.
Qué bienaventuranza triste, dura,
es la de abrirme el pecho, tiranía
ardiente sin consuelo, flor oscura
espaciosa: clavel, soledad mía.
Frente de amor, ternura transparente.
No, sin cesar hacia el olvido: río,
niebla, isla, piedra, luna, esfera ausente;
ay, alto aire aterido, sin amigo,
primor inútilmente vuelto al frío,
a la memoria, sin nadie, contigo.
No; volver a quererte, qué locura,
qué cielo amargo me envenenaría
el ánimo, la sed, la noche pura
del sueño en que te vuelve a ver el día.
Qué bienaventuranza triste, dura,
es la de abrirme el pecho, tiranía
ardiente sin consuelo, flor oscura
espaciosa: clavel, soledad mía.
Frente de amor, ternura transparente.
No, sin cesar hacia el olvido: río,
niebla, isla, piedra, luna, esfera ausente;
ay, alto aire aterido, sin amigo,
primor inútilmente vuelto al frío,
a la memoria, sin nadie, contigo.
martes, 29 de mayo de 2018
CARMEN GONZÁLEZ HUGUET
5.
Siembre
tu corazón en labio ajeno,
aire que hiera el surco de mi oído;
y en él siembre su pecho estremecido
la palabra dolida y su veneno.
Siembre la luz ardiente el labio pleno
en quieta frente, en pensamiento herido.
Derrota ausencia, desamor, olvido,
la voz donde a vivir yo te condeno.
Desordena mi cielo, mi mañana,
mi vida entera mueve y equivoca
con la corriente que en tu labio mana.
Que me asesina el vino de tu boca
esta escasa cordura, cruel tirana.
Alóquemela, amor, su sal, aloca.
aire que hiera el surco de mi oído;
y en él siembre su pecho estremecido
la palabra dolida y su veneno.
Siembre la luz ardiente el labio pleno
en quieta frente, en pensamiento herido.
Derrota ausencia, desamor, olvido,
la voz donde a vivir yo te condeno.
Desordena mi cielo, mi mañana,
mi vida entera mueve y equivoca
con la corriente que en tu labio mana.
Que me asesina el vino de tu boca
esta escasa cordura, cruel tirana.
Alóquemela, amor, su sal, aloca.
ALLEN GINSBERG
A un viejo poeta en el Perú
Porque
nos encontramos en el atardecer
Bajo la sombra del reloj de la estación
Mientras mi sombra estaba muriendo en Lima
Y tu fantasma estaba muriendo en Lima
Vieja cara necesitando afeitarse
Y mi barba joven saltando
Magnífica como el pelo muerto
En las arenas del Chancay
Porque yo pensé erróneamente que estabas melancólico
Saludando tus 60 años de alto
que huelen a muerte
de arañas en el pavimento
Y saludaste a mis ojos
con tu voz aflautada
Erróneamente pensando que yo era genial
para un joven
(mi rock and roll es el movimiento de un ángel
volando en la ciudad moderna)
(tu agitación Oscura es el movimiento
de un serafín que ha perdido las alas)
Beso tu mejilla gorda (una vez mañana
Bajo el estupendo reloj del Desaguadero)
Antes que yo vaya a mi muerte en un accidente de avión
en Norte América (mucho tiempo atrás)
Y tú vayas a tu ataque al Corazón en una indiferente
calle de Sud América)
Ambos rodeados por comunistas chillando
con flores en el culo
tú mucho antes que yo
o sólo en una larga noche en un cuarto
del viejo hotel del mundo
observando una puerta negra
rodeada de pajaritas de papel.
Bajo la sombra del reloj de la estación
Mientras mi sombra estaba muriendo en Lima
Y tu fantasma estaba muriendo en Lima
Vieja cara necesitando afeitarse
Y mi barba joven saltando
Magnífica como el pelo muerto
En las arenas del Chancay
Porque yo pensé erróneamente que estabas melancólico
Saludando tus 60 años de alto
que huelen a muerte
de arañas en el pavimento
Y saludaste a mis ojos
con tu voz aflautada
Erróneamente pensando que yo era genial
para un joven
(mi rock and roll es el movimiento de un ángel
volando en la ciudad moderna)
(tu agitación Oscura es el movimiento
de un serafín que ha perdido las alas)
Beso tu mejilla gorda (una vez mañana
Bajo el estupendo reloj del Desaguadero)
Antes que yo vaya a mi muerte en un accidente de avión
en Norte América (mucho tiempo atrás)
Y tú vayas a tu ataque al Corazón en una indiferente
calle de Sud América)
Ambos rodeados por comunistas chillando
con flores en el culo
tú mucho antes que yo
o sólo en una larga noche en un cuarto
del viejo hotel del mundo
observando una puerta negra
rodeada de pajaritas de papel.
Versión de Marcelo Covian
IRENE SÁNCHEZ CARRÓN
Amanecer
Mientras duermes te miro.
Me recuerdas
el frío de las fuentes en los labios,
el prado debajo de la espalda,
la indescifrable danza de las nubes,
el dulce sabor de diminutos dedos en la masa,
la tierra en las uñas,
los pies mojados en los charcos,
los bolsillos repletos.
Contigo junto a mí
los días recobran la suave textura de la cera
y repiten mil veces el amanecer.
Contigo junto a mí
veo pasar de largo la tristeza.
De: "Escenas principales de un actor secundario"
Mientras duermes te miro.
Me recuerdas
el frío de las fuentes en los labios,
el prado debajo de la espalda,
la indescifrable danza de las nubes,
el dulce sabor de diminutos dedos en la masa,
la tierra en las uñas,
los pies mojados en los charcos,
los bolsillos repletos.
Contigo junto a mí
los días recobran la suave textura de la cera
y repiten mil veces el amanecer.
Contigo junto a mí
veo pasar de largo la tristeza.
De: "Escenas principales de un actor secundario"
JOSÉ MANUEL CABALLERO
Carnal fuego amoroso
Amor,
primera forma de vivir, escucha:
¿eres tú la tristeza que enciende mi destino,
o acaso sólo existes desde un ser que sonríe
mientras tiemblan sus ojos esperando en los míos remansarse?
Yo no sé si te tuve, ¡oh amor! , dulce manera de luchar,
no sé siquiera si alguna vez
tus vigentes, iniciadas, estremecidas manos
tejieron en mi piel su táctil alegría.
Un día -lo recuerdo lo mismo
que si ahora en mi pecho me llegara el instante-,
creyó mi corazón que tú lo restañabas,
que tú te debatías dentro ya de mi cuerpo,
doblándome la carne, derrotándola en dichas,
contra la humana tierra de un país hermosísimo.
Pero escúchame, amor, carnal fuego armonioso,
escúchame no quieto, no tendido a mis plantas,
sino allí donde reinas, donde en vuelo dominas,
¿ eras tú quien entonces refulgía en mi boca
desde otro ser que, amante, me centraba en el gozo?
Oh, no, no, tú no puedes oírme, tú no puedes hablarme,
porque aquello que el hombre más quisiera saber
responde siempre mudo dentro de su belleza.
Pero yo sí respiro los aires que tú sorbes;
sé que eres un pájaro que entre nubes desciende
hasta el lumbror premioso de los trinos,
o tal vez esta rosa familiar, llameante,
que derrama en sus pétalos tanta gloria de savias.
Estás allí, lo sé, bajo la tarde núbil,
bajo la noche y la mañana que por ti, brilladoras, renacen,
en los vientos que marchan y regresan un día
trayendo el mismo aroma virginal de las cumbres.
Y aquí, sobre esta humana vocación de ser piedra,
también es tu presencia la que late,
también es tu ternura, tu flagrante dominio,
el que enflora de vida los pechos que te ignoran.
Tú eres la luz de un paraíso donde el dolor se acuña
al gozo de unos cuerpos que, ávidos, se estrechan,
que, temblando, se aman bajo copiosos árboles
en cuya fronda un trino se extasía,
s0bre la hierba ,dulce abatida por un peso de dioses.
Oh amor, carnal fuego armoni0so, escucha:
escúchame la voz que por ti besa,
remózame las manos que acarician teniéndote ceñido,
abrígate en mi pecho donde tú palpitando me sostienes,
dame siempre tu forma, amor, tu celeste materia iluminada,
esa embriaguez con la que un cuerpo dentro de otro agoniza
por hundir en lo eterno la identidad humana.
¿eres tú la tristeza que enciende mi destino,
o acaso sólo existes desde un ser que sonríe
mientras tiemblan sus ojos esperando en los míos remansarse?
Yo no sé si te tuve, ¡oh amor! , dulce manera de luchar,
no sé siquiera si alguna vez
tus vigentes, iniciadas, estremecidas manos
tejieron en mi piel su táctil alegría.
Un día -lo recuerdo lo mismo
que si ahora en mi pecho me llegara el instante-,
creyó mi corazón que tú lo restañabas,
que tú te debatías dentro ya de mi cuerpo,
doblándome la carne, derrotándola en dichas,
contra la humana tierra de un país hermosísimo.
Pero escúchame, amor, carnal fuego armonioso,
escúchame no quieto, no tendido a mis plantas,
sino allí donde reinas, donde en vuelo dominas,
¿ eras tú quien entonces refulgía en mi boca
desde otro ser que, amante, me centraba en el gozo?
Oh, no, no, tú no puedes oírme, tú no puedes hablarme,
porque aquello que el hombre más quisiera saber
responde siempre mudo dentro de su belleza.
Pero yo sí respiro los aires que tú sorbes;
sé que eres un pájaro que entre nubes desciende
hasta el lumbror premioso de los trinos,
o tal vez esta rosa familiar, llameante,
que derrama en sus pétalos tanta gloria de savias.
Estás allí, lo sé, bajo la tarde núbil,
bajo la noche y la mañana que por ti, brilladoras, renacen,
en los vientos que marchan y regresan un día
trayendo el mismo aroma virginal de las cumbres.
Y aquí, sobre esta humana vocación de ser piedra,
también es tu presencia la que late,
también es tu ternura, tu flagrante dominio,
el que enflora de vida los pechos que te ignoran.
Tú eres la luz de un paraíso donde el dolor se acuña
al gozo de unos cuerpos que, ávidos, se estrechan,
que, temblando, se aman bajo copiosos árboles
en cuya fronda un trino se extasía,
s0bre la hierba ,dulce abatida por un peso de dioses.
Oh amor, carnal fuego armoni0so, escucha:
escúchame la voz que por ti besa,
remózame las manos que acarician teniéndote ceñido,
abrígate en mi pecho donde tú palpitando me sostienes,
dame siempre tu forma, amor, tu celeste materia iluminada,
esa embriaguez con la que un cuerpo dentro de otro agoniza
por hundir en lo eterno la identidad humana.
AUDOMARO ERNESTO
Sitio
La
lluvia encierra los pasos
les borra el camino
Hoy no hay dónde dejar la mirada
ninguna ventana para estar pendiente
y ningún sueño que espere
con las puertas abiertas
les borra el camino
Hoy no hay dónde dejar la mirada
ninguna ventana para estar pendiente
y ningún sueño que espere
con las puertas abiertas
Aquí la
única libertad es el encierro
ÁLVARO SOLÍS
Distancia
Fuimos bajando hasta
el fondo
por las calles del puerto. La noche
remaba en el abismo de los ojos.
Jorge Fernández Granados
por las calles del puerto. La noche
remaba en el abismo de los ojos.
Jorge Fernández Granados
Habíamos
encontrado muchas luces en la selva,
pero perdimos el camino de regreso a casa.
Oscuridad por todas partes, sólo luces ululantes, voladoras,
algunas encerradas en nuestros frascos de mayonesa.
pero perdimos el camino de regreso a casa.
Oscuridad por todas partes, sólo luces ululantes, voladoras,
algunas encerradas en nuestros frascos de mayonesa.
La
noche se fue cerrando sobre nosotros
ocultándonos unos de otros. Las luces atrapadas languidecieron,
avanzada la noche nuestra casa estaba más lejos cada vez que respirábamos.
Parados en medio de la selva oscura, dijera el florentino,
esperábamos el amanecer que estaba a diez horas de distancia,
y la selva rujia mientras tanto,
y quebradizos aleteos de lechuzas coronaban nuestro miedo.
-No se alejen demasiado, advirtió mi padre,
pero seguimos nuestra vocación de nunca hacerle caso.
No había camino de vuelta, estábamos ahí para noche,
sus negras raíces fecundaban la tierra.
ocultándonos unos de otros. Las luces atrapadas languidecieron,
avanzada la noche nuestra casa estaba más lejos cada vez que respirábamos.
Parados en medio de la selva oscura, dijera el florentino,
esperábamos el amanecer que estaba a diez horas de distancia,
y la selva rujia mientras tanto,
y quebradizos aleteos de lechuzas coronaban nuestro miedo.
-No se alejen demasiado, advirtió mi padre,
pero seguimos nuestra vocación de nunca hacerle caso.
No había camino de vuelta, estábamos ahí para noche,
sus negras raíces fecundaban la tierra.
¿Cómo
pudo la luz emboscarnos en la nada?
Habíamos encontrado muchas luces en la selva,
pero perdimos el camino de regreso a casa.
Habíamos encontrado muchas luces en la selva,
pero perdimos el camino de regreso a casa.
lunes, 28 de mayo de 2018
SHAMSUDDIN HAFIZ
Alba
Esto dijo al alba el ave a la rosa recién despertada:
«Sé amable, pues muchas como tú florecen en esta explanada.»
La rosa rió: «Verás que en verdad no mostramos dolor,
Mas nunca un amante con tan duras palabras acosó a su amor.
Si tu deseo es beber vino de rubí de la copa enjoyada
Debes ensartar perlas y corales traspasados por pestañas.
No puede atraer a las ventanas de su nariz el sabor del Amor
Quien el polvoriento suelo de la taberna con la mejilla no barrió.»
Anoche, en el jardín de Iram, cuando en el aire agradecido
La brisa del nuevo día meció las hermosas trenzas de jacinto
Pregunté:«Trono de Jamshid, ¿dónde está la copa que revela el mundo?
Suspiró: «Esa despierta fortuna yace ahora en un sueño profundo.»
No siempre de la lengua brotan amorosas palabras:
Ven, trae vino, oh tabernero, pon fin a esta charla.
Las lágrimas de Hafiz arrojan al mar su paciencia y talento.
¿Qué hacer si no puede ocultar cómo el amor desgarra su ser?
De: "El despertar del amor"
Esto dijo al alba el ave a la rosa recién despertada:
«Sé amable, pues muchas como tú florecen en esta explanada.»
La rosa rió: «Verás que en verdad no mostramos dolor,
Mas nunca un amante con tan duras palabras acosó a su amor.
Si tu deseo es beber vino de rubí de la copa enjoyada
Debes ensartar perlas y corales traspasados por pestañas.
No puede atraer a las ventanas de su nariz el sabor del Amor
Quien el polvoriento suelo de la taberna con la mejilla no barrió.»
Anoche, en el jardín de Iram, cuando en el aire agradecido
La brisa del nuevo día meció las hermosas trenzas de jacinto
Pregunté:«Trono de Jamshid, ¿dónde está la copa que revela el mundo?
Suspiró: «Esa despierta fortuna yace ahora en un sueño profundo.»
No siempre de la lengua brotan amorosas palabras:
Ven, trae vino, oh tabernero, pon fin a esta charla.
Las lágrimas de Hafiz arrojan al mar su paciencia y talento.
¿Qué hacer si no puede ocultar cómo el amor desgarra su ser?
De: "El despertar del amor"
Versión de Carmen Liaño
CONCHA URQUIZA
Pues ya si en el exido
de hoy más no fuere vista ni hallada,
diréis que me he perdido,
que andando enamorada...
San Juan de la Cruz
Atraída al olor de tus aromas
y embriagada del vino de tus pechos,
olvidé mi ganado en los barbechos
y perdí mi canción entre, las pomas.
Como buscan volando las palomas
las corrientes mecidas en sus lechos,
por el monte de cíngulos estrechos
buscaré los parajes donde asomas.
Ya por toda la tierra iré perdida,
dejando la canción abandonada,
sin guarda la manada desvalida,
desque olvidé mi amor y mi morada,
al olor de tus huertos atraída,
del vino de tus pechos embriagada.
23 de junio, 1937
PERE QUART
Codicilo de poeta
Os lego, amigos, sencillamente,
los tres humildes quehaceres de siempre:
vivir (y comer) con decoro cada día;
si podéis, encauzar codicia y lujuria;
pensar (creer o dudar)
en la certeza y las hipótesis
de la muerte de la carne
y la vida nueva del alma.
No hay nada más que hacer; y ya basta.
El resto es literatura.
Os lego, amigos, sencillamente,
los tres humildes quehaceres de siempre:
vivir (y comer) con decoro cada día;
si podéis, encauzar codicia y lujuria;
pensar (creer o dudar)
en la certeza y las hipótesis
de la muerte de la carne
y la vida nueva del alma.
No hay nada más que hacer; y ya basta.
El resto es literatura.
De: "Vacaciones pagadas"
Versión de José Batlló
WENDY GUERRA
Muerto
Los
brazos llenos de muerte blanda
él no es más que uno de esos
cuerpos que el mar escupe de los esteros,
tronco de árbol, animal u hombre
y baila en una playa remota
una danza con el tiempo que transcurre
de las olas a la arena.
El cuerpo sin rostro enfrenta el infinito
y del cielo ni siquiera un gesto
de bendecida amargura.
Un pedazo de cielo entre rocas
golpeadas por el agua correría la misma suerte.
¿Quién eres tú?
¿Cuál de todas las criaturas comió
tus ojos o tus labios?
Nadie
Nadie
Nadie
responde el bosque de pinos,
las cañas de bambú,
los negros esteros.
Ya no eres un hombre,
cualquier bichejo, ave o molusco
de los que te devoran podría asegurártelo.
él no es más que uno de esos
cuerpos que el mar escupe de los esteros,
tronco de árbol, animal u hombre
y baila en una playa remota
una danza con el tiempo que transcurre
de las olas a la arena.
El cuerpo sin rostro enfrenta el infinito
y del cielo ni siquiera un gesto
de bendecida amargura.
Un pedazo de cielo entre rocas
golpeadas por el agua correría la misma suerte.
¿Quién eres tú?
¿Cuál de todas las criaturas comió
tus ojos o tus labios?
Nadie
Nadie
Nadie
responde el bosque de pinos,
las cañas de bambú,
los negros esteros.
Ya no eres un hombre,
cualquier bichejo, ave o molusco
de los que te devoran podría asegurártelo.
RAMÓN GARCÍA
Turista nativo
En cualquier lugar de
estas tierras una iglesia nunca está lejos…
Luis Cernuda, “Las
iglesias” Variaciones sobre tema mexicano
Siempre
que entro a una iglesia en México
Una
infancia en Michoacán revive:
Generaciones
de rituales sin resolver, ancestros indistintos.
Un aire
de frío y purificación en el solemne espacio de culto.
Los
santos se presentan de nuevo en la erradicación del tiempo:
San
Martín de Porres, San Miguel Arcángel, San Judas Tadeo, la Virgen…
Cristo,
todo heridas y sangre, enraíza mi carne
A
centurias de agonía,
La
veneración inamovible de mi gente.
Soy un
exilio de su sufrimiento domesticado, con cicatrices.
Una
mujer pobre se arrodilla, ojos cerrados,
A los
pies del intimidante martirio del Salvador.
Reza
las oraciones de esclavos que la violencia le enseñó.
Y
recuerdo a las mujeres de las que vengo, las madres mexicanas,
Las
hermanas cuya traición continúa…
Y sigo
camino afuera, para recuperar la vida
Que no
es propiedad de los inertes íconos de la historia.
JOSÉ IGLESIAS DE LA CASA
Oda en sáficos-adónicos
¿De qué me sirve, Primavera hermosa,
que nueva vida a tus pensiles vuelvas,
y aquestas selvas llenas de frondosos
álamos verdes.
¿De qué me sirve que por estos valles
esparzas rosas, siembres violetas,
tiernas mosquetas, azucenas blancas,
cárdenos lirios.
¿De qué me sirve que por sus orillas
vierta la fuente perlas orientales,
y en sus cristales el divino Febo
néctares beba.
¿De qué me sirve que por la campiña
salte tocando el dulce pastorcillo
el caramillo con que da a su ninfa
música alegre.
¿De qué me sirve que los pajaritos
a coros trinen al romper del alba,
y en dulces salvas llamen al radiante
cándido Apolo.
¿De qué me sirve que mis corderillos
corran jugando tras la madre blanca,
y sin carlancas, sueltos mis mastines
júbilo muestren.
¿De qué me sirve cuando al mundo vuelvas
si no me vuelve mi Licori amada,
flor marchitada por la saña impía
de ábrego fiero.
¡Ay, cara esposa por mi mal difunta!
¡Ay, dulce prenda por mi mal perdida!
¡Ay, vida ida! ¿cómo no me has dado
trágica muerte.
¿Qué viste en Tirsis. Dime ¿en qué delito
pudo ofenderte. ¿cómo le dejaste
que no llevaste tras de ti al cuitado
su ánima triste.
Allá te has ido a la región más pura
ausente y lejos de tu Tirsis amado,
quien inundado en denegrido llanto
mísero muere.
¡Ay, queda, queda en sempiterno olvido
de estos cipreses lúgubres colgada,
y destemplada a los futuros siglos
cítara mía!
domingo, 27 de mayo de 2018
ANA ROSETTI
"Ah!, sí..."
Marie Dorval
Marie Dorval
Edad
inimitable, a tu espejo interrogo
en cuál de mis innumerables
alacenas está la máscara de diosa
que de oscuro los mármoles cubría.
Vuestro fervor, tan obsesivo éxtasis,
la hizo hermosa y distante y proclamó única.
Sin embargo, tantas veces os maltrató!
Su lengua tan cruel como un látigo era.
Tras de los balcones atisbaba ansiosa
y a los suplicantes ojos se negaba
si de vuestros deseos tenía certidumbre.
No os consintió ni una sola hebra de su túnica,
ni tan siquiera que hurgarais entre sus collares.
Ni pudisteis, a través de una cerradura,
mirar cómo parsimoniosa se desvestía
haciendo crecer su desnudo desde la bañera.
Vaho de enredadera gris. La mano recurriendo
a la esponja. Y la fragante espuma, reptando
por su cuerpo, en él se introduce
instalando su invisible dominio.
No bebisteis tampoco en las sabrosas fuentes
que anegaban los turbios laberintos
que una maligna virginidad clausuró.
Ni las sombrías axilas, ni la frondosa concha
de la pelvis, ni la entrelazada cabellera
supieron del amable tacto de esos dedos
que conozco tan bien. Pero cuánto la amáis!
No la oisteis gritar cuando el estrépito
del placer os sobrevino y tumultuosamente
desbordó la hendida cúpula.
Mas el recuerdo de ella, precipitándose,
os asaltay en mí la buscáis. Qué terrible
e inimitable edad. Siempre a tu espejo interrogando.
Intento renacer, antigua identidad
que os fascinaba, aquel cuerpo tan desconocido,
si es que es posible tal metamorfosis.
Sabéis ya en qué precisos
lugares de mi piel Eros se asienta;
los secretos, derramados por la colcha,
por vuestras hábiles bocas sorprendidos.
Rendida, mis piernas fuertemente a vuestras piernas
enlazarán para que la total arremetida
a mi vientre penetre y arda en él.
Ahora soy costumbre,
invadida patria de rutinarias delicias.
Al poseerme perdisteis mi belleza anterior
y se os han desvanecido los deseos.
Mas si me ayudáis a buscar
en los armarios las túnicas olvidadas
y a rescatar la máscara propicia,
si me vuelvo arrogante, ¿os podré convencer?
Tan sagaz es la experiencia
y tan indestructible su mandato
que os sobrepasé largamente.
Incluso os instruiría. Y me lo reprocháis.
Edad inimitable,
donde los dioses habitaban y era
la admiración el tributo único
que a mis pies esparcíais.
No me pidáis que vuelva,
pues la inocencia es irrecuperable.
De: "Los devaneos de Erato"
en cuál de mis innumerables
alacenas está la máscara de diosa
que de oscuro los mármoles cubría.
Vuestro fervor, tan obsesivo éxtasis,
la hizo hermosa y distante y proclamó única.
Sin embargo, tantas veces os maltrató!
Su lengua tan cruel como un látigo era.
Tras de los balcones atisbaba ansiosa
y a los suplicantes ojos se negaba
si de vuestros deseos tenía certidumbre.
No os consintió ni una sola hebra de su túnica,
ni tan siquiera que hurgarais entre sus collares.
Ni pudisteis, a través de una cerradura,
mirar cómo parsimoniosa se desvestía
haciendo crecer su desnudo desde la bañera.
Vaho de enredadera gris. La mano recurriendo
a la esponja. Y la fragante espuma, reptando
por su cuerpo, en él se introduce
instalando su invisible dominio.
No bebisteis tampoco en las sabrosas fuentes
que anegaban los turbios laberintos
que una maligna virginidad clausuró.
Ni las sombrías axilas, ni la frondosa concha
de la pelvis, ni la entrelazada cabellera
supieron del amable tacto de esos dedos
que conozco tan bien. Pero cuánto la amáis!
No la oisteis gritar cuando el estrépito
del placer os sobrevino y tumultuosamente
desbordó la hendida cúpula.
Mas el recuerdo de ella, precipitándose,
os asaltay en mí la buscáis. Qué terrible
e inimitable edad. Siempre a tu espejo interrogando.
Intento renacer, antigua identidad
que os fascinaba, aquel cuerpo tan desconocido,
si es que es posible tal metamorfosis.
Sabéis ya en qué precisos
lugares de mi piel Eros se asienta;
los secretos, derramados por la colcha,
por vuestras hábiles bocas sorprendidos.
Rendida, mis piernas fuertemente a vuestras piernas
enlazarán para que la total arremetida
a mi vientre penetre y arda en él.
Ahora soy costumbre,
invadida patria de rutinarias delicias.
Al poseerme perdisteis mi belleza anterior
y se os han desvanecido los deseos.
Mas si me ayudáis a buscar
en los armarios las túnicas olvidadas
y a rescatar la máscara propicia,
si me vuelvo arrogante, ¿os podré convencer?
Tan sagaz es la experiencia
y tan indestructible su mandato
que os sobrepasé largamente.
Incluso os instruiría. Y me lo reprocháis.
Edad inimitable,
donde los dioses habitaban y era
la admiración el tributo único
que a mis pies esparcíais.
No me pidáis que vuelva,
pues la inocencia es irrecuperable.
De: "Los devaneos de Erato"
CECILIA BUSTAMANTE
Vísperas de San Juan
La
noche blanca
era el mundo un pozo de vidrio
en su luna
trepaba la tierra las ramas
la noche dura y blanca de San Juan.
Monedas amarillas
adivinación del alhelí
adormidera metal de buena ley
berilo amuleto piedra del verano
mundos ligeros y térreos
de nombre dulce y uniforme
en los jardines
como una sola aleta
en el lomo de la noche.
Noche
máquina en alta mar
noche antiguo movimiento
Tirana azul indiferente
pero frágil
emblema del consuelo
real-y-medio para el pobre
abre su fortuna
en el cascarón cerrado
de tus vísperas eternas
símbolos armados donde cuajan
en el aire
hirvientes estrellas
ciegas y sencillas razones
la constancia
la máquina de guerra su figura
cola de escorpión
sus grados exactos su amplitud
que el sol recorre cuando otoño media
hacia oriente gira sin soltar amarras
y es todo rojo y vive
en su nivel más bajo se resguarda
porque vela el sueño de las colegiales
sus tres deseos bajo las almohadas
los del año venidero
que nos quema cerrado entre las manos
Juego en el que se perderán todas las piezas
que sin embargo se ganan.
La voluntad la voluntad
de ser felices
la voluntad el deseo de algo
por sí mismo querido
y que es bueno saberlo en edad temprana
en la desazón que incita a la osadía
tras ese animal imaginario
que es desgracia
hasta la cruz
es desgracia
con su color pálido siempre desgracia.
Queremos semejantes privilegios
corteza del silencio
cuerda que nos derriba y ata
para que giremos juntos
en verdad o engaño
conformidad.
Pero en la transparencia de las noches de junio
San Juan cubre el sueño sobre la noche blanca
y en el pozo de vidrio parte en dos en destino
nos desnuda del plomo y aquilata
sereno bajo lluvia de fuego
sus letras pesadas nos hunde en la memoria.
era el mundo un pozo de vidrio
en su luna
trepaba la tierra las ramas
la noche dura y blanca de San Juan.
Monedas amarillas
adivinación del alhelí
adormidera metal de buena ley
berilo amuleto piedra del verano
mundos ligeros y térreos
de nombre dulce y uniforme
en los jardines
como una sola aleta
en el lomo de la noche.
Noche
máquina en alta mar
noche antiguo movimiento
Tirana azul indiferente
pero frágil
emblema del consuelo
real-y-medio para el pobre
abre su fortuna
en el cascarón cerrado
de tus vísperas eternas
símbolos armados donde cuajan
en el aire
hirvientes estrellas
ciegas y sencillas razones
la constancia
la máquina de guerra su figura
cola de escorpión
sus grados exactos su amplitud
que el sol recorre cuando otoño media
hacia oriente gira sin soltar amarras
y es todo rojo y vive
en su nivel más bajo se resguarda
porque vela el sueño de las colegiales
sus tres deseos bajo las almohadas
los del año venidero
que nos quema cerrado entre las manos
Juego en el que se perderán todas las piezas
que sin embargo se ganan.
La voluntad la voluntad
de ser felices
la voluntad el deseo de algo
por sí mismo querido
y que es bueno saberlo en edad temprana
en la desazón que incita a la osadía
tras ese animal imaginario
que es desgracia
hasta la cruz
es desgracia
con su color pálido siempre desgracia.
Queremos semejantes privilegios
corteza del silencio
cuerda que nos derriba y ata
para que giremos juntos
en verdad o engaño
conformidad.
Pero en la transparencia de las noches de junio
San Juan cubre el sueño sobre la noche blanca
y en el pozo de vidrio parte en dos en destino
nos desnuda del plomo y aquilata
sereno bajo lluvia de fuego
sus letras pesadas nos hunde en la memoria.
YEHUDA HA-LEVI
24.
Las
copas sin vino son pesadas,
son arcilla como las vasijas de barro,
mas al llenarlas de vino se hacen leves
lo mismo que los cuerpos con las almas.
son arcilla como las vasijas de barro,
mas al llenarlas de vino se hacen leves
lo mismo que los cuerpos con las almas.
De: "Poemas de amor y vino"
LUIS LÓPEZ ANGLADA
A una muchacha que se matriculó en la Escuela de
artes y oficios
Yo vi
al amor comprar papel sellado
para matricularse por novicio
allí donde ni el arte ni el oficio
vieron jamás papel enamorado.
para matricularse por novicio
allí donde ni el arte ni el oficio
vieron jamás papel enamorado.
Raro
aprendiz, alumno aventajado,
llenó con su esperanza el edificio
humilde y escolar, pero propicio
a jugar con lo vivo y lo pintado.
llenó con su esperanza el edificio
humilde y escolar, pero propicio
a jugar con lo vivo y lo pintado.
Cuando
le vio llegar, el viejo Apeles,
tras de cambiar las flechas por pinceles
de los ojos de Amor desató el velo.
tras de cambiar las flechas por pinceles
de los ojos de Amor desató el velo.
¿Quién
pudo sospechar lo que vería?
Mandi, que estaba allí, sí lo sabía:
mi corazón sirviendo de modelo.
Mandi, que estaba allí, sí lo sabía:
mi corazón sirviendo de modelo.
JAIME TORRES BODET
Orquídea
Flor que promete al tacto una caricia
más que el otoño de un perfume, suave
y que, pensada en flor, termina en ave
porque su muerte es vuelo que se inicia.
Párpado con que el trópico precave
de su luz interior la ardua delicia,
música inmóvil, flámula en primicia,
aurora vegetal, estrella grave.
Remordimiento de la primavera,
conciencia del color, pausa del clima,
gracia que en desmentirse persevera,
¿por qué te pido un alma verdadera
si la sola fragancia que te anima
es, orquídea, el temor de ser sincera?
Flor que promete al tacto una caricia
más que el otoño de un perfume, suave
y que, pensada en flor, termina en ave
porque su muerte es vuelo que se inicia.
Párpado con que el trópico precave
de su luz interior la ardua delicia,
música inmóvil, flámula en primicia,
aurora vegetal, estrella grave.
Remordimiento de la primavera,
conciencia del color, pausa del clima,
gracia que en desmentirse persevera,
¿por qué te pido un alma verdadera
si la sola fragancia que te anima
es, orquídea, el temor de ser sincera?
IBN ZAYDUN
Acaso, cuando sabes la parte de mi amor que tomas
¿Acaso,
cuando sabes la parte de mi amor que tomas
y no ignoras el lugar que en mi corazón ocupas,
y cómo el amor me guía y me dejo llevar con obediencia
y no soporto más cadenas que las tuyas,
te satisface que la enfermedad me revista como túnica al cuerpo?
He teñido de negro por su causa mis ojos con vigilias.
Pasa tus ojos sobre las líneas de mi escrito
y encontrarás mis lágrimas desposadas con la tinta.
¡Por Allah!, ¡que ya mi corazón se derrama
en su lamento por un corazón tan duro!
y no ignoras el lugar que en mi corazón ocupas,
y cómo el amor me guía y me dejo llevar con obediencia
y no soporto más cadenas que las tuyas,
te satisface que la enfermedad me revista como túnica al cuerpo?
He teñido de negro por su causa mis ojos con vigilias.
Pasa tus ojos sobre las líneas de mi escrito
y encontrarás mis lágrimas desposadas con la tinta.
¡Por Allah!, ¡que ya mi corazón se derrama
en su lamento por un corazón tan duro!
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