jueves, 26 de octubre de 2023


 

JUANA GOERGEN

 

 


Mar en los huesos

 

Sin cuerpo acongojado, trémula el alma

Evaristo Rivera-Chevremont

I

Si pierdo la batalla,

quiero que guarden mis cenizas en la cajita labrada de la abuela.

 

  

II

Llévenme allí, donde ya saben.

A Él quiero volver definiendo en la pura transparencia de sus aguas mis sombras,

y las sombras de escualos y arrecifes,

su lengua acariciando el fijo litoral de mi memoria,

llamándome a la entrega

llamándome sin tregua a sus orígenes

−la luna que miraban los caldeos, la brújula incesante, el astrolabio,

la conquista de reinos por la fuerza inmortal de su tridente, el peso de tesoros en balanza−

llamándome, llamándome al origen, es decir, a las algas escondidas en las ingles

donde sólo su gesto podría recogerlas sin error en mis cenizas –suma de mi yo ausente−

vaciadas por la lluvia.

 

 

III

Mañana, ¿quién puede predecirlo?

acaso seré en sus aguas río, océano, mar muerto o mar de muertos

¿con quién será mi encuentro?

¿será Ofelia?

¿o encontraré en sus aguas náufragos de otras islas

marcando las voraces estaciones de este íntimo viaje a sus adentros?

 

  

IV

Quiero volver al corazón del viejo mar de las Antillas

dormir entre sus aguas, entregadas mis formas​​ 

que sólo junto a Él son verosímiles.

La perfecta ecuación: la perla azul dormida en la infinita suma de su espacio

Donde puedo llamarle mar azul o azul mar o sólo mar, mar, mar

y en cada monosílabo su nombre cambia.

Es la oculta matemática de encuentros

espejismos del hueso contra el hueso

hecho cenizas

donde Él y yo​​ 

somos lo exacto

en unidad creciente.

 

 

V

Llévenme en la cajita labrada de la abuela

a buscar los poemas ocultos en su seno

a dejar que mis cenizas irrumpan de repente en su garganta.

Y ría con mi risa de poeta feliz el viejo mar Caribe

y devuelva el resto de sus muertos a la orilla –porque sí−

porque es hermoso el músculo y el seno

el plenilunio en convulsión, la sal, la planta,​​ 

el fémur, la nostalgia,

un latido dichoso de cenizas y el aroma celeste de un pez y de un suspiro.

 

 

VI

Perpetua habitará mi vida en su memoria

agua pasando y pasando

de un poeta a otro en cada estirpe;

mi gratitud en los andamios de su espuma

que no termina

que no termina

que no termina.

 

 

 

AIDA TOLEDO

 

 

 

Epigramas a Guilaume

  

 

VIII

 

Ayer Guilaume recordé

Aquellos lluviosos sábados

De amor en la cama

Recordé tus lentes sobre la mesa

Tu peso sobre mi cuerpo

Y es que en la penumbra

Aún me siguen tus fantasmas

 

 

PAMELA ÁGUILA

 

  

 

3

 


no todos los partos son iguales en algún lugar del mundo

una mujer da a luz bajo el agua los delfines asisten el parto forman un círculo

sus cantos no solo calman el agua del mar también las aguas internas

el bebé se desliza de un océano a otro casi dormido

 

las canciones de cuna acuáticas son

un bautizo al aire libre

 

el bebé sigue debajo del agua no necesita respirar

el agua es su hábitat natural

 

despierta y suavemente comienza a nadar

no hay llanto

 

el cordón sigue intacto

 

se despide para siempre de su anfibiedad

se despide del lenguaje acuático para nunca más volver a nombrar lo que en su sangre palpita

se despide de ese mundo

para dar su primer aliento y pronunciar palabras que el espíritu no entiende del otro lado mamá lo sostiene y lo espera con palabras de las que él

solo entenderá el ritmo

 

 

HILSA RODRIGUEZ

 


 

 

Danza macabra

 


El cuerpo es una manta transparente

muy dócilmente enlazada a una hebra y la otra

como un puente

Se conecta haciendo todo perfecto

y otras veces se parte

se oxida

se agota

Es él quien busca comodidad

cobijándose con otro cuerpo que goza de ausencia

de furia

Como un relámpago desea unas manos

unos pies y un cerebro

que no es mío

Aunque no basta para determinar su capacidad porque

siente el roce de las agujas

la navaja hiriendo la piel subrepticiamente

la electricidad como un eslabón perdido

Por si no fuera suficiente

tiene que albergar sensatez

para no herir a ningún pájaro

pero tampoco puede

¿Por qué he de sentir este nudo en la garganta?

¿Por qué me cuestiono y me siento como una bestia?

Para desterrar tu cuerpo que es una casa siniestra

cada extremidad actúa por sí sola

Son parecidas a un rompecabezas

La vida debe terminarse en tan solo un instante

El suicidio es inevitable bajo este sol abrumador

Desde una torre alta

la aciaga cornisa de esta ceguera

atando una bolsa de plástico al cuello

o un disparo en la sien

Por fi n la cabeza apoyada encima de un lago rojo con una

carta diciendo: No me dejes. No me dejes.

Clavándose una daga debajo del ombligo y los intestinos

brotando incontrolables

danzando

ahogándose con monóxido de carbono

mientras bebes tu whisky favorito

El cuerpo es un parásito debajo de cartones y migajas de pan

pidiendo limosna

desamparado

en un tobogán

que se bifurca a kilómetros de distancia

sin mandíbulas

galopando como luces de neón en llamas

los mutilados / quemados / amputados / locos / traidores

infieles / ególatras

se transformarán

en polvo efímero

y serán felices

Adiós a estos cuerpos benditos

Adiós a la cárcel

 

CUAUHTÉMOC MÉNDEZ

 

 


 

  

Globalización

 


Al pie del altar

a la virgen de Guadalupe

sentados en la banqueta,

los muchachos fuman mariguana

y cocinan cocaína para baserolearse.

La gente pasa por la acera de enfrente

y se persigna.

 

CAMILO RESTREPO MONSALVE

 

 

Mamá gánster



Mamá ha empezado

a perder la memoria

y yo temo

 

pienso en aquellas

películas de gánsteres

en donde hombres sin escrúpulos

disuelven en barriles

a los muertos

 

Sé que una tarde

después del trabajo

abriré la puerta

y su boca temerosa

gritará desde el fondo

—¿Quién anda ahí?

vade retro

 

El dedo enorme de su olvido

apretará el gatillo

 

Mamá ha empezado

a perder la memoria

y yo temo

en la ácida marea

de su mente

me desintegro

 

 

De: “Facciones de la mañana [y otros poemas domésticos]”