"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 31 de agosto de 2020
OSIP MANDELSTAM
La
tristeza inexpresiva
Abrió sus dos ojos enormes,
El florero al despertar
Del cristal arrojó las flores.
Todo el cuarto se invadió
De una lánguida -¡dulce medicina!
Este reino tan pequeño
Tanto sueño ha devorado.
Un poco de vino rojo,
-Otro poco de sol de mayo-
Y rompiendo un delgado bizcocho
La blancura de dedos finos.
Abrió sus dos ojos enormes,
El florero al despertar
Del cristal arrojó las flores.
Todo el cuarto se invadió
De una lánguida -¡dulce medicina!
Este reino tan pequeño
Tanto sueño ha devorado.
Un poco de vino rojo,
-Otro poco de sol de mayo-
Y rompiendo un delgado bizcocho
La blancura de dedos finos.
1909
Versión de Jorge Bustamante
García
ELIZABETH BARRETT BROWNING
Un Pensamiento por un solitario lecho de
muerte
Si
Dios te obliga a este destino;
Morir solo, sin nadie junto a tu lecho
Para escuchar con dolor tu última palabra,
Y marcar con lágrimas el vacilante pulso;
Entonces ruega en soledad: ¡Oh, Señor ven con ternura!
Por tu hijo olvidado en la viña de roja desdicha,
Por la vida salvaje que se agita en el mundo,
Por el abandonado jardín donde la agonía
Cayó como una sangrienta marea de tu frente,
Por toda esta desolación, consoladme.
No hay amigos ni lamentos junto a mi,
Ningún ángel se alza entre mi rostro y el tuyo,
Pero os pido: deteneos y arrancad la rosa de mi vida,
Sonríe, al cambiar esta mortal pena en divina eternidad.
Morir solo, sin nadie junto a tu lecho
Para escuchar con dolor tu última palabra,
Y marcar con lágrimas el vacilante pulso;
Entonces ruega en soledad: ¡Oh, Señor ven con ternura!
Por tu hijo olvidado en la viña de roja desdicha,
Por la vida salvaje que se agita en el mundo,
Por el abandonado jardín donde la agonía
Cayó como una sangrienta marea de tu frente,
Por toda esta desolación, consoladme.
No hay amigos ni lamentos junto a mi,
Ningún ángel se alza entre mi rostro y el tuyo,
Pero os pido: deteneos y arrancad la rosa de mi vida,
Sonríe, al cambiar esta mortal pena en divina eternidad.
ROBERT BRIDGES
Ruiseñores
Bellas
deben ser las montañas de las que vienes
Y luminosos los arroyos de esos fructíferos valles,
Aprendo tu canción:
¿Dónde están esos bosques estrellados? Puede que yo vague por allí,
Entre esas flores de aire celestial
Que florecen todo el año.
Y luminosos los arroyos de esos fructíferos valles,
Aprendo tu canción:
¿Dónde están esos bosques estrellados? Puede que yo vague por allí,
Entre esas flores de aire celestial
Que florecen todo el año.
No,
se han consumido esas montañas y se han secado los arroyos:
Nuestra canción es sólo la voz de un deseo que frecuenta nuestros sueños,
Un trozo del corazón,
De quien afligiéndose las visiones, oscuras esperanzas prohíben sueños profundos,
Ninguna cadencia agonizante, ningún suspiro largo puede permanecer
Para todo nuestro ser.
Nuestra canción es sólo la voz de un deseo que frecuenta nuestros sueños,
Un trozo del corazón,
De quien afligiéndose las visiones, oscuras esperanzas prohíben sueños profundos,
Ninguna cadencia agonizante, ningún suspiro largo puede permanecer
Para todo nuestro ser.
Solos,
resonando los oídos de arrebatados hombres,
Vertemos nuestro secreto nocturno y oscuro; y entonces,
Cuando la noche se retira
De estos dulces licores saltando y estallando ramas de mayo,
Sueña, mientras el inabarcable coro del día
Da la bienvenida al alba.
Vertemos nuestro secreto nocturno y oscuro; y entonces,
Cuando la noche se retira
De estos dulces licores saltando y estallando ramas de mayo,
Sueña, mientras el inabarcable coro del día
Da la bienvenida al alba.
ALTAÍR TEJEDA DE TAMEZ
Madrigal del sueño
Es
cada noche una pequeña muerte
y una resurrección, cada mañana.
y una resurrección, cada mañana.
Una
puerta se abre
en la dormida nube de la sombra;
no hacen falta los ojos ni las manos
para sentir el intangible encanto
de los perfiles cósmicos del sueño.
en la dormida nube de la sombra;
no hacen falta los ojos ni las manos
para sentir el intangible encanto
de los perfiles cósmicos del sueño.
Si
es preciso llorar, ruedan las lágrimas
con una suavidad tan clara
que son ríos de luceros
y si se ama, es el amor intenso.
¿Será posible amar como en el sueño?
Se cierran las ventanas hacia el mundo
y despierta la vida en el cerebro.
con una suavidad tan clara
que son ríos de luceros
y si se ama, es el amor intenso.
¿Será posible amar como en el sueño?
Se cierran las ventanas hacia el mundo
y despierta la vida en el cerebro.
Pensar…
Soñar… Vivir intensamente
lo que la realidad nos niega.
lo que la realidad nos niega.
Es
cada noche una pequeña muerte.
Mas… ¡ Qué dulce la muerte si es el sueño!
Mas… ¡ Qué dulce la muerte si es el sueño!
LUIS LLORÉNS TORRES
Cuando canta en la enramada…
Cuando
canta en la enramada
mi buen gallo canagüey
y se cuela en el batey
el frío de la madrugada;
cuando la mansa bueyada
se despierta en el corral,
y los becerros berrear
se oyen debajo del rancho,
y la hija del viejo Pancho
va las vacas a ordeñar
mi buen gallo canagüey
y se cuela en el batey
el frío de la madrugada;
cuando la mansa bueyada
se despierta en el corral,
y los becerros berrear
se oyen debajo del rancho,
y la hija del viejo Pancho
va las vacas a ordeñar
entonces
viene a mi hamaca
un olor como de selva
que no sé si esta en la yerba
o en las crines de las jacas
o en las ubres de las vacas
o en el estiércol del rancho
todo tiene un hondo y ancho
olor a felicidad;
y ese olor quien me lo da
es la hija del viejo Pancho.
un olor como de selva
que no sé si esta en la yerba
o en las crines de las jacas
o en las ubres de las vacas
o en el estiércol del rancho
todo tiene un hondo y ancho
olor a felicidad;
y ese olor quien me lo da
es la hija del viejo Pancho.
MARIANO BRULL
Escalones
Yo
me esconderé pero que no me
veas ¡oh Tiempo! por invisible
claro viajero. Yo te observaré
en tu intimidad, cuando crees
estar solo y desnudas el secreto
de tu huidiza transparencia.
Yo te adivino como prestidigitador
que saca algo donde parece no
haber nada, y puedes multiplicar
hasta el infinito las túnicas
color de aire, o color de agua,
y entonces quedarte inmóvil
en el mismo borde de la nada.
Allí te veo en la linde que no puedes pasar.
veas ¡oh Tiempo! por invisible
claro viajero. Yo te observaré
en tu intimidad, cuando crees
estar solo y desnudas el secreto
de tu huidiza transparencia.
Yo te adivino como prestidigitador
que saca algo donde parece no
haber nada, y puedes multiplicar
hasta el infinito las túnicas
color de aire, o color de agua,
y entonces quedarte inmóvil
en el mismo borde de la nada.
Allí te veo en la linde que no puedes pasar.
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