"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 22 de noviembre de 2025
DULCE CHIANG
Alegoría
de los esfínteres
Perdida
la inocencia de solo un golpe
Decir al viento que me he ido,
que me voy.
Soy
yo La Triste Niña,
La Caída una Noche de Abril.
Mis esfínteres dilatados claman libertad.
Se
desenrollan y se aprietan.
Se envuelven en una danza henchida de impactos,
a empellones aprenden sobre el exterior,
severas contusiones les enseñan de libertad,
de apertura y división, de calambres extensivos.
Soy
yo la cosa abierta,
La Que No Dice Nada Sabiéndola Llevar.
Mis manos crispadas a gritos se afilan:
del
todo nacen las partes,
distendido el músculo revienta,
flor que sangra estrangulada,
de pétalos húmeda, penetrada,
convulse en la circunferencia.
La
inocencia perdida –desaguada–
decir a todos que me he ido,
que los esfínteres me llevan redimida y mártir,
que me voy.
Soy
yo La que Consuela,
y si mayor es el daño más profundo es el amor
y mis labios profanados buscan dedos sucios y basuras guardadas en la carne.
Ya
de forma sostenida,
llegan las palpitaciones asombradas y arrítmicas,
cimbran el suelo que veo de frente.
Las
tonalidades y texturas de las paredes se agolpan
y se comen los sonidos de aquel que –violento-
cree
seducirme mientras ríe.
MARICELA GUERRERO
Acumulación
Las
piedras jamás…
…de amores
(hijo)
tardes solos
en medio de la sala —de estar— de ser, hijo,
en medio de la vida —Dante—
dados apilados encima el uno del otro; apilamos,
lo uno la una encima de otro,
superposiciones querencias:
acumulaciones:
palabras, deberes
—ya te lo sabes, la cantaleta: que la casa que los
trastes que la ropa
utensilios de nuestra sofisticación, engranajes de
la maquinaria del progreso
y no por mucho acumular …
más temprano:
cantaletas: que la casa que los trates… que el
universo las galaxias… rumores—
y te quiero tanto…
mata de otra mata…
Anamnesis
engarces. Luego todo fue cosa de cerrar y abrir:
los ojos, sístole y diástole el corazón y los
pulmones:
los brazos y las piernas:
respirar:
combustión:
derrames,
enlaces: el aire, los pulmones:
sístole diástole: abrir cerrar los ojos: compuertas:
derrames:
óxidos, oxígeno. el amor da otra luz: engendra,
proteína, prometeo, combustión: promesas,
invenciones:
también silencio: amor.
BEATRIZ SAAVEDRA GASTÉLUM
Los
otros
Son
los otros,
los subterráneos,
los que atraviesan los ojos,
concentran alas o mariposas,
los otros,
que tienen el mismo sueño dos veces,
que se angustian de despertar solos,
hundidos en la carne del otro por no ser uno mismo,
ser la piel del otro,
del que habla,
del que recoge disperso las caricias
para morir después,
asumirse a la intemperie de los otros,
que son uno,
con la única palma de la mano en la tierra,
en la esfera firme donde los hombres
aparecen con el sol
para volver a ser otro.
Yo te sé.
Tú me desconoces.
DAVID GONZÁLEZ LOBO
El
nadador
Oigo
el roce de tu mano.
Nos llevabas ladera abajo,
cuando el sol vibraba en la enramada densa del trópico.
Te
sumergías en el río Parángula.
Un destello y una onda fugaz. Mi hermano y yo enmudecíamos
hasta que el lirio flotaba desde lo más hondo de la poza.
Regresas
en el aire, con semillas.
Nace la hierba, el musgo, la arboleda,
la puesta del sol en el camino. Entrábamos en la casa
cuando
los pájaros de tu mano poblaban el cielo.
LEONARDO ALEZONES LAU
Memo
usted no es nadie
si la vida que hemos simulado para usted
se lo hizo creer
y ahora es como un perro
al que enseñamos a silbar
usted no es nadie
si su existencia conlleva
un cambio tácito
que no dejaremos que exprese
si duda para recuperar terreno
y aguarda a que dicha revelación
le sea menos convincente
usted no es nadie
absolutamente nadie
aunque supiera llevar su propia máscara
en el teatro de la vida imposible
donde lo forzamos a desempeñarse
en esta nada en que lo queremos convertir
usted no es nadie
no desate auroras con sus palabras
usted no es nadie ¿entiende?
¡nadie!
HORTENSIA CARRASCO SANTOS
Niñas
trigueñas
Como
crin de caballo, un hilo ondula,
será el desequilibrio de los puentes,
el margen de un río acosado por el viento,
o dos niñas que son despojo del trigo
y sienten cómo en su estómago mueren mariposas.
Puede ser el escarpelo de un viejo crisantemo,
la onda en el agua, el marrón de la tristeza,
o ese dúo pueril que se encaracola
porque lo pluvial es palabra que azota.
Y ellas van tras la alegría, cometa de cola cenceña,
huidiza, espejismo y juramento en lo celeste.
Telar de cintura es la ausencia,
les teje asombros en los ojos, adioses en las manos
y un perro apiñonado parecido al horizonte.
