"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 12 de agosto de 2018
ROSA ESPINOZA
Mudar es desprenderse
Por la
puerta de aquella mi casa
un buen día salieron
todos mis vestidos,
hileras de zapatos,
abrigos viejos,
libros entrañables,
cajas con fotos y calzones,
y las ganas de seguir.
un buen día salieron
todos mis vestidos,
hileras de zapatos,
abrigos viejos,
libros entrañables,
cajas con fotos y calzones,
y las ganas de seguir.
Uno a
uno en el camión rentado,
se montaron bultos,
los años que pesaban,
el sartén,
y un par de tazas sin café.
se montaron bultos,
los años que pesaban,
el sartén,
y un par de tazas sin café.
Por el
mismo quicio,
cruzaron mudas de ropa,
bolsas llenas de tristeza,
y el temblor en mis pies
que se aferraban a ese suelo.
cruzaron mudas de ropa,
bolsas llenas de tristeza,
y el temblor en mis pies
que se aferraban a ese suelo.
Mi
lengua tropezaba,
mis entrañas se abatían.
Pero el vértigo de lo incierto,
del futuro promisorio
persistió con la succión.
mis entrañas se abatían.
Pero el vértigo de lo incierto,
del futuro promisorio
persistió con la succión.
Esa
puerta vio salir
mi porvenir y las cobijas,
el frío de mi espalda,
los abrazos.
mi porvenir y las cobijas,
el frío de mi espalda,
los abrazos.
Algo
más se aferró a quedarse,
adherido está en las paredes,
junto al aroma de tabaco
y el brillo de tus ojos.
adherido está en las paredes,
junto al aroma de tabaco
y el brillo de tus ojos.
Ya hay
resignación y entiendo bien
que mudar es desprenderse
para siempre,
aunque el corazón
mantenga intactos los latidos
y no haya más remedio que seguir
del otro lado del umbral.
que mudar es desprenderse
para siempre,
aunque el corazón
mantenga intactos los latidos
y no haya más remedio que seguir
del otro lado del umbral.
RUBÉN MÁRQUEZ MÁXIMO
IV
Quisiera atar el nudo corredizo de tus ojos verdes
la mirada que aprietas derramando verde a los costados
la ventana sumergida en la ventana
el nudo de colores marinos perdidos en el verde
tu cuerpo bañado de agua
la hoja azul navegando en el verde
la voz de tu ver que se lleva todo
la verdad del verde
la vena que corre bajo el agua de los cuadros
el nudo de tus quimeras
atarlo todo
estrujarlo
y llevarlo a mi merluza marina.
De: “Poemas de mar y viento”
ETHEL KRAUZE
Ya estás aquí
Ya
estás aquí,
……….arrojado
a la espiral que gira.
Nadie
te preguntó si querías,
nadie
te detendrá
……….cuando
partas.
Las
cosas pasan por tus dedos
……….y
se quedan tatuadas al recuerdo.
Las
cosas pasan.
Las
cosas sólo se recuerdan.
Ya
estás aquí,
……….y
no te quedas.
En el
vértigo, exhalas
el
grito del comienzo,
y en el
vértigo expira en un suspiro
……….tu
tiempo.
Es sólo
vértigo
y un
trozo de recuerdo
……….bajo
el brazo.
Bajo el
brazo
……….un
recuerdo
……….evaporado
en sueño.
Bajo el
brazo
……….tu
sueño que se aleja,
se va
de ti.
Y no te
quedas.
No queda
……….más
que levedad,
destello
que alguna vez
fue
cuerpo.
Cuerpo
que anduvo
……….cerros
y laderas
y
alguna vez
trepó
la enredadera para saltar un muro
y una
piedra.
Alguna
vez fue sombra tras la puerta.
Sombra
perdida
……….en
el correr del día.
Y tú no
quedas.
No
queda sed
ni
hambre
ni
materia;
queda
el agua y la tierra,
queda
rodando el mismo laberinto
y el
rubicundo rostro del fruto
……….que
alguna vez trajiste al mundo.
.
.
IRENE SÁNCHEZ CARRÓN
Oráculo
No cruzaste aquel puente
y su remota voz de musgo
se enredará por siempre entre tus pasos.
Te dio miedo bajar las escaleras
y un negro precipicio de peldaños
se abrirá a tus pies cada mañana.
Desde hoy
todos los lechos
donde busques descanso
se llenarán de pozos
y caerán confundidos
tu rostro y sus caretas.
No cruzaste aquel puente
y su remota voz de musgo
se enredará por siempre entre tus pasos.
Te dio miedo bajar las escaleras
y un negro precipicio de peldaños
se abrirá a tus pies cada mañana.
Desde hoy
todos los lechos
donde busques descanso
se llenarán de pozos
y caerán confundidos
tu rostro y sus caretas.
PERE GIMFERRER
Cuchillos en abril
Odio a los adolescentes.
Es fácil tenerles piedad.
Hay un clavel que se hiela en sus dientes
y cómo nos miran al llorar.
Pero yo voy mucho más lejos.
En su mirada un jardín distingo.
La luz escupe en los azulejos
el arpa rota del instinto.
Violentamente me acorrala
esta pasión de soledad
que los cuerpos jóvenes tala
y quema luego en un solo haz.
¿Habré de ser, pues, como éstos?
(La vida se detiene aquí)
Llamea un sauce en el silencio.
Valía la pena ser feliz.
De: “Arde el mar”
Odio a los adolescentes.
Es fácil tenerles piedad.
Hay un clavel que se hiela en sus dientes
y cómo nos miran al llorar.
Pero yo voy mucho más lejos.
En su mirada un jardín distingo.
La luz escupe en los azulejos
el arpa rota del instinto.
Violentamente me acorrala
esta pasión de soledad
que los cuerpos jóvenes tala
y quema luego en un solo haz.
¿Habré de ser, pues, como éstos?
(La vida se detiene aquí)
Llamea un sauce en el silencio.
Valía la pena ser feliz.
De: “Arde el mar”
IBN HAZM
Me
quedé con ella a solas, sin más tercero que el vino,
mientras el ala de la tiniebla nocturna se abría suavemente.
Era una muchacha sin cuya vecindad perdería la vida.
¡Ay de ti! ¿Es que es pecado este anhelo de vivir?
Yo, ella, la copa, el vino blanco y la oscuridad
parecíamos tierra, lluvia, perla, oro y azabache.
mientras el ala de la tiniebla nocturna se abría suavemente.
Era una muchacha sin cuya vecindad perdería la vida.
¡Ay de ti! ¿Es que es pecado este anhelo de vivir?
Yo, ella, la copa, el vino blanco y la oscuridad
parecíamos tierra, lluvia, perla, oro y azabache.
De: "Sobre las señales del amor"
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