miércoles, 16 de enero de 2013

MAX AUB





Cancionerillo africano


A Mimín
1

La noche a la mañana
deja la tierra verde,
que marzo da una vida
y otra el año que viene.

2

Salieron, blanco limón,
pintillas en los alcores,
perdidas entre cien verdes,
trece pobrecitas flores.
En la punta de sus pétalos
lo rosa asoma rubores.

3

Cada año muere la tierra,
cincuenta son la medida
más corriente de los hombres
tres meses la de la espiga,
una mañana las flores,
horas las moscas del día,
montan siglos las ballenas,
y tanta muerte es la vida,
igual que estas alambradas
plantan la libertad viva.

4

Todo es aquí corto y tremendo: frío,
calor y primavera.
Todo cuanto es ya ha sido
en el acto de ser.
Desierto vencedor, seguro olvido:
dura en las dunas tan poco el ayer
que no importa el mañana,
lo que ha de suceder
ya fue. El moro piensa, frente a nada,
que no hay nada que hacer.

5

Lanzan sus lanzas al aire,
atrevidísimas del tiempo amable,
hierbas, canas de mil nombres,
tiernas y fuertes de sus verdes sables.

6

Todos estos planetas africanos
nunca me fueron, hija, tan lejanos:
nunca vi sol ni luna tan arriba,
justo encima
de quien los mira.

7

¡Qué placer,
luna nueva,
de volverte a ver,
tan tierna!
Rajita de cebolla
que a la noche das vida
todavía prendida
de la morena luz del día.

8

Siendo, como lo es, tan vieja,
la tierra ¡es tan joven!
Una estación borra la otra,
no se le notan los trotes.

9

Esta noche creció un palmo la hierba
–la niña ya es mujer–
tanto que a los tres días de nacer
aquí los cardos son ya de comer.
Esa primavera lenta,
de yemas y verdecer:
grises orillas del Sena,
que conociste anteayer,
humo lento, rosa plata,
Elsa, Anna, Claire
parece aquí un canto muerto,
cuento de antes de nacer.
Aquí todo es violento,
cara o cruz, frente o revés,
la media tinta no existe,
el tono fundido no es,
todo ronco, bronco, duro,
hombres hechos de una vez,
calor o frío sin medio;
la rambla, torrente o sed;
la espiga nace rastrojo,
nada cuenta la mujer.
Esta noche creció un palmo la hierba
–la niña ya es mujer–
tanto que a los tres días de nacer
los cardos ya son buenos de comer.

10

No crece la tierra,
se renueva,
pero mientras crezcas
te irá pareciendo
más pequeña.

11

Por los marzos, bozo verde;
en abril, barba crecida.
Los días ya van de largo.
¡Los limones de la niña!

12

Tan tuyos tus quince años
como estas tierras
deben de sentir suyas
sus verdes hierbas.

13

Te miro y no te creo
¡te has hecho tan mayor!
Dejas de ser renuevo.
Ahora tienes nidos, en tus brazos tiernos,
y te mece el viento.

14

¡Marzo coloradillo,
marzo barbilampiño,
marzo contrario
marzo lavado,
marzo limpio,
marzo fino,
marzo recién nacido,
marzo jilguero,
cómo te quiero!

15

Ya son tuyas tus ramas,
ya son tuyas tus raíces,
ya son tuyas tus hojas,
ya son tuyos los aires.
Tuya es la tierra
y tuyo lo que sabes,
tuya la savia,
tuyo lo que no sabes.
¡Ánimo vence en guerra
y las ramas, raíces, hojas y aires!

16

Esta primavera,
tan nueva,
es tataranieta,
tan vieja,
de la otra
que te vio nacer.
Lo mismo que tú eres
con quince
abriles,
igual y no igual
que la que tuvo diez.

17

Cuando naciste, Mimín,
ocho de abril
de tu mil novecientos veintisiete,
yo era mil y mil
veces más viejo que tú.
Ahora no llego a tu triple
y dentro de algún tiempo
ni siquiera te doblaré.
Luego
los años
nos irán lentos
acercando
hasta ser
otra vez
lo que fue.

18

Borreguitos por los cielos,
verde primavera nueva:
¡Borregos por los oteros!

19

Tierra con agua
da color verde,
Tierra secana,
pardilla siempre.

25-3-42

ITZEL A. SOSA





Entre animales
                               
         A Frida Kahlo


E n t r e   a n i m a l e s
yo soy la que se bebe el agua
y la transforma en tiempo.

La que se quiebra en la luz
de ciertas tardes
que se parten en mil
                    geométricas
                              caleidoscópicas.

La que en el viento incendia
algún ramo de nubes
                    algún paisaje
                              sus guitarras.

Y sé que soy también al mismo tiempo
esta tierra que anda a la intemperie enrojecida
vestida de maíz.

Soy la que cuestiona los espejos
          el túnel negro
                    los abismos
la que profiere azules maldiciones
verdes          rezos
violáceas despedidas.

Soy la que no para de sangrar
mientras levanta el rostro hacia la noche
y le reclama la cicatriz del día
la infancia de este mundo
el desamparo sumergido    aquí     en los huesos

Soy este círculo de sal
de paredes extendidas
del que húmeda y sitiada emerjo
          semejante
                    compañera

Soy
este animal bípedo y marino
montaña vertebrada
caracola de mil años que duerme
en un pulso de mujer

Entre animales
soy
un grito siempre acuático en la boca


VERÓNICA VOLKOW




Libertad


A mí me gusta la libertad,
viajar rodeada de horizonte,
 en el gran círculo sin muros
            andar casi volando,

 y desde el corazón nacerme
que en sí ya es mudo e invisible vuelo,
solitario impulso,
no sé si afuera de lo real
o en realidad adentro,
o donde ya no importa porque no soy muro
y fui abandonando mi peso en cada orilla.

 Somos ave por dentro,
               vuelo,
y soy -no en la tierra
o el fierro- soy un sueño,
una múltiple ala, fuego interno. 

Y me gusta la soledad
y el mar y el horizonte
y ese dejarse ser
como una apuesta de pájaros
o flor o estrella en desbandada
y el amor me gusta
que a la libertad, como el de Dios, se parece.
Amo la libertad, sí,
que es la creación de las cosas
y de leves, inexplicables
razones me ilumina

BLANCA LUZ PULIDO






Despertar



Surges de mí
en medio del sueño.
Tus pasos rápidos
asombran el recuerdo
que no se reconoce
en la mirada.

Se acercan tus palabras, trozos
de penumbra en madrugada.
De ellas nace el rumor de un río,
que surge en la ciudad de tu silencio.

Elijo el azar
el mapa donde vagan
los fragmentos de una historia
que inventamos. La luz despierta,
el sueño deja de fingir tu nombre

Si la noche te dispersa,
el día te desvanece:
en todas las orillas ya te pierdo.

NELLY SACHS





Tu nombre se te ha perdido...


Tu nombre se te ha perdido
pero el mundo acude
y te ofrece bella variedad.
Agitas la cabeza y niegas
pero tu amado
encontró una vez la aguja en tu pajar.
Escuchas: él ya te llama-

Versión de Javier Tubía

JOSÉ LUIS HIDALGO




Romance lento


Mis manos acarician
el torso de la sombra.
Desnudo por mis dedos
se ha deslizado y tiembla
un palpitar lejano
de luces y de nieblas...

Yo siento por mi cuerpo
esa nostalgia honda
del silencio enterrado
debajo de las piedras.

Un sollozar oscuro
se pierde en la penumbra
de la tristeza fría
que el alma entera sueña...

El cielo brota muerto
encima de la tierra.