martes, 11 de enero de 2022


 

ALMAFUERTE




El soñador

 

 

Le aserraron el cráneo;

le estrujaron los sesos,

y el corazón ya frío

le arrancaron del pecho.

Todo lo examinaron

los oficiales médicos

mas no hallaron la causa

de la muerte de Pedro;

de aquel soñador pálido

que escribió tantos versos,

como el espacio azules

y como el mar acerbos.

¡Oíd! Cuando yo muera,

cuando sucumba, ¡oh, médicos!

ni me aserréis el cráneo

ni me estrujéis los sesos,

ni el corazón ya frío

me arrebatéis del pecho,

que jamás hasta el alma,

llegó vuestro escalpelo.

Y mi mal es el mismo,

es el mismo de Pedro;

de aquel soñador pálido

que escribió tantos versos,

y como el espacio azules

y como el mar acerbos.

  

Nota: Almafuerte seudónimo de Pedro Bonifacio Palacios

 

 

JULIO VICUÑA CIFUENTES

 

 

 

Vita vana

 

 

Era más de media noche y alboreaban los veinte años
de mi edad.
Combatido por anhelos siempre informes, siempre huraños,
daba vueltas en el lecho que albergaba los veinte años,
los veinte años de mi edad.
Estoy cierto: no dormía. Con el ánima despierta,
meditaba. De repente, crujió un gozne de la puerta
que entornada dejó ayer,
y con paso sigiloso, con el paso del que roba
al durmiente descuidado, deslizóse por la alcoba
una forma de mujer.
Era grácil como un ángel, era dulce como un sueño
virginal.
Quise hablarle, y las palabras no sirvieron a mi empeño;
quise asirla, y escurriese de mis manos como un sueño,
como un sueño virginal.
Estoy cierto: no dormía. Lo imprevisto del desvío
ardió el fuego de mis ansias. Deja el lecho y en el frio
pavimento puse el pie.
Voy tras ella: ya la tengo. .. No, de nuevo se evapora.
Brilla el alba, y la quimera en un rayo de la aurora
se disuelve… ¡Ya se fue!
Los diez años que pasaron me sedujo esa quimera
del amor.
¡Cómo hieren los recuerdos de lozana primavera
vanamente malograda, por seguir una quimera,
la quimera del amor!
¡Cuántas veces, adormido de la noche bajo el ala,
con arresto de princesa o blanduras de zagala
a mi lado la fingí!
¡Cuántas veces tomó carne la quimera de mis sueños,
y en los brazos de otros hombres, en los brazos de otros dueños,
para siempre la perdí!
Cierto dia, por mi senda cruzó raudo un caballero
de otra edad.
El almete, los anillos de la cota y el acero
del estoque, le brillaban al gallardo caballero,
caballero de otra edad.
Sus arreos atestiguan el oficio que profesa;
la leyenda de su escudo dice “¡Sur sum!” y es su empresa
una rama de laurel.
No hay trabajo que le arredre, no hay peligro que no afronte.
Quiero hablarle… No me escucha. ¡Se ha perdido tras el monte
galopando en su corcel!
Los diez años que pasaron fue la gloria, pesadilla
de mi afín.
Cuantas veces surque el ponto, llegué náufrago a la orilla,
consumido por la fiebre de esa inquieta pesadilla,
pesadilla de mi afín.
Alentando el noble brío que el sopor del ocio enerva,
las arrugas de mi frente con las palmas de Minerva
recatarlas quise yo.
Lauros, palmas devoraron una noche las orugas,
y más hondas en mi frente, más siniestras, las arrugas
la mañana descubrió.
Fue a la hora del crepúsculo, tras un dia lacerante
de inquietud.
Aurea diosa de ojos ciegos en su carro resonante
cruza el éter, una tarde, tras un dia lacerante,
lacerante de inquietud.
Sobre el orco de infelices que sucumben a la inopia,
va arrojando los tesoros de su fértil cornucopia,
sin medida y al azar.
Le doy voces, e impasible, desdeñosa de mis ruegos,
apresura su carrera la aurea diosa de ojos ciegos,
por la tierra, por el mar.
Los diez años que pasaron seguí el coro de la farsa
de Arlequín,
y vistiendo los disfraces de la anónima comparsa,
llegué un dia con los otros al tinglado de la farsa,
de la farsa de Arlequín.
Vi dorando sus grilletes a los viejos galeotes,
y en las aras profanadas, oficiando sacerdotes
de otro culto y otra ley.
Tuve miedo. Sentí frio. La bandera que enarbolo
nadie sigue… Del bullicio me retiro… ¡Ya estoy solo,
rezagado de la grey!
Solo, no, que oigo los pasos de un jinete que galopa
tras de mí.
Aun mis ojos no han logrado descubrirle entre la tropa,
pero siento las pisadas del jinete que galopa,
que galopa tras de mí.
-Caballero, si me traes la ilusoria recompensa
de otra vida, donde el hombre, como en esta, siente y piensa,
no me quieras alcanzar.
Mas, si vienes a enseñarme el oculto derrotero
de un nirvana venturoso, date prisa, caballero,
date prisa de llegar.

 

PABLO ROMAY

 

 

 

Ojos de Dios

 


Te elevas, el cielo desciende, 

crece, se enciende

se hunde sobre la Tierra

que se extiende, se moja

se funde.

En un gesto

saltas

estás en el aire en tu pájaro artificial

te fundes con el viento

se hace pequeño el mundo

te llena el placer de volar.

Es como si te pusieras los ojos de Dios,

entre las nubes

viendo desde lo alto

flotando

lejos de problemas que no te conciernen

los hombres diminutos

perspectiva omnipresente

todo.

 

 

GARY SNYDER

 

 


Civilización

 

 

Ésta es la gente que complicó las cosas.

nos pescarán por miles
y nos pondrán a trabajar.
El mundo se va al infierno, con todas estas
aldeas y caminos.
Las parvadas de patos silvestres ya no son
lo que solían ser.
Escasean los bisontes.

Denme mis plumas y ámbar

*

Un grillo diminuto
en la página mecanografiada de
"Kyoto nació en la canción de primavera"
se acicala
al compás del Clavecín bien temperado.
Dejo de escribir y lo miro a través de un cristal
¡Qué bien articulado! ¡Qué limpio!

Nadie comprende el REINO ANIMAL.

*

Cuando los arroyos crecen
Los poemas fluyen
Cuando los arroyos se vacían
Apilamos piedras.

 

De: “Regarding Wave”

 

JOSÉ MIGUEL VICUÑA

 

  

La poesía

  

Apareces, bajel entre la bruma,
como de ayer y espanto,
claro fantasma,
desmantelado, ardiendo.
Eres la noche, turbulenta dicha.
Eres astros y música de seres.
Fuego celeste,
voz de la sombra,
rómpeme, abrázame.

 

JULIA NADAL BARRERAS

 

 

Prométeme

 


Me gusta verte feliz

me gusta cuando me acaricias porque si

despertarme junto a ti

con solo tenerte a mi lado

ya soy feliz

pasear los sábados por la noche

sabiendo que vuelvo a casa contigo

me llena el alma

y cuando llega la noche

poder compartir nuestra cama

acurrucarme junto a ti

ya soy la más feliz

Tú sabes que no soy mujer complicada

que soy sencilla y no quiero lujos

Es mucho pedir dormir y despertar contigo

compartir nuestra casa

al fin y al cabo, es nuestra vida

y ni la vida tendría que tener el poder de separar a una pareja

que junta quiere estar

Pero no digas nada cariño

solo déjame que me exprese

y que me prometas

que eso no será así

para siempre.