domingo, 9 de junio de 2013

SONIA BETANCORT





Cuento para leer desnudo



Amo a la bruja de este cuento
a la esposa confusa que esparce veneno
en las alcobas de los sueños
amo a su gata subterránea
con su cola sucia
con sus bigotes finos como rayos
con sus dientes afilados
amo su norma de ser indiferente
gemir sobre la almohada fría
y salir de viaje con los ojos vidriosos
amo lo oscuro de su pata caliente

amo a la frenética mujer sardina
la de freír tiempo en los mercados
la de nadar en la bañera con el corazón roto
salpicado de nueces y lagartos
la del feto en el frasco de colonia
la de las botas hinchadas por la lluvia
la débil y serena mujer
que atraviesa las bisagras de la casa
y se confunde con el polvo
y nadie la ve pero tiene un perro que la mira
desde el fondo de su ojo acomplejado
y la comprende

amo a la mujer pirámide la niña al revés de todo
la equilibrista del ridículo
la del miedo a pasear y que la miren
la del miedo a pedir una barra de pan y que la miren
y correr hasta casa adelante del espejo y verse
desnuda sin superficie rota y dorada como un bebé

amo a la mujer viaje
a la que enfrenta convencerse de aquello que piensa
amo a la violadora de jugos y miserias y reglas y normas
a la creadora de jazz de calendario
a la que bebe y fuma y fuma y bebe
y cae en el prototipo de estar más sola que ninguna

amo a la mujer cerradura
la que deja que entre
la que es herradura del gordo
que masticaba una estrella ese día
la que es pantomima de la nube
la que es molinillo del viento
que agita el capricho
y cae
y vuelve a volver sobre la caída
y cae
y no disimula que cuando cae
en realidad se acuesta
sobre un gran lecho de palomas dibujadas

Del libro “El cuerpo a su imán”

LAURA GIORDANI








Se extiende otra vez tu geometría insomne,
inacabada
y esta noche todo es invitación a partir
en tus almadías despiertas.
Vigilia,
vertical lecho
sobre el que tumbarse
a anudar las sábanas, remanentes sábanas
que en su laxitud se resuelven cuerda,
tutelaje de harapos
tendido en el octavo vértice del desvelo
para trepar hasta tus atalayas tuertas.
Vigilia,
quizás algunos temblores
en tus cuencas encuentren amparo.
Luego será desnudarse
con la convicción ausente de la amante muerta,
desnudar lo que ya está desnudo
-a la intemperie-
y dejarse investir
de piel deshabitada.
Será planear sobre tus cúpulas
o clavarse a tu cielo de obsidiana;
será recitar tu orografía roma
hasta que llegue el día.

EDUARDO FARIÑA POVEDA





Sed cotidiana



Una historia por sí misma es el detalle
Esa sed y/o su intestina manera de seducirnos
Así quién no fuma en compañía de fumadores
Lo hace dos veces
Escribir es leer dos veces
Y adentro de la tragedia
Actuar abre el cauce de los tres puntos…

Alternatividad de las cosas
En un bar con una cerveza
y/o recostado en la cama sudando
Y claro con el mismo periódico
Así dando golpes alguna patada
Para ver cuantas cucarachas salen por el orificio.


Impecable trayectoria narrativa de esa gota de sudor
Que busca entre la multitud del mar su alma gemela
Pareciera que una buena historia además de algo semejante
Nunca quisiera dejar de ser un poema.

ROSA LENTINI


  

Todo se dio en el pulso...


Todo se dio en el pulso,
en un forcejeo celoso,
medianoche de agujeros de odio
que ahogan tus dedos de alga,
niños compitiendo como faros;
sin embargo hubiera sido fácil
en esta insaciabilidad
el verano de la risa,
la red tendida ante la ruina,
ceñida tela para exorcizar
la locura, el dopaje,
Todo se dio a medianoche.


De "Despedida del sueño de Venus"

RAFAEL DE LEÓN





Necesito de ti, de tu presencia...



Necesito de ti, de tu presencia,
de tu alegre locura enamorada.
No soporto que agobie mi morada
la penumbra sin labios de tu ausencia.

Necesito de ti, de tu clemencia,
de la furia de luz de tu mirada;
esa roja y tremenda llamarada
que me impones, amor, de penitencia.

Necesito tus riendas de cordura
y aunque a veces tu orgullo me tortura
de mi puesto de amante no dimito.

Necesito la miel de tu ternura,
el metal de tu voz, tu calentura.
Necesito de ti, te necesito.


ALFONSO FREIRE




Deseos de la tierra



Los pájaros levantan el vuelo
Desde tu voz

Una luna en movimiento
Se agita sobre la tierra

El agua de tu cintura
Estaciona su ritmo en mi boca
Donde una lengua de años
Trepa tus heridas

Y esperamos juntos
Los minutos
En el trueno