jueves, 18 de enero de 2018


ALEJANDRO REJÓN HUCHIN




Haikù



Se extiende la blancura
como lágrima
que nos disuelve



JORGE LARA




Miércoles 2 x 1



El estudiante se desnudó en la plaza
invictos ojos lo cubrían
manaba de su vid el licor del licántropo
y su perfume fue de uvas calcinantes
como perros en brama por la noche de agosto malherida infortunio desgracia
(en el festín de tiburones con rigor devorado
un alto palomar desplomándose hielo
recorría almacenes exóticos franquicias trasplantadas
y el neón ni la ira gritos ahogados podían retenerle
todo entonces derrumbe
yelo yelo
crepitaciones de puerta cerco insostenible a su paso
la joven suicida se detuvo en el borde del rojo acantilado
sus bolsos de mercar desmemoria naufragio
oh espantada espantable
huyeron los años jóvenes por su piel exultaban
no hubo modo
se encontraron
contrarios confundidos ya distantes
soñarían consigo igual
de pronto adivinándose


ALFREDO CHACON




Escucha y siénteme



Deja que el canto que te hablo
borre su trazo y se desmaye
Persuádeme con tiempo para huir
del alborozo mortecino en que persistes

No transijas  Convénceme de ti
De todos modos
pues que nada es lo mismo
acude junto a mí y déjame contigo
en el lugar donde acabas de oír
esta tonada.


MANUEL IRIS




Salgo de ti, Silencio,
para buscar tu ritmo y tus repeticiones,
para guardar tu rostro
y tu temperatura.
Lleno de ti mis ojos,
mis pulmones.
Toda mi lengua sabe a ti, Silencio,
mi saliva metálica, mi voz de nube,
nuestro aroma.
Un vidrio roto me conduce a ti,
a un barco ciego, a una despierta estancia.
Salgo de ti, Silencio
¿Pero qué cosa no?


DOUGLAS TÉLLEZ




Nuestra casa flota entre sus muros



Nuestra casa flota entre sus muros
no hay tierra firme dónde dejar caer
nuestras raíces.
Nuestra casa flota entre densas nubes
de plumas.
Tiene abiertas puertas y ventanas,
como agudos ojos  que contemplan,
el resplandor de la luna sobre los tejados.
Nuestra casa, se aleja con el vaivén de las olas.
Los muebles, los retratos que cuelgan de sus
agrietados muros cantan su adiós
a la ciudad que un día los acurrucó en su regazo.
Los relojes tuercen sus agujas.
Lloran mis hermanos al pie de sus sombras encorvadas.
Mis padres dan pasos firmes hacia el abismo de los océanos.
El eco de sus sílabas vitales, retumba en la garganta
de nuestras óseas flautas.
Nuestra casa deambula en nuestros sueños,
poco o nada queda de sus columnas o vigas.
Nuestra casa solo es un leve soplo de
frases y canciones de cuna.
Algo que dijeron mis padres o melodías
tarareadas por mis hermanos en vastos solares
cercados con cardones, piñuelas y pulidas lajas
arrebatadas a la garganta de los rios.
Nuestra casa ya no es nuestra casa,
es una sombra, un trazo de luz cruzando
la vasta noche sin luceros.
Nuestra casa ya no existe.
Están las calles con sus pasos,
el solar con sus astros y caballos de madera
y el triciclo sin ruedas tirados sobre
los techos de zinc oxidado.
Todo está donde un día lo abandonamos.
Toda está, menos nuestra casa que ya no habita
entre sus muros, ajena a nuestros llantos.
Ah, nuestros corazones no entienden de partidas.
Se aferran a sueños e ilusorias posesiones.


EDGAR VALENCIA




Albada
  
Despiértate. La cama está más fría
y las sábanas sucias en el suelo.
Jaime Gil de Biedma



Sería imprudente saltar por la ventana
pues vives en el sexto cielo, solo
cierro la puerta, el ascensor espera,
enciendo las luces del pasillo
(en la calle pasa un cierzo intemperado
para este mayo
y una señora, seguramente hacia el trabajo)
sería imprudente olvidar algo
en tu pieza, pues no sabré cuando
regresar y pedírtelo
(en la calle pesa una oscuridad que no despierta
ningún comercio ha abierto aún sus párpados)
sería imprudente incluso
preguntar tu nombre y si algún sentimiento
me reservas, y pienso entonces, un poco tarde
la ventana… el salto
el vacío se encuentra allí, tan atrayente.