"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 28 de marzo de 2016
JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO
Palabras para Julia
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija
mía, es mejor vivir
con la alegría de los hombres,
que llorar ante el muro ciego.
con la alegría de los hombres,
que llorar ante el muro ciego.
Te
sentirás acorralada,
te sentirás perdida o sola,
tal vez querrás no haber nacido.
te sentirás perdida o sola,
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé
muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto,
que es un asunto desgraciado.
que la vida no tiene objeto,
que es un asunto desgraciado.
Entonces
siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Un
hombre sólo, una mujer
así, tomados de uno en uno,
son como polvo, no son nada.
así, tomados de uno en uno,
son como polvo, no son nada.
Pero
yo cuando te hablo a ti,
cuando te escribo estas palabras,
pienso también en otros hombres.
cuando te escribo estas palabras,
pienso también en otros hombres.
Tu
destino está en los demás,
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.
tu futuro es tu propia vida,
tu dignidad es la de todos.
Otros
esperan que resistas,
que les ayude tu alegría,
tu canción entre sus canciones.
que les ayude tu alegría,
tu canción entre sus canciones.
Entonces
siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Nunca
te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La
vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares,
tendrás amor, tendrás amigos.
como a pesar de los pesares,
tendrás amor, tendrás amigos.
Por
lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname,
no sé decirte
nada más, pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
nada más, pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y
siempre, siempre, acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
ARMANDO ROMERO
Mi
infancia
Yo
también al desaparecer mi infancia estuve presente. Con un grueso hato de
oraciones y un látigo sibiloso se cortó esa calle por donde arrastraba las
piedras o buscaba escarabajos. No dijo de azules begonias ni de las otras
matas en el patio, se fue como trepando por esa escalera que llevaba al
abovedado. Se arrepintió de una mirada furtiva a los senos de la niña vecina y
aplastó el cigarrillo contra uno de los postes del alumbrado. Mi infancia ya no
estaba allí cuando vino el radiopatrulla a buscarla.
HÉCTOR DE PAZ
Día
13
Viví
engañado:
“en
todo caracol
habita el mar”
habita el mar”
me
dijeron
desde niño
desde niño
pero
estaba
el eco
de tu voz.
estaba
el eco
de tu voz.
De: Bitacora de sal tatuada
CHARLES BAUDELAIRE
A la que pasa
La avenida estridente en torno de mí aullaba.
Alta, esbelta, de luto, en pena majestuosa,
pasó aquella muchacha. Con su mano fastuosa
Casi apartó las puntas del velo que llevaba.
Ágil y ennoblecida por sus piernas de diosa,
Me hizo beber crispado, en un gesto demente,
En sus ojos el cielo y el huracán latente;
El dulzor que fascina y el placer que destroza.
Relámpago en tinieblas, fugitiva belleza,
Por tu brusca mirada me siento renacido.
¿Volveré acaso a verte? ¿Serás eterno olvido?
¿Jamás, lejos, mañana?, pregunto con tristeza.
Nunca estaremos juntos. Ignoro adónde irías.
Sé que te hubiera amado. Tú también lo sabías.
Versión de José Emilio Pacheco
La avenida estridente en torno de mí aullaba.
Alta, esbelta, de luto, en pena majestuosa,
pasó aquella muchacha. Con su mano fastuosa
Casi apartó las puntas del velo que llevaba.
Ágil y ennoblecida por sus piernas de diosa,
Me hizo beber crispado, en un gesto demente,
En sus ojos el cielo y el huracán latente;
El dulzor que fascina y el placer que destroza.
Relámpago en tinieblas, fugitiva belleza,
Por tu brusca mirada me siento renacido.
¿Volveré acaso a verte? ¿Serás eterno olvido?
¿Jamás, lejos, mañana?, pregunto con tristeza.
Nunca estaremos juntos. Ignoro adónde irías.
Sé que te hubiera amado. Tú también lo sabías.
Versión de José Emilio Pacheco
ROBERTO FERNÁNDEZ RETAMAR
Fue en Los Robles donde ella, que sabía...
Fue en Los Robles donde ella, que sabía,
Dijera la verdad. Aquella noche
Estaban dadas todas las estrellas.
Tiempo de suspirar juntas las bocas.
Parpadeaba una luz, alguien volvía
A hacer la hoguera frente a la caverna.
Marcharon entre armas a la gloria.
Nada en su cuerpo, suave como el agua,
Anunciaba los hijos de su cuerpo.
Era toda alma en la soñada cama,
Era un incendio, era una primavera,
Una muchacha azul bajo la lluvia,
Una bahía en quien entrar a gritos,
Una bandera ondeando en el combate,
Una batalla de azucenas cálidas.
Era ella.
Fue en Los Robles donde ella, que sabía,
Dijera la verdad. Aquella noche
Estaban dadas todas las estrellas.
Tiempo de suspirar juntas las bocas.
Parpadeaba una luz, alguien volvía
A hacer la hoguera frente a la caverna.
Marcharon entre armas a la gloria.
Nada en su cuerpo, suave como el agua,
Anunciaba los hijos de su cuerpo.
Era toda alma en la soñada cama,
Era un incendio, era una primavera,
Una muchacha azul bajo la lluvia,
Una bahía en quien entrar a gritos,
Una bandera ondeando en el combate,
Una batalla de azucenas cálidas.
Era ella.
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