jueves, 29 de diciembre de 2022


 

MARÍA BARANDA

 



 
El dibujante toma la escoba. Lentas apariciones del polvo en
las esquinas. Desgarraduras. Piensa en el papel y en aquellos
cuerpos en fuga. Basurales para la risa. Tiempo que cae lento
de su mano. Sostiene con fuerza su escoba. Los edificios
gimen a su paso, las aceras eructan. Él escucha, escucha el
estertor del tiempo, sus moléculas. Las niñas son lo
inmaterial, sustancia interior del mundo a su imagen y
semejanza. Dios escucha. Dios es polvo. Dios cae lento a las
cinco de la tarde inclinándose sin el peso de plomo de su
cuerpo. Cae a fondo.
 
 
De: “Teoría de las niñas”

 

GUSTAVO ADOLFO GARCÉS

 

  

Glosa

 

 

Un muchacho
rastrilla
el jardín

la colonia
de insectos
es un país
en ruinas

 

JOSÉ LUIS RIVAS

 

 


 

Pregunta el pájaro:
¿Quién soy yo,
Inmensidad,
ahora que ya sé
volar,
si no tú misma?

 

 

ANGÉLICA MARÍA SIERRA

 

 

Pájaros

A Julio Agatón Sierra Domínguez, mi padre

 

 

Padre es una bandada de pájaros
o puedo decir un aviario            libre               un aviario libre

Sobre su cabeza un alcaraván zancudo espanta los espíritus de la muerte
(su propia muerte)
y un ruiseñor hace nido en la concavidad de su boca
mientras duerme
el rey de los cantores ensaya su silencio

Padre es un hombre libre
antes de tener sombra
sus pájaros habitaban el cielo
picoteando las nubes
abriendo el orificio de la lluvia

En sus ojos de fuego – un cardenal rojo
en sus valientes manos – un colibrí
en sus pies de errante sabio – gorriones
todos con sus alas y sus picos tejiendo el bosque

No soy como padre
en mí              los pájaros se saben cautivos
en una porción de nada
elegante aviario de vidrio y metal

Entiendo que quizá               intento retenerlo

 

 

 

CAROLINA RUALES

 

 

El abismo de tu llanto

 

 

Duelo inconcluso
pasado roto
escrito con todos los llantos.

Es el tuyo
arrojado al vacío de este instante.

Antonio
es tiempo de revelar
la geometría de este precipicio
que formó tu ausencia en mi silencio.

¿Por qué no me elegiste?

Sólo la verdad traerá sosiego.

La hora del sueño inducido regresa
tu voz se apaga
me deja dormir.

Arroja algo hecho
de las virutas de tu aliento
una palabra tuya
bastaría para sanarme.

¿Dónde te escondes?

Trae tu mano obrera
mima con ellas mi cabello lacio
se parece al de la niña traviesa
que no eras capaz de reprender.

¿Será esta memoria mi forma de abrazarte?

Busco tus pasos mientras logro perdonarme.

Algún día partiré al encuentro de tu sombra
y será la memoria
consuelo de los que quedan
artilugio invocado de nuestra presencia.

 

MARIANO CASTRO

 

 


El sol rompe en el valle
la música del éter
y se oyen las esquilas
de un rebaño invisible,
un súbito fulgor
más real que tú mismo.

Hace frío en la cumbre
de nieve coronada.

Y desciendes
pensando en el alivio
del teatro de sombras
y el fuego en el hogar.

Nunca sabrás
lo que perdiste arriba.