viernes, 16 de marzo de 2018


ALFONSO COSTAFREDA





Has crecido, raíz...


Has crecido, raíz,
en el cuerpo, en las manos,
en mí como una parte
visible de mí mismo,
en el pecho febril como un sueño palpable.

Dejaban su guarida
de pronto esos temores
oscuros de la sangre,
mi vida, frente a frente, y el fulgor
de un sueño interminable.


ANGELES MASTRETTA





Desvaríos



Entre nosotros crece la ropa en las mañanas
se atraviesan mil veces los oficios
nos mueven los deberes
el futuro
las cosas.

Por si no fuera mucho alguien propone la medida
para que no te vayas
 dicen
es necesario el regateo.
Pero tus manos son mi tiempo
y no quiero jugar a detener la boca y los abrazos.
Te irás más tarde
 dicen
si encuentro la mesura
pero deseo tu cuerpo y este día
este preciso cielo
la película de hoy
la cama próxima
tu sudor y tu piel ahora en la tarde.

No voy a retener mis frases ni mi aliento
no me quiero tragar ni un poco de silencio
ni uno solo de los consentimientos.

¿Por qué la luz a medias?
¿Para que no te vayas cuando te irás?
Nunca se mete el sol antes de tiempo
y se pone lo mismo en días nublados.
Yo quiero tu cobija hasta que quieras
te doy mientras
mis ansias, mis costumbres,
mis ruidos, mi placer, mi desmesura,
así no sentiré cuando te marches.



VILMA TAPIA





3



El amor
mi campo de batalla
mi camposanto
mi cuerda floja
mi fuente de vida
mi nido de rosas
mi tierra prometida
mi prueba de fuego
mi corona de espinas.



CAMILO PESSANHA






Paisajes de invierno



I

Detente, oh corazón, no avances más.
¿Dónde vas tan aprisa, desgraciado?
Mis ojos encendidos que el pecado
quemó -¡es el sol!- Volved, noches de paz.

Cargan nieve los olmos del camino.
La ceniza se enfría en el hogar.
Noche en la sierra y en un pobre lar...
¡Ojos!, tened un gesto vespertino.

Evocad las extintas primaveras:
-ya van a florecer esos manzanos
y hay que adornar los sombreros con flores-.

Calmaos, ojos, frenad esos ardores.
-Y hemos de ir a cantar en las postreras
letanías... Dulces voces de ancianos-.


Versión de Amador Palacios


OMAR JAYAM





VI. El vuelo del alma



72

Cielo es sólo visión del Deseo cumplido
y el Infierno la sombra de un alma de ansia presa,
lanzada a esta tiniebla donde, apenas surgido,
el hombre ha de quedar en polvo convertido.


De: “Rubaiyat”


JAIME TORRES BODET





Nocturno



1

Cierra, punto final, única estrella
del firmamento claro todavía,
la estrofa de silencio de este día
en que tu voz, por tácita, descuella.

Desde el alba lo azul te prometía,
última gota en ignición tan bella
que sólo ardiendo -como el lacre- sella
y sólo sella al tiempo que se enfría.

Ser el adiós que un cielo sin querella
igual que tú mi espíritu quería
y que, como tu luz, la Poesía

cristalizara en mí, diáfana estrella,
más transparente cuanto más sombría
fuese la oscuridad en torno de ella.


2

Principia, pues, aquí, tu obra futura,
Noche, y con lengua libre de falacia
explícame la edad, el sol, la acacia,
el río, el viento, el musgo, la escultura...

De los colores adjetivos cura
esta instantánea flor, póstuma gracia
de un idioma que fue -con pertinacia-
retórica guirnalda a la hermosura.

Brújula sin piedad, tiniebla pura,
orienta, Noche, mis sentidos hacia
las torres de tu intrépida estructura

y deja que, en racimos de luz dura,
se apague esta inquietud que nada sacia
sino el error de ser tiempo figura.


3

Tiempo y figura fuí, mientras la esquiva
curiosidad de ser distinto en cada
minuto de la frívola jornada
arrojaba mi anhelo a la deriva.

Tiempo y figura: cólera pasiva,
impaciencia de luz en llamarada,
alma a todos los cauces derramada
y, aunque a ninguno fiel, siempre cautiva.

Pero de pronto, ¡ay!, conciencia armada,
coraza de amazona pensativa,
toco de nuevo, en bronce, tu alborada,

¡y descubro por fin que la hora ansiada
estaba en mí, pretérita y furtiva,
y, al oírla sonar, siento mi nada!


4

Hecho de nada soy, por nada aliento;
nada es mi ser y nada mi sentido
y, muerto, no seré más qúe al oído
un roce de hojas muertas en el viento...

A nada me negué. De nada exento
-pasión, fiebre o virtud- he persistido
y de esa misma nada envejecido
sombra de sombras es mi pensamiento.

Pero si nada di, nada he pedido
y, si de nada soy, a nada intento;
espectador no más de lo que he sido.

Como inventé el nacer, la muerte invento
y, sin otro epitafio que el olvido,
a la nada me erijo en monumento.