"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 7 de febrero de 2022
MARÍA CRISTINA RAMOS
Caramelo
Este
papel que te di
envolvía un caramelo.
Ahora envuelve aire de cielo
con una gaviota en vuelo
y el beso que no te di.
BAUDILIO MONTOYA
Ego
Sí,
que tilden de torva mi hurañía;
por el pesar que en mi interior reclama,
he de ser como un jugo de retama
que mate, cuando nazca, la alegría.
Yo
pasaré con la tristeza mía
leve y fugaz como humildosa llama,
erguido ante el brumoso panorama
que hace mi espiritual melancolía.
Lívida
sombra que a ninguno aterra
voy por los arenales de la tierra
que el gran dolor inexorable asiste;
llevando
ante la humana indiferencia
como única razón de mi existencia
este bello pecado de ser triste.
FAUSTO VONBONEK
Trampa para una Gaviota
Desnudo
mi boca,
para que cada palabra te nombre desnuda,
sin Dios, sin memoria que nombre una
sola palabra distante a tu nombre.
Te
llamas igual que el amor nombraría los
suspiros que nadie ha olvidado,
porque el suspiro también se enamora y
también vuelve a casa donde un corazón ha
esperado su aliento.
No
olvidaré que mis labios dijeron tu nombre y
besaron tu pecho mucho antes, tal vez siglos antes de
haberte besado.
No
olvidaré tu mirada que hirió mis estatuas,
ciega y sin cielo dejaste a mi sangre al verter a
mansalva tu noche en mis labios abiertos.
Si
al menos hubieras abierto tus ojos como una
mañana al abrir sus doncellas.
Mi
corazón no es el mismo vampiro, no quiere
otra sangre distinta a la rosa que gira en tu noria
¿Cómo decirte que debe aprender a volar si se
arroja sin otra ilusión que latir en tus venas?
He
callado por siglos,
he aguardado por siglos,
he visto nacer primaveras sin flores, sin calles,
sin un malecón para ver el oleaje y los barcos
hacer el amor sobre el suelo celeste.
He
abordado tu cuello y cabalgo el pasillo
que lleva a tus ojos.
No prometo nombrarte si beso tu nombre y
tus ojos despiertan,
sólo prometo mirarte a los ojos,
decirte Amor mío, y cerrar velozmente mis
alas para que tú abras tus ojos aquí,
donde el tiempo es tan sólo un intruso.
JOSÉ UMAÑA BERNAL
Cuando una voz amada
Cuando
una voz amada te anuncie su partida,
y con los ojos húmedos clavados en el techo,
mirando ansiosamente te quedes abstraída,
como siguiendo el curso de algún extraño vuelo;
cuando
la nave errante que cruza el mar ignoto,
esquive para siempre la luz de tu mirada,
y entre tu amor y el mío, como un sueño roto,
se ensanche el hondo abismo desafiador, Amada;
cuando
la pena arranque gemidos a tu pecho,
y hacia el misterio envié tu queja interrogante,
escucha como sangra, por el dolor deshecho,
sobre las ondas grávidas mi corazón amante.
No
culpes a la mano fatal que así nos hiere,
ni maldigas al sino porque así nos maltrata;
la dicha no ha de ser cuando Dios no lo quiere,
y el que unió nuestras almas, nuestras vidas desata.
ENNIO MOLTEDO
Límite
He
aquí un simple tubo rojo o la baranda junto al mar. A tus espaldas el camino
suave, limpio por la brisa de los vehículos; más atrás el sendero, la cortina
de los árboles oscuros, la última guardia de flores, quizás la vida.
He
aquí el límite. A tu frente el desorden, la libertad del viento, la línea azul
-que aún no es línea-, el agua que trepa y salpica cada vez en forma diferente.
Se puede pasar tardes contemplando el escurrir siempre distinto de la espuma
por las rocas.
Frente
a ti, el mar.
ELISE COWEN
Sentada
Sentada
contigo en la cocina
conversamos de todo
y te amo bebiendo té.
“Eso” es la palabra perfecta,
regia y hermosa. ¡Oh,
cuánto deseo, aquí mismo, tu cuerpo,
con o sin poemas barbudos!
