"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 6 de junio de 2019
ANASTASIO LOVO
Sonata II del Poder
Para
Adolfo Sánchez Vásquez
La
noche del poder abreva sangre
En
plenilunio el espectro de un abedul llevado a las cenizas
Convierte
el vino en sangre el poder brindando
Cristo
el antipoder transformó el agua en vino
Todas
las asociaciones –incluso las de ideas-
Son
ilícitas para delinquir son según el poder
Desde
Maquiavelo el poder conscientemente conspira
Deseo/Horror
es la conspiración para el poder
El
deseo es la conspiración que el poder vencer no puede
El
deseo como raíz & astro del amor
El
poder pernocta soledad frente a un río de cadáveres
El
poder es la mise en scène por excelencia
La
señalada por Brecha
Sin
distanciamiento ni desdoblamiento nada más mise en scène
La
dispositio espacial con sus justos personajes netos
La
concreción pétrea de la voluntad
Pero
en ausencia de conflicto & ayuna de agonía
Por
eso…
No
hay teatro que se lo igual
Ni
cuerpo que lo resista – re(A)nuncia el Che
ANDRÉS PANIAGUA
Pasos para una actitud Zen
No
deberías
tomarlo tan en serio, en serio
ese
pobre
poema
nada
más
intentó
saludarte,
en serio
nada
más quiso acercarse y
decir
“¡Hey!
Hola,
yo
también
tomé
cursos
de
Escritura
Creativa después
de
mis clases universitarias. Yo te entiendo, entiendo
lo
que sientes. Si
tan
solo pudiera
dejar
de
ser una
mofeta
o,
al menos, en serio,
ser
un menos colorido fetiche
de
la moda
podría
parecer
una
piedra
de
sol vestida de tus pensamientos
brillante
como
la nube, como
tu
vientre
desnudo,
etc.” Algo así,
en
serio, pero como
te
iba diciendo
¿qué
tal
te
fue el otro día
con
esos textos
que
llevaste al taller?
ANTONIO ALFECA
Cualquier lugar es bueno
Cualquier
lugar es bueno para descerrojar
un
septiembre o un martes
o
un dos mil ciento veinticuatro.
Cualquier
día es bueno, vale.
No
se sabe si licor o unos pasos
tristes
y robustos; no se sabe.
Aun
sintiendo como un yunque
el
roce, su pasar es lo importante.
En
cualquier sitio posible o imposible
sin
óbice alguno puede darse
que
de un cuasi infinito insuficiente
broten
en muchedumbre los ápices.
Quién
sabe de qué misteriosa
chispa:
en vez de incendio, árboles
que
extienden toda su sombra
con
una furia imparable;
y
a la sombra, un punto-mundo,
hijo-hermano-padre-madre,
que
escoge un lugar, y medita
para
todos y para nadie.
ANTONIO CABRERA
Amor fati
El crepitar
de unas ramas de olivo
que se queman sin prisa tras la poda,
el ímpetu del pájaro en el cielo,
su timidez en el arbusto, el áspero
zarzal y la humareda
me están pidiendo
una confirmación, su debido registro
entre lo que sucede.
Necesitan
el sí callado que he de darles
para poder hacer en su existencia
un hueco a mi existencia muda.
Comprendo que se trata
-como en el lazo entre la flor y el día-
de un destino recíproco,
de un mutuo ser en lo que es, sin más.
(Ninguna plenitud,
tampoco, aún, ninguna pérdida.)
Acepto estar aquí, y estar mirando
estas cosas sin cifra.
Acepto, juzgo, doy
al aire
el mismo aire
que me sustenta a mí.
El crepitar
de unas ramas de olivo
que se queman sin prisa tras la poda,
el ímpetu del pájaro en el cielo,
su timidez en el arbusto, el áspero
zarzal y la humareda
me están pidiendo
una confirmación, su debido registro
entre lo que sucede.
Necesitan
el sí callado que he de darles
para poder hacer en su existencia
un hueco a mi existencia muda.
Comprendo que se trata
-como en el lazo entre la flor y el día-
de un destino recíproco,
de un mutuo ser en lo que es, sin más.
(Ninguna plenitud,
tampoco, aún, ninguna pérdida.)
Acepto estar aquí, y estar mirando
estas cosas sin cifra.
Acepto, juzgo, doy
al aire
el mismo aire
que me sustenta a mí.
De: "Con el aire"
ANTONIO MANILLA
Juro que estaba alegre
Van los rojos cerezos del otoño
tiñendo las laderas de los montes
y yo pienso en nosotros, los caminos,
la negra luz que alumbra los finales.
Juro que estaba alegre. Hace un momento,
con los ojos cerrados, en la cara
sentía el sol y el frío de septiembre,
el alma de esta tierra con el aire
que lentamente envuelve al cuerpo entero.
Estabas tú conmigo y no la ausencia.
Estabas tú imposible, revivido,
y no la honda tristeza que ahora aflora.
Son los rojos cerezos otoñales.
Rescoldos en la hoguera. Cenizas en el aire.
Van los rojos cerezos del otoño
tiñendo las laderas de los montes
y yo pienso en nosotros, los caminos,
la negra luz que alumbra los finales.
Juro que estaba alegre. Hace un momento,
con los ojos cerrados, en la cara
sentía el sol y el frío de septiembre,
el alma de esta tierra con el aire
que lentamente envuelve al cuerpo entero.
Estabas tú conmigo y no la ausencia.
Estabas tú imposible, revivido,
y no la honda tristeza que ahora aflora.
Son los rojos cerezos otoñales.
Rescoldos en la hoguera. Cenizas en el aire.
ERIKA MARTÍNEZ
El punto en el cuello
Si
lo doblase como grulla
de
origami o pañuelito bordado,
cabría
casi entero en una nuez.
Eso
me dice el ginecólogo.
Y
que lo tengo bonito.
De
niña apenas: eso quiere decir.
Las
mujeres con hijos tienen una raya
en
el cuello del útero.
Las
mujeres sin hijos tenemos un punto.
Para
hablar del dilema
utilizamos
el código morse
atando
cada letra a una palabra:
Árbol-Motor-Imán-Gomorra-Árbol.
Estoy
abierta de piernas.
Imposto
una sonrisa
en
este hospital concreto
de
un mundo que es infinito
y
sin embargo se extiende.
¿Su
ombligo dónde está?
Cuando
vuelva, y lo haré canturreando,
no
voy a lanzarte el polvo que mordimos.
No
voy a lanzarte el mapa de un yermo.
Voy
a lanzarte una nuez.
De: “Chocar con algo”.
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