sábado, 12 de febrero de 2022


GRACIELA REPÚN

 

 

 

El cuello de la jirafa

 


El cuello de la jirafa
Es tan largo que sube
Hasta perderse en el cielo
Y engancharse con las nubes.
El cuello de la jirafa
Desparrama los planetas
Y alrededor se le juntan,
Como un collar, las estrellas.

 

 

JEANNE KAREN

 

 

 

Núcleos. Espacio en blanco. Pómulo roto. Carne.

 


Taciturna la especie, a ojos cerrados, recorre líneas negras

sobre los párpados y las almohadas

bordadas con hilo de oro.

Día inalcanzable, tenemos una habitación con libros,

versos que se evaporan mientras despertamos.

La belleza está en el aroma de las rosas en la ventana,

y vuelan, amarillas, blancas, azules como nuestro sueño,

muertas antes del mediodía.

 

 

CLÍMACO SOTO BORDA

 


 

Poema antirepublicano

 

 

Si pública es la mujer
que por puta es conocida,
república viene a ser
la puta más corrompida.

Y siguiendo el parecer
de esta lógica absoluta,
todo aquel que se reputa
de la República hijo,
debe ser, a punto fijo,
un grandísimo hijueputa.

Este soy: Un pobre diablo
que a tragos pasa la vida
en verso y prosa perdida
en el juego del vocablo.

El alma, como un venablo
me hirió el amor enemigo,
más no importa: sumo y sigo,
que aún me queda corazón
para darlo con pasión
a la madre y al amigo.

Salud a ti, el más ardiente
bohemio, gentil “cuartazo”.

Padre y señor del Chispazo,
Sultán de la carambola,
te tiro de ‘bola a bola’
mi más cariñoso abrazo.

En algún sueño de esos
que tengo yo a porfía,
soñé que la cogía,
que la cogía a besos
y besos y más besos…
y que me la comía!

 

 

JORGE ETCHEVERRY ARCAYA

 

  

Asonante

 

 

se asoma entre enjambres de pedrerías. Musita llamados a los gatos, a los pájaros, de tanta frecuencia pero no absolutamente confiables. Ávida se desgrana las cuentas del collar sentada en el café. No estamos presentes en todas estas situaciones. Una confabulación de palabras levanta vuelo para luego irse extinguiendo tan rápido como alcanza la vista. Al escribir esto y otras cosas no queremos ser neutrales. No queremos entrar en demasiados detalles. No nos corresponde a nosotros, hay especialistas para eso. A buen entendedor pocas palabras

 

 

NATALIE DIAZ



 

Ligera luz de sangre

 

 

Mi hermano sostiene un cuchillo.
Ha decidido apuñalar a mi padre.

Esto podría ser una historia bíblica,
si no fuera ya una historia sobre estrellas.

Lloro alacranes —escorpiones repiquetean
y caen al piso como tijeras metálicas amarillas.

Caen boca arriba, sobre la espalda y los ojos
pero se retuercen y se voltean sobre sus vientres segmentados.

Mi hermano olvidó ponerse los zapatos de nuevo.
Mis escorpiones lo rodean, latigan sus tobillos.

En ellos está lo que me punza
—hacen que mi hermano caiga al suelo.

Se levanta, todavía con el cuchillo en mano.
Mi padre salió corriendo de la casa,

lloraba por la calle como un farolero
—pero nadie encendió sus luces. Está oscuro.

Sólo queda la luz que emanan los escorpiones
—queda una luz pequeña también en el cuchillo.

Ahora mi hermano me quiere dar el cuchillo.
Alguien podría decir, Mi hermano quiere apuñalarme.

Intenta pasármelo —como si se tratara de algo bueno.
Como si dijera, ¿No quieres un poco de luz en el vientre?

Así como Orión y Escorpio
—a lo largo de toda esa noche negra— se pasan el sol.

Mi hermano se suelta la mandíbula
—entre sus dientes, pulsa la roja Antares.

Una manera de abrir el cuerpo a las estrellas: con un cuchillo.
Una manera de amar a una hermana: ayúdala a sangrar luz ligera.

 

ESTHER DE CÁCERES

 

  

Cristal de amor

 


Cuando te veo
tan solo entre los hombres y los árboles
quiero olvidarme de este Amor en sombra
que sonríe y que arde
para cantarte y dibujar tu imagen
en el aire!

Y tengo que volver a esta penumbra
en que el amor me hace
arder y sonreír para mostrarte
en cristal solitario
tu imagen -otra vez quilla de barco
que rompe el mar y el aire!

Ay! lúcido racimo de uvas frescas
en mis manos trocado
en rojo y silencioso coral lento
como el verano!

Ya te roba tu vértigo
al cristal solitario;
vuelves a ser apasionada marcha
entre libros, y árboles, y llantos.

Yo me quedo mirándote: sólo eres
un gran viento que corre, quema y canta
amor en todo árbol
y en todos los rincones de mi alma.

Un gran viento que corre, quema y canta
y que en profundos mares del verano
desgaja, silencioso, mil corales!