jueves, 1 de julio de 2021





ALEJANDRO MASSA VARELA

 


 

ojos erectos
en tierra de venada,
lluvia de tigres

MARIANA VIVEROS

 

 

Dejé de ver la ciudad

 

Pilla el abrigo y nos vamos pa’ Ucrania
que aquí no hay na’ que arañar
más que la rabia.
GATA CATTANA

 

 

Dejé de ver la ciudad.
Camino sin notar las baldosas,
la fuente, la farola;
ya no hay encanto de niebla
ni miradores en la hora azul.
Dejé de ver la ciudad
en medio de un invierno crudo
donde cada día
era noche interminable;
los rostros todos se volvieron, entonces,
réplica uno del otro del otro,
tiempo espiral.
Una noche llegó Jasón
y por instantes volví a ver la ciudad
pero a través de sus ojos:
argéntea, abierta,
“es perfecta para soñar” (dijo él).
Suéñala, Jasón
quema tus naves en ella,
Medea te libera y se va.
Quiere una copa de arak,
baklava, cous cous.
Tu licor es melancolía
en esta boca roja amiga del Solanum nigrum.
Hay olivares esperando,
palacios nazaríes brillando escarlata
bajo el sol de la ciudad soñada:
ciudad portentosa, de magia telúrica,
ciudad para verla siempre
aun en penumbras,
aun desolada.

 

ARELY JIMÉNEZ

   

 

Asterión

 


Mi padre no duerme.

 

Quizá sea que la noche
se ha vuelto laberinto.

 

Mi madre, como Ariadna
deshace madejas de cuidados
al tanto que un sádico Minotauro
carcome sus huesos.

 

No sé cuánto se invierta en esta empresa,
a veces pienso que jamás termina.

 

Por la mañana, mi padre sueña,
lo hace de tal manera
que pareciera ya no despertar.

 

 

AZUL SEGURA

 

 

 

Sobrevivir es un acto de fe

 



Quiero llorar esta agua
que no se siente como un Mar
no me siento como un Mar

             ¿Y si mi tristeza viene del Mar? ¿Y si por eso sabe tan grande?

quiero llorar sin ser llanto
que el desborde sea obertura y no marejada.

             Si las palabras son ventanas
             quiero quebrarlas ya no quiero pensar necesito creer en el Sol
             no quiero dejar este cuerpo quiero ser río
             por favor, Azul
             salte de esta pieza
             deja las palabras ábrenos las cortinas.

gatea si es necesario
               saltemos de la cueva.

 

JUAN CARLOS CABRERA PONS

 


 

siempre supe que te encontraría
en alguna vieja calle de Lima.
Desde entonces
preparo cuidadosamente nuestro encuentro.

María Emilia Cornejo

 

 

Para Dahil Melgar

 

 

Vamos, démonos el tiempo para celebrar
la niebla que se reúne en torno a los faroles silenciosos.

 

Para distender el manto de la hora, en vano
queremos penetrar la materia hermética del pensamiento,
y de nada ha de servirnos descifrar su paso.

 

Mira: recluido dentro de sí mismo, el parque se contiene.
Con el vaivén de sus maneras, las parejas
tensan la curva de sus márgenes. Acaso no sea
también su borde como el nuestro sino objeto
de una casualidad mudable. Démonos el tiempo
de conmemorar las curvas de su margen.

 

La marea amasa el borde de la Costa Verde. ¿Quién
ha signado sus aristas? ¿Quién delineado los sus cantos?
Mira cómo va creciendo el parque dentro de sus ramas,
como el cuerpo vivo por entre las venas,
y sus jardineras se dilatan. Esta orilla,
finamente recortada por una mano hábil, quizá imite
los pasos de dos sombras en la noche.

 

El parque se hiere de susurros. Yo te sigo entre sus andadores
como el vaivén de las luces en el malecón
al mecedor de la marea. Vamos,
démonos el tiempo de velar
la delicada confección de este minuto:

 

la niebla se reúne alrededor de tu silencio
y arrastra entre las calles el olor del mar.

ADA ZOE



 El velo

 

                                                        Metáfora al sentimiento

 

 

¿Qué es ese velo que oculta tantos rostros?

¿Esa prenda llena de misterios que nos llena de secretos, de dudas, de enigmas y también de complicidad?

 

¿Es un manto sensual y transparente que solo refiere

formas, colores, rizos, canas,

tristezas o alegrías?

 

¿Sugiere castidad o pureza, o

simplemente esa frívola belleza

que acaricia nuestra mirada y nos hace admirar lo realmente

intangible?

 

Cuando cubro mi cabellera, cubro mis sentimientos,

cubro mi vida, cubro

mi pasado y protejo mi futuro.

 

El velo en mí es algo subjetivo e

irreal que solo existe en mi mente, pero que me acompaña

en cada acción de mi vida

y oculta mi incertidumbre.

 

Deseo poder quitarme su amparo, lanzarlo al aire para

que vuele y que su libertad

me libere al fin.

 

Me siento atrapada entre sus hilos y su envoltura retiene

mis pesares, haciendo que mi

vida transcurra de forma gris

y apagada y no lo deseo.

 

No me importa que sea de seda o de encaje o de plata o de oro,

o que sea fràgil, feo o hermoso,

 

solo...que no esté.