"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 1 de julio de 2021
MARIANA VIVEROS
Dejé
de ver la ciudad
Pilla el abrigo y nos vamos pa’ Ucrania
que aquí no hay na’ que arañar
más que la rabia.
GATA CATTANA
Dejé
de ver la ciudad.
Camino sin notar las baldosas,
la fuente, la farola;
ya no hay encanto de niebla
ni miradores en la hora azul.
Dejé de ver la ciudad
en medio de un invierno crudo
donde cada día
era noche interminable;
los rostros todos se volvieron, entonces,
réplica uno del otro del otro,
tiempo espiral.
Una noche llegó Jasón
y por instantes volví a ver la ciudad
pero a través de sus ojos:
argéntea, abierta,
“es perfecta para soñar” (dijo él).
Suéñala, Jasón
quema tus naves en ella,
Medea te libera y se va.
Quiere una copa de arak,
baklava, cous cous.
Tu licor es melancolía
en esta boca roja amiga del Solanum nigrum.
Hay olivares esperando,
palacios nazaríes brillando escarlata
bajo el sol de la ciudad soñada:
ciudad portentosa, de magia telúrica,
ciudad para verla siempre
aun en penumbras,
aun desolada.
ARELY JIMÉNEZ
Asterión
Mi
padre no duerme.
Quizá
sea que la noche
se ha vuelto laberinto.
Mi
madre, como Ariadna
deshace madejas de cuidados
al tanto que un sádico Minotauro
carcome sus huesos.
No
sé cuánto se invierta en esta empresa,
a veces pienso que jamás termina.
Por
la mañana, mi padre sueña,
lo hace de tal manera
que pareciera ya no despertar.
AZUL SEGURA
Sobrevivir
es un acto de fe
Quiero
llorar esta agua
que no se siente como un Mar
no me siento como un Mar
¿Y si mi tristeza viene del Mar? ¿Y si
por eso sabe tan grande?
quiero
llorar sin ser llanto
que el desborde sea obertura y no marejada.
Si las palabras son ventanas
quiero quebrarlas ya no quiero
pensar necesito creer en el Sol
no quiero dejar este cuerpo
quiero ser río
por favor, Azul
salte de esta pieza
deja las palabras ábrenos las
cortinas.
gatea
si es necesario
saltemos de la cueva.
JUAN CARLOS CABRERA PONS
siempre
supe que te encontraría
en alguna vieja calle de Lima.
Desde entonces
preparo cuidadosamente nuestro encuentro.
María
Emilia Cornejo
Para
Dahil Melgar
Vamos, démonos el tiempo para celebrar
la niebla que se reúne en torno a los faroles silenciosos.
Para distender el manto de la hora, en vano
queremos penetrar la materia hermética del pensamiento,
y de nada ha de servirnos descifrar su paso.
Mira: recluido dentro de sí mismo, el parque se
contiene.
Con el vaivén de sus maneras, las parejas
tensan la curva de sus márgenes. Acaso no sea
también su borde como el nuestro sino objeto
de una casualidad mudable. Démonos el tiempo
de conmemorar las curvas de su margen.
La marea amasa el borde de la Costa Verde. ¿Quién
ha signado sus aristas? ¿Quién delineado los sus cantos?
Mira cómo va creciendo el parque dentro de sus ramas,
como el cuerpo vivo por entre las venas,
y sus jardineras se dilatan. Esta orilla,
finamente recortada por una mano hábil, quizá imite
los pasos de dos sombras en la noche.
El parque se hiere de susurros. Yo te sigo entre sus
andadores
como el vaivén de las luces en el malecón
al mecedor de la marea. Vamos,
démonos el tiempo de velar
la delicada confección de este minuto:
la niebla se reúne alrededor de tu silencio
y arrastra entre las calles el olor del mar.
ADA ZOE
El velo
Metáfora al sentimiento
¿Qué es ese velo que oculta tantos rostros?
¿Esa prenda llena de misterios que nos llena de secretos,
de dudas, de enigmas y también de complicidad?
¿Es un manto sensual y transparente que solo refiere
formas, colores, rizos, canas,
tristezas o alegrías?
¿Sugiere castidad o pureza, o
simplemente esa frívola belleza
que acaricia nuestra mirada y nos hace admirar lo
realmente
intangible?
Cuando cubro mi cabellera, cubro mis sentimientos,
cubro mi vida, cubro
mi pasado y protejo mi futuro.
El velo en mí es algo subjetivo e
irreal que solo existe en mi mente, pero que me acompaña
en cada acción de mi vida
y oculta mi incertidumbre.
Deseo poder quitarme su amparo, lanzarlo al aire para
que vuele y que su libertad
me libere al fin.
Me siento atrapada entre sus hilos y su envoltura retiene
mis pesares, haciendo que mi
vida transcurra de forma gris
y apagada y no lo deseo.
No me importa que sea de seda o de encaje o de plata o de
oro,
o que sea fràgil, feo o hermoso,
solo...que no esté.