lunes, 13 de febrero de 2012


LUIS ALBERTO BRAVO


Paisaje

12

Coloreo el
dibujo de un niño
que murió ayer.

TERESA CALDERÓN




Celos que matan pero no tanto



6

Todos mis sentidos alerta
pueden reconocerte
a una distancia de metros
bajo una niebla de película
en pleno centro de Santiago
a las doce del día
en medio de la gente, animal.

Todos mis sentidos alerta.
Dije todos
menos el sentido
del humor.

MARCELA ALBORNOZ



Soltando trenzas


Ahora que la vacilación te come tu destino
y el hilo que te pende se ha cortado,
ve a buscar las trenzas que has tirado
al río que un día era océano,
como una isla de tu propia soledad
destrenza nuevamente los hilos de la memoria
y abre la tríada cinta de tus trenzas sueltas.

Ya sabes que a oscuras el cielo
se toca con los dedos mojados
y las piernas húmedas son orillas de playa
cuando la piel es un naufragio que resiste las olas.
Caballitos de mar abandonando una calesita
que nadie subirá
apenas la voz es una lengua que baja y se encadena
donde nace otra lengua
otro dedo otra mano otro rostro
mientras afuera llueve a cántaros
y aquí dentro mojados hasta el alma
como huesos empapados a la intemperie del tiempo
terminan por anudarse a una trenza imaginada
que se hunde en el río.

ELIZABETH AUSTER




De este romance solo quedan



De este romance solo quedan:

Tu mirada de fuego interpuesta entre mis ojos y los de cualquier otro;
La añoranza de la caricia de tus manos;
Sonreír como reflejo por tu nombre;
El dulce sabor perdido de tus besos;
Risas que se convirtieron en fantasmas y ahora deambulan por San Telmo;
Un color mediterráneo condenado a extinguirse en mi memoria;
Bailar con los ojos cerrados;
Canciones que por siempre serán nuestras;
El beso perfecto recibido entre las piernas;
El beso que te debo y ya no habré de darte;
Tu obelisco diseñado a mi gusto y medida;
Los poemas que te escribí en noches que no venían al caso como anotaciones al margen de mi historia;
La dulzura ausente después (la distancia y el hambre erosionan los modales);
Mi entrega;
Tu entrega;
Mis sentimientos;
Tus emociones;
Tu miedo a mi cariño;
Tu pánico a volver a enamorarte;
Tu confianza en mi patriótica lealtad;
Mi ilusión de que alguna vez estarías a la altura de las circunstancias;
La honestidad razonada;
Mensajes encerrados en botellas perdidas en el mar;
Pieles que duermen desnudas;
Brindar sin excusas ni razones, brindar de puro gusto;
Los espectros (en realidad, nunca se fueron);
Diplomacia preparándose para la guerra;
No saber lo que queremos;
No querer lo que necesitamos;
Lágrimas de noche y vestido de hielo para el día;
Hablar de más;
Hablar de menos;
Gritar de felicidad a los cuatro vientos;
Descubrirse gritándole a una pared;
La memoria de cuando todo;
Esta abundancia de nada;
No importarte más;
El acre sabor del “no se pudo”.

JOSE LUIS VILLATORO




Cuando vengas



Entras.
Te sientas.
Cruzas las piernas.
Y los ojos se me caen
como moneditas falsas, tintineando.

La próxima vez que vengas
me quedaré en la puerta,
estático,
viendo el sol
que se desliza por la calle,
mientras tú te sientas,
cruzas las piernas
y lanzas tus dardos
a vibrar sobre mis ojos.