domingo, 10 de junio de 2018


YEHUDA HA-LEVI





19.



Labios de rubí con hileras de perlas,
                ojos como flechas aguzadas,
bellas mejillas cual rosas encarnadas,
                rostro sembrado de jardines del Edén,
moldeado sobre gentil tallo de bedelio,
                en tálamo fiel criado,
bien guardado; así son los males de su amor
                en el corazón del amante, enfermedad sin cura;
con fuego de pasión le sacia de amarguras,
                 le escancia al ausentarse veneno de serpiente.
Te conjuro, ¡príncipe de la belleza!
                 ¡mi preciosa gacela!: aleja los pesares
esta noche mía, con tu compañía reúne
                 un tropel de delicias para el pobre corazón doliente.


De: "Poemas de amor y vino"

Version de Xabier Kintana


WILLIAM BUTLER YEATS





¿Quién soñó que la belleza pasa como un sueño?



¿Quién soñó que la belleza pasa como un sueño?
Por estos labios rojos, con todo su triste orgullo,
tan tristes ya, que ninguna maravilla pueden presagiar,
Troya se nos fue con destello fúnebre y violento
y murieron los hijos de Usna.
Desfilamos, y desfila con nosotros el mundo atareado
entre las almas de los hombres, que se despiden y ceden su puesto
como las pálidas aguas en su glacial carrera;
bajo estrellas que pasan, espuma de los cielos,
sigue viviendo este rostro solitario.
Inclinaos, arcángeles, en vuestra sombría morada:
Antes de que existierais y antes de que ningún corazón latiera,
rendida y amable permanecía junto a su trono;
la belleza hizo que el mundo fuera una senda de hierba
para que Ella posara sus pies errantes.


Versión de Hernando Valencia Goelkel


JAVIER ACOSTA






Tom Waits ha estado bebiendo

The piano has been drinking, not me.
T.W.



A poca gente agradan sus canciones,
ni siquiera al mesero, ni a las minifaldas,
si acaso a mí,
cuando Tom Waits se embriaga como un piano
y me caigo al escote de mujeres que fuman.
Cuando mi amor huye a Los Ángeles,
cuando degüella el pavo de año nuevo
y las estrellas se depilan los muslos con neblina.
Los perros y las perras
aúllan
para que el frío no muera de catarro.
Pero
mis pantalones se orinaron, el vómito se ahoga en el retrete.
En el congelador está mi oído izquierdo, el derecho confiesa
que tampoco le gustan las canciones.
El piano de Tom Waits sigue borracho.
Yo envío por correo mi cuello a California
y alguien escribe el remitente con saliva.
Mi boca está en el suelo.
A la navaja de afeitar le crece óxido en la ingle.
El agua tibia se fugó a Malpaso.
El refrigerador fuma de nuevo,
el frío tiene enfisema, el pubis rubio las estrellas.
Tararea la neblina
que alguien tiene axilas de tomillo
que Horacio ha estado bebiendo.
No he sido yo. Tom Waits. No yo.
Not me. Not me.


De: “Regla de tres”



CARLES RIBA





Canción en la calma muerta



¡Melancolía en calma!
¡Ni aire ni pena viva
para animar las velas
de este día sin islas!
El tiempo es sólo ámbito,
el ámbito es huida
de ojos hacia un allá;
sin llenar los vencía.
La hora viene sin ola,
queda sin agonía:
como muerta desnuda
que nuda y triste iba.
No tienen peso ni alas
palabras que diría:
que en aire un aire fueran
poco se sentiría.
La noche habrá venido,
y me apercibiría,
no por pasos contiguos
ni por guía que brilla,
sino por rodearme
así de mi salida,
cual si, de mi sobrando,
dejarme no querría:
de mí, con el destino
y nombres que no signan,
con la esperanza negra.
y la memoria a trizas.


Versión de José Agustín Goytisolo



BLAS DE OTERO





Pido la paz y la palabra



Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.


RICARDO MOLINARI





Qué muerte tan larga llevan las flores en tu seno...



¡Qué muerte tan larga llevan las flores en tu seno;
tu soledad no es parecida a la de nadie;
tu soledad tiene la boca quebrada y el acero
de los pechos fríos, con herrumbre.
No es el mundo lo que gira a tu alrededor
sino tu asco eterno
que lo desalienta y lo desprecia,
con una flor sin aire, con un dolor vacío.

Si yo me viera sumergido en el mar, donde la sal
     cubre el átomo y los árboles dan flores
que nadie recoge, y el cielo estrellas
que nadie mira, tal vez encontrara tu sombra
sobre un piso de raíces
y espinas.

Si yo volviera al aire, qué almohada de brazos húmedos
tendría tu sombra,
qué serenidad hallaría tu pie desnudo;
tu canto haría temblar la raíz de las hojas muertas de los valles.

Pero el amor es el amor, y yo agradezco el tuyo
que me llena de lombrices los oídos.
¡Qué alto pino es la memoria del amor! Debajo
de las hojas
está tu cuerpo con su ángel
muerto.

Pero yo quisiera ser distinto: huir,
huir de la ceniza.
Si yo pudiera, qué viento hermoso movería
tu sueño de aire sin cielo
de agua sin peces, de amor sin recuerdo;
de flores que atraviesan una cuenca triste
dormida sobre el polvo.