viernes, 6 de septiembre de 2019


ÁNGELO NESTORE





Carta a un padre



Me enseñaste que para vivir debería:
deglutir, apretar los dientes, morderme la lengua.
Dejaste la camisa tendida, la camisa tendida, papá.
Para ti todo era attrezzo, la corbata planchada,
mi nudo en la garganta.
La caricia. Esta mano de niño era una caricia:
ayer la palma abierta en la mejilla,
hoy el destierro dentro de las uñas.
Para curarse basta con leer el prospecto:
por si las náuseas, por si el temblor, por si el ojo cerrado.
Cuando lo tocas, un crisantemo tiene la textura de la carne humana.
Eso ya no importa.

Ahora me pongo tus camisas.
Ahora todo el peso de las pinzas
sobre mis hombros.


KATHERINE MEDINA RONDÓN





También fuiste el sueño de mamá



Recuerdo la primera vez que vi a Harrison Ford en la Tv
tenía once años e incluso entonces comprendí
que él ni nadie sabría cómo amarme jamás.
Los días iban pasando a media ración, sin importancia,
porque el olor a durazno tocaba la casa
con sus alegres ojos verdes
y el tiempo no era, como hoy,
una debilidad numerada
siempre de paso, agotada, fugaz.

Pienso en Harrison Ford como un fornido carpintero
o un vendedor de marihuana
al que le tengo que enseñar las bragas
porque en este país no se fía, todo cuesta,
incluso el amor que engendra 500 versos inútiles.
Ahora entiendo como
empecé a cavar mi propio agujero,
suspirando como un fuelle,
cediendo, hasta que otro hombre
abandona tu cama
y aprendes a omitir
“te quiero” y “no te vayas”.
Pero hay cosas peores en la vida que lo que uno deja atrás,
el presente, por ejemplo
atrapada en una humilde habitación
cuando la burla de la madre es un poema
que empieza a caerse desde el primer verso.



SANTOS LÓPEZ





La comprehensión de Khayyám



Somos una piedra, algo común y corriente,
Lavada tantas veces por la lluvia,
En algún charco, fuente o acueducto,
Lisa siempre en el fondo del río,
O desenterrada por una madre que escogimos
Y que luego no supimos amar cuando era vieja.

Somos esa piedra, eterna, llena de polvo,
Bañada como una flor de sangre en el vientre,
Una comprehensión ciega, dormida,
Que enterramos de nuevo.  


VERÓNICA ARANDA





Inventario



Todas las pertenencias del marino
caben en la cabina de un pesquero.
Toda la luz de julio
desgasta las maderas de los barcos
donde están retratadas
las sirenas.


KETTY BLANCO




  
Para qué



Mi madre pasa y volteo al otro lado
como un pollo con el cuello torcido.
Un pollo que debe escribir, comprar tomates,
tener hijos.
Levántate -dice, golpeando con un tenedor
el fondo del jarro.
¡Levántate! Dame unos huevos, orina, 
come sábila, sonríe a tu madre, escoge frijoles
aféitate las piernas.


FÉLIX MOYANO





Reversible



He pensado en nosotros, no te asustes:
el prado verde y fresco convive con el pasto
y origina un contraste
que no es fértil, ni yermo.
Yo lo he visto
a través del cristal, como siempre;
viendo avanzar las extensiones a mi paso,
y vuelve la pregunta sin respuesta:
¿por qué no nos hicimos todo el daño de golpe?