"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 14 de enero de 2022
ROZZ WILLIAMS
Durmiendo
en camas mojadas y esquinas convenientes
El olor a orina manchó las sábanas en cascada alrededor de mi cabeza
Al modo de una enfermedad terminal demasiado horrorosa como para mencionarla
Los cuatro muros me drenan y drenan
toda imaginación
Grito para que sea contado y permanecer quietos
Esperando como una madre tranquila para saltar hacia mí y robarme el alma
Tramando el contraataque
Me siento y lloro tomando mi
propia mano
¿No puedo yo ser más joven que el tiempo que existe antes de mí?
Las manos me dicen que ya es tiempo de dormir
Mis ojos están demasiado débiles para cerrarse
Me pudro y crezco dentro de mi carne
Muero y río al mismo tiempo
y me pregunto si puedes morir riendo
¿Un loco feliz o sólo un tonto?
La cámara no puede fotografiarme el interior
Qué puedo tomar con la cámara
Orinar por la ventana
Cómo te atreves a ser tímido
En orificios sudorosos a través del suelo
Nota:
Rozz Williams, seudónimo de Roger Alan Painter
ANNE BRONTË
La
paloma en cautiverio
Pobre
paloma inquieta, te compadezco;
Y cuando oigo tu gemido lastimero,
Lloro por tu cautividad,
Y en tus aflicciones olvidar la mía propia.
Para
verte estar preparada para volar,
Y batir aquellas alas tuyas inútiles,
Y la mirada distante en el cielo,
Derretiría el corazón más duro que el mío.
En
vano ¡en vano! No puedes ascender:
El techo de tu prisión te confina allí;
Sus hilos delgados engañan tus ojos,
Y apaga tus ansias de desesperación.
Oh,
tú fuiste hecha para vagar libre
En el soleado prado y por el umbroso bosque,
Y más allá del mar agitado,
En climas más lejanos, ¡para errar a voluntad!
Sin
embargo, has tenido al menos un compañero amable
Tu corazón un poco desanimado para alentar,
Y compartir contigo tu estado cautivo,
Para que pudieras ser feliz ahí.
Sí,
hasta ahí, si, escuchando al lado,
Una querida compañera fiel de pie,
Mientras miraba en su ojo completamente brillante,
Tú podrías olvidar tu bosque nativo
Pero
tú, pobre paloma solitaria,
Debes realizar, desatendiendo, tu gemido sin alegría;
El corazón que la naturaleza formó para amar
Debes sufrir, abandonada y sola.
GEORGE MEREDITH
XI
Por
los prados amarillos, donde la abeja
zumba junto a nosotros con la miel de la primavera
y lluvias de dulces notas caen de las alondras en vuelo
como un rocío de mediodía, vagamos.
¿O es ahora? ¿O fue entonces?, pues ahora,
como entonces, las alondras volando en círculos derraman lluvias:
el pie dorado de mayo pisa las flores
y sombras amigas danzan sobre su frente.
¿Qué es esto, cuando la naturaleza jura que no hay cambios
que desafíen a la vista? Ahora, como entonces, la gracia
del cielo parece mantener a la tierra en su abrazo.
¿no tiene ella ni ojos, ni corazón para notar la diferencia?
Mira, mujer, en el poniente. Allí verás
una cuna de ámbar donde el sol declina:
dentro de ella, divino aún en la muerte,
yace un niño muerto, asesinado por ti.
GEORGE ELIOT
Estoy
solo
El
mundo es grandioso: todos los pájaros vuelan de mí,
Las estrellas son frutos dorados sobre un árbol
Todo fuera de alcance: mi hermana pequeña se fue,
Y estoy solo.
El
mundo es genial: intenté subir a la colina
Sobre los pinos, donde la luz yace tan quieta,
Pero subió más alto: la pequeña Lisa se fue
Y estoy solo.
El
mundo es grandioso: el viento pasa con fuerza.
Me pregunto de donde viene; pájaros marinos lloran
Y hirió mi corazón: mi hermanita se fue,
Y estoy solo.
El
mundo es genial: la gente se ríe y habla,
Y haz unas vacaciones ruidosas: ¡qué rápido caminan!
Soy cojo, me empujan: la pequeña Lisa se fue,
Y estoy solo.
Nota:
George Eliot, seudónimo de Mary Ann Evans
CHARLOTTE MEW
Sonríe,
Muerte
Sonríe,
Muerte, mira que sonrío mientras llego a ti
desde el camino y el páramo que dejo atrás,
nada en la tierra era para mí como este espacio barrido por el viento,
nada era como el camino, pero al final había una visión o un rostro
y los ojos no siempre eran amables.
Sonríe,
Muerte, mientras fijas las hojas a mis pies,
adelante, adelante, patinemos junto a los sauces dormidos cubiertos de nieve;
rápido, rápido río abajo por el arroyo helado, con el páramo y el camino y la
visión detrás,
(¡Muéstrame tu rostro, por qué los ojos son amables!)
y no hablaremos de la vida ni creeremos en ella ni la recordaremos mientras
andamos.
BASILIO SÁNCHEZ
La
mujer cuyas manos son las manos de un niño
La
que es visible ahora en el silencio,
la que ofrece sus ojos
al animal oscuro que mira mansamente.
La
que ha estado conmigo en el principio,
la mujer que ha trazado
la forma de las cosas con el agua que oculta.
.jpg)