"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 28 de junio de 2019
IVÁN OÑATE
La caída
Señor
Dios del insecto,
de
la ameba
que
desasosiega al intestino recto. Dios
de
la fatiga que levantó al Duomo de Milán
para
que en la niebla
se
manifieste. Dios
del
ingenuo
que
se toma fotografías
arrimado
a la torre de Eiffel. Dios,
del
otro ingenuo
que
se toma fotografías
arrimado
a la brevedad de un ángel. Dios,
de
la música y del silencio
pero
también del verdugo
que
afina su instrumento. Dios,
de
lo vivo y de lo muerto
De
los que deliran
olvidados
en
la estantería atroz
de
una morgue. Dios
que
se nombra cuando se alcanza la cima de un orgasmo
pero
también
cuando
hay que reconocer lo querido
en
el fondo de un cajón
o
de un abismo. Dios,
de
lo que nace y muere
y
en el trayecto se corrompe. Dios
de
mis padres y de mis hijos
venidos
o no pero al fin hijos. Dios solitario,
colega
que tachonas ciego
un
borrador incesante, afrentoso. Dios
sin
Dios para tu perdón, sin Quién
para
que te corrija.
Dios
sin recursos a Ti mismo.
Dios
abandonado, Dios
ateo.
De: “Anatomía del Vacío”
BEATRIZ RUSSO
Tan poco esfuerzo
Tan
poco esfuerzo en dormir sabiendo que tras la noche siempre acude puntual
la mañana incuestionable.
Tan
poco esfuerzo en esperar las estaciones, que siempre serán cuatro aunque se
asocien.
Tan
poco esfuerzo en prescindir de tus amigos, que ya cuelgan de sus esposas, como
llaves
que giran en un único sentido.
Tan
poco esfuerzo en aceptarlo todo y no pensar en si acaso giráramos la mano hacia
el otro lado,
abriríamos
la puerta de salida.
De: “En la salud y en la
enfermedad”
JAIME HUENÚN
Fogón
Menos
que el silencio pesa el fuego, papay, tu
gruesa sombra que arde
entre leños mojados;
menos que el silencio a la noche
y al sueño,
la luz que se desprende
de pájaros y ríos.
gruesa sombra que arde
entre leños mojados;
menos que el silencio a la noche
y al sueño,
la luz que se desprende
de pájaros y ríos.
“Hermano
sea el fuego”, habla, alumbra
tu boca,
la historia de praderas y montañas
caídas,
la guerra entre dioses, serpientes
de plata,
el paso de los hombres
a relámpago y sangre.
tu boca,
la historia de praderas y montañas
caídas,
la guerra entre dioses, serpientes
de plata,
el paso de los hombres
a relámpago y sangre.
Escuchas
el galope de las generaciones,
los nombres enterrados
con cántaros y frutos,
la lágrima, el clamor de lentas caravanas
escapando a los montes de la muerte y la vida.
los nombres enterrados
con cántaros y frutos,
la lágrima, el clamor de lentas caravanas
escapando a los montes de la muerte y la vida.
Escuchas
el zarpazo del puma
al venado,
el salto de la trucha en los ríos
azules;
escuchas el canto de aves adivinas
ocultas tras helechos
y chilcos florecidos.
al venado,
el salto de la trucha en los ríos
azules;
escuchas el canto de aves adivinas
ocultas tras helechos
y chilcos florecidos.
Respiras
ahora el polvo de los nguillatunes,
la machi degollando el carnero
elegido;
respiras ahora el humo ante el rehue, la hoguera
donde arden los huesos del largo sacrificio.
la machi degollando el carnero
elegido;
respiras ahora el humo ante el rehue, la hoguera
donde arden los huesos del largo sacrificio.
“Hermano
sea el fuego”, dices retornando,
el sol ancho del día
reúna a los hermanos;
hermano sea el fuego, papay, la memoria
que abraza en silencio la sombra
y la luz.
el sol ancho del día
reúna a los hermanos;
hermano sea el fuego, papay, la memoria
que abraza en silencio la sombra
y la luz.
Papay
es el nombre afectuoso que se da a las ancianas.
RODRIGO PETRONIO
V
Lo
que recojo puede venir de un agua más antigua.
Más
remota que las piedras. Más mineral que el día.
Más
tenaz sobre la tierra el cielo palpita.
Más
leve es este planeta de arcilla modelada.
Lo
que recojo lo recojo con las manos torpes.
Indigentes.
Siempre las mismas espigas.
Recojo
lo que no se cultiva.
El
instante fugaz. La mora fresca. La cidra.
Cosecho
en el aire. En este campo ilimitado.
Cielo
sin nubes. Mar sin playa.
Tierra
celeste: cuerpo, mapa.
Pierdo
el juicio y doro el espacio.
Toda
forma bajo el cielo levita.
Estrella
o sargazo.
De: “Dentro de la estrella
blanca”
PABLO ALDACO
Amor sin ti no estamos
Voy
a hacerte un masaje de pies a cabeza cuando tengas sueño y si es necesario
arrullaré tu pelo como a una niña abandonada.
Recorreré
tus nalgas, tu pecho, tu pubis y espíritu y talento y tu Más Allá
Palparé
el pálpito del corazón de tu razón
y
tus sueños cuando sueñes, aunque no parezca cierto
No
falta nada para dejar de contar los minutos que nos sacuden como a perros
viejos
JOSUÉ VEGA LÓPEZ
alcantarilla
leyendas
urbanas hablan de un caimán en los drenajes de nueva york
la
gran manzana y sus gusanos de sangre fría
la
carne pudriéndose por dentro
en la piel una lágrima de cocodrilo
:
postal
en que la luz gime gran lagartija enlatada
De: “Balbuceo”
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