"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 5 de julio de 2020
JULIO TRUJILLO
XIV
Ir
en la proa,
allá
adelante el mar con sus alforjas
llenas
de qué,
atrás
el
puerto que no existe
(deforme
ya
en
los aceites de pensarlo),
aquí,
en
lo veloz,
el
imposible rostro del momento.
De: “Proa”
MARIO LUZI
Ah,
no te quedas inerte en tu cielo
Ah,
no te quedas inerte en tu cielo
y la calle se repuebla de alarmas
pues tu inminencia alienta contenida
por el silencio de flamantes muros
y ventanas que miran el invierno.
Caminar es venir a tu encuentro: vivir
es medrar en ti, todo es fuego y espanto.
Y cuántas veces, a punto de descubrirte,
he temblado por un rostro repentino
tras los batientes de una antigua puerta
en la penumbra o al empezar las escaleras
y la calle se repuebla de alarmas
pues tu inminencia alienta contenida
por el silencio de flamantes muros
y ventanas que miran el invierno.
Caminar es venir a tu encuentro: vivir
es medrar en ti, todo es fuego y espanto.
Y cuántas veces, a punto de descubrirte,
he temblado por un rostro repentino
tras los batientes de una antigua puerta
en la penumbra o al empezar las escaleras
LUIS LLORÉNS TORRES
A
Puerto Rico
A
Tomás Carrión
La América fue tuya. Fue tuya en la corona
embrujada de plumas del cacique Agüeybana,
que traía el misterio de una noche de siglos
y quemóse en el rayo de sol de una mañana.
El
África fue tuya. Fue tuya en las esclavas
que el surco roturaron, al sol canicular.
Tenían la piel negra y España les dio un beso
y las volvió criollas de luz crepuscular.
que el surco roturaron, al sol canicular.
Tenían la piel negra y España les dio un beso
y las volvió criollas de luz crepuscular.
También
fue tuya España. Y fue San Juan la joya,
que aquella madre vieja y madre todavía,
prendió de tu recuerdo como un brillante al aire
que aquella madre vieja y madre todavía,
prendió de tu recuerdo como un brillante al aire
sobre
el aro de oro que ciñe la bahía.
¿Y el Yanki de alto cuerpo y alma infantil quizás?…
¡El Yanki no fue tuyo ni lo será jamás!
¿Y el Yanki de alto cuerpo y alma infantil quizás?…
¡El Yanki no fue tuyo ni lo será jamás!
ELIZABETH BARRETT BROWNING
Doy
gracias a todos
Doy
las gracias a todos los que me han amado en sus corazones,
Con las gracias y el amor que hay en el mío. Profundas gracias a todos
Los que se han demorado en los muros de esta prisión
Para escuchar mi música en sus más intenso dolor,
Flotando siempre hacia adelante, llenando el espacio
Del pagano templo, más allá de las palabras.
Con las gracias y el amor que hay en el mío. Profundas gracias a todos
Los que se han demorado en los muros de esta prisión
Para escuchar mi música en sus más intenso dolor,
Flotando siempre hacia adelante, llenando el espacio
Del pagano templo, más allá de las palabras.
Tú,
quien te hundes y caes en mi voz
Cuando la pena te arrebata, el divino instrumento
Del arte se despliega ante tus pies
Para escuchar lo que he dicho entre lágrimas,
Enséñame cómo agradecerte. Enséñame como
Ver el sentido de mi vida en los años futuros,
Y a sentir que el amor perdura en la vida que se desvanece.
Cuando la pena te arrebata, el divino instrumento
Del arte se despliega ante tus pies
Para escuchar lo que he dicho entre lágrimas,
Enséñame cómo agradecerte. Enséñame como
Ver el sentido de mi vida en los años futuros,
Y a sentir que el amor perdura en la vida que se desvanece.
MASAOKA SHIKI
El
destello de un relámpago;
Entre los árboles del bosque,
Aparece el agua.
Entre los árboles del bosque,
Aparece el agua.
De: “Verano”
EEVA KILPI
Cuando una ya no tiene fuerzas para
escribir, tiene que recordar
Cuando
una ya no tiene fuerzas para escribir, tiene que recordar.
Cuando una ya no tiene fuerzas para fotografiar,
tiene que ver con los ojos del alma.
Cuando una ya no tiene fuerzas para leer,
tiene que estar lleno de narraciones.
Cuando una ya no tiene fuerzas para hablar,
tiene que resonar.
Cuando una ya no tiene fuerzas para andar, tiene que volar.
Y cuando llegue la hora,
una tiene que desprenderse de los recuerdos,
de los ojos del alma, dejar de soñar,
callarse y plegar las alas.
Pero pase lo que pase, sigue la narración, sigue.
Cuando una ya no tiene fuerzas para fotografiar,
tiene que ver con los ojos del alma.
Cuando una ya no tiene fuerzas para leer,
tiene que estar lleno de narraciones.
Cuando una ya no tiene fuerzas para hablar,
tiene que resonar.
Cuando una ya no tiene fuerzas para andar, tiene que volar.
Y cuando llegue la hora,
una tiene que desprenderse de los recuerdos,
de los ojos del alma, dejar de soñar,
callarse y plegar las alas.
Pero pase lo que pase, sigue la narración, sigue.
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