"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 28 de mayo de 2016
ESDRAS PARRA
Escribir
sobre el silencio o sobre
sus trozos de vacío, pero volver a
la palabra o hacia su desaparición
volver a la claridad, a la duda,
a una vida sencilla
o a la ardua madurez del hierro
fuera de aquí, anclar en el asombro
esa inocencia del mutismo.
sus trozos de vacío, pero volver a
la palabra o hacia su desaparición
volver a la claridad, a la duda,
a una vida sencilla
o a la ardua madurez del hierro
fuera de aquí, anclar en el asombro
esa inocencia del mutismo.
CELIA VIÑAS OLIVELLA
Geografía
Pintaba
un mapa mi niño,
¡qué
color azul de mar!,
¡qué
verde tierno en los valles!,
¡qué
montes color de pan!
Pintaba
un mapa mi niño
de un
país... yo no sé cuál.
Vio
que el mar era muy grande
y
casi se echó a llorar;
¡oh
los pobres marineros
sin
un puerto do arribar!
Días
y días y días,
sin
ver color terrenal,
azules
serán sus ojos
de
tanto mirar el mar.
y si
sopla el viento cruel,
sus
labios llenos de sal
besarán
las frías olas,
naufragio
en la soledad.
Si
llegan a pisar tierra,
de
andar no se acordarán,
como
patos caminando
se
burlará la ciudad.
Pero
mi niño ahora es bueno
y se
pone a dibujar
un
collar de islas pequeñas
que
ahora acaba de crear.
¡ ya
podrán los marineros .
en
las islas descansar!
Pintaba
un mapa mi niño
de un
país, yo no sé cuál!.
ANA MUELA SOPEÑA
Existíamos sobre el filo de la navaja
y allí bailábamos nuestra particular experiencia
cada segundo de estar vivos.
Luego vino la institucionalización del tiempo,
la cuenta de resultados,
la insoportable pérdida
de la calderilla para comprar bono loto,
el deslumbramiento del cálculo
y el gambito de dama.
Permanecí en la sombra
como la primera vez,
pero tú seguiste deambulando
por los territorios imposibles
de la razón
y el lazo que te unía a mi matriz de loto
se cortocircuitó
cayendo en el absurdo.
Yo,
en cambio,
continué vinculada a tu esencia
de huérfano y licántropo.
Como señor de las bestias
me descuartizas en tu sueño.
Mas yo no habito en ese sueño
que es una proyección de tu pánico.
Yo sigo cabalgando quietamente
sobre tu cuerpo liviano
que abraza la montaña de jade.
Existíamos
sobre la cuerda de un funambulista
y todo era terriblemente bello.
Ahora,
contabilizas con un ábaco
todos tus movimientos
y crees que el ahorro
es lo más adecuado.
Has concebido la idea
de que el amor sin meta ni objetivo
es una pérdida de tiempo,
y tú, ignorante de todo,
te estás asfixiando
con los relojes que inundan
tus lugares habituales.
Sólo tus ojos navegan
por océanos de ámbar.
Tu cuerpo yace adormecido
con el licor de mandrágora,
poseído por las brujas de Salem
y torturado por la rueda del Samsara.
MARIANELA PUEBLA
Mujer,
resiste
Estás
en medio de una gran batalla,
has
dado el paso decidido,
la
primera mirada combativa, el grito
que
dormía la placidez de los siglos,
la
llamarada en la antorcha de la vida.
Contra las vicisitudes odiosas, resiste, llevas en ti
la
voz ahogada que te impulsa a seguir caminos tortuosos,
llenos
de pesares y dolores.
Pero
tú estás hecha de coraje, junto a ti
corre
un río caudaloso de fuerza que recorre
tu
cuerpo, hecho de fibra extraordinaria
para
resistir los embates de la incertidumbre.
Tú eres luz, fuego, la fuerza motora que impulsa
a tus
hijos a seguir hacia delante,
a no
desfallecer ante situaciones adversas
que
les empujan con una carga a cuestas
difícil
de sobrellevar.
Resiste, tu corazón está hecho de granito
endurecido
por los azotes del destino,
aunque
flaqueen tus piernas a punto de derribarte,
sacas
arrojo más allá del dolor
y
continúas en la batalla.
Te declaras adicta a la lucha,
a
combatir la nebulosa del temor, el miedo ancestral
que
circula en tu sangre.
Resiste, resiste,
eres
mujer, eres más que un ser humano
convertido
en lágrimas.
Llevas
en ti la marca de los tiempos
que
te han heredado el coraje,
como
símbolo de tu karma.
Sostienen
tus brazos el peso de la historia,
derramada
en miles de hijos
que
salen de tu fecundo y amoroso vientre.
Sensible y protectora madre,
lo
das todo sin importar la estatura.
Debes
seguir resistiendo con fuerza de gigante,
pues
la grandeza que posees, no sólo cobija a tus hijos,
también
abarca la ilusión del planeta.
EMILIO PRADOS
Alba
rápida
¡Pronto, deprisa, mi reino,
que se me escapa, que huye,
que se me va por las fuentes!
¡Qué luces, qué cuchilladas
sobre sus torres enciende!
Los brazos de mi corona,
¡qué ramas al cielo tienden!
¡Qué silencios tumba el alma!
¡Qué puertas cruza la Muerte!
¡Pronto, que el reino se escapa!
¡Qué se derrumban mis sienes!
¡Qué remolino en mis ojos!
¡Qué galopar en mi frente!
¡Qué caballos de blancura
mi sangre en el cielo vierte!
Ya van por el viento, suben,
saltan por la luz, se pierden
sobre las aguas...
Ya vuelven
redondos, limpios, desnudos...
¡Qué primavera de nieve!
Sujetadme el cuerpo, ¡pronto!,
¡que se me va!, ¡que se pierde
su reino entre mis caballos!,
¡que lo arrastran! , ¡que lo hieren!
¡que lo hacen pedazos, vivo,
bajo sus cascos celestes !
¡Pronto, que el reino se acaba!
¡Ya se le tronchan las fuentes!
¡Ay, limpias yeguas del aire!
¡Ay, banderas de mi frente!
¡Qué galopar en mis ojos!
Ligero, el mundo amanece...
¡Pronto, deprisa, mi reino,
que se me escapa, que huye,
que se me va por las fuentes!
¡Qué luces, qué cuchilladas
sobre sus torres enciende!
Los brazos de mi corona,
¡qué ramas al cielo tienden!
¡Qué silencios tumba el alma!
¡Qué puertas cruza la Muerte!
¡Pronto, que el reino se escapa!
¡Qué se derrumban mis sienes!
¡Qué remolino en mis ojos!
¡Qué galopar en mi frente!
¡Qué caballos de blancura
mi sangre en el cielo vierte!
Ya van por el viento, suben,
saltan por la luz, se pierden
sobre las aguas...
Ya vuelven
redondos, limpios, desnudos...
¡Qué primavera de nieve!
Sujetadme el cuerpo, ¡pronto!,
¡que se me va!, ¡que se pierde
su reino entre mis caballos!,
¡que lo arrastran! , ¡que lo hieren!
¡que lo hacen pedazos, vivo,
bajo sus cascos celestes !
¡Pronto, que el reino se acaba!
¡Ya se le tronchan las fuentes!
¡Ay, limpias yeguas del aire!
¡Ay, banderas de mi frente!
¡Qué galopar en mis ojos!
Ligero, el mundo amanece...
JAIME LABASTIDA
El
crecimiento
Con la palabra inauguramos, damos vida.
Yo te nombro la playa de mi cuerpo,
la bahía de mi boca,
el abra de mis brazos.
Yo te nombro callada,
yo te nombro vibrante.
Te digo aves, te digo remolinos.
Espeso ahora mi juventud, tú la adulteces.
Grave ahora mi corazón, tú me lo sanas.
Tú me haces crecer como la tierra plantas,
como la tierra uvas,
como la tierra creces.
Y yo crezco contigo.
Me haces crecer sobre tu cuerpo
y soy como una enredadera
tendido entre tus brazos.
Peso ahora tu corazón y el mío:
peso lo doble.
Con la palabra inauguramos, damos vida.
Yo te nombro la playa de mi cuerpo,
la bahía de mi boca,
el abra de mis brazos.
Yo te nombro callada,
yo te nombro vibrante.
Te digo aves, te digo remolinos.
Espeso ahora mi juventud, tú la adulteces.
Grave ahora mi corazón, tú me lo sanas.
Tú me haces crecer como la tierra plantas,
como la tierra uvas,
como la tierra creces.
Y yo crezco contigo.
Me haces crecer sobre tu cuerpo
y soy como una enredadera
tendido entre tus brazos.
Peso ahora tu corazón y el mío:
peso lo doble.
De "El descenso" 1960
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