martes, 15 de mayo de 2018


ANA ROSETTI





Sálvame



Mis ojos, por tu cuerpo reclamados,
de su hermosura avisan, amplio torso devastan
y en la estrecha cadera contiénense aturdidos.
Sin indulgencia alguna muestran al labio hambriento,
de cerezas mordientes, la semilla
y al igual que mis dedos el más ardiente roce
de tu piel se presagia, de la amatista intrusa
e irisado pezón, en mi confusa lengua
avívase su tacto.
Las feroces punzadas de un turbador augurio
procura apaciguar mi inasaltado vientre,
pero es vano el combate del que ya ha sido herido.
Y es un abismo el goce, el anhelo locura,
es tu nombre invocado amarga extenuación
y tu cuerpo inminente rigurosa medida
de mi infierno.
De este insaciable afán dicen que has de salvarme.
Pero lo cierto es que enfebrecida aguardo
y que puedo morir antes de que me toques.


CECILIA BUSTAMANTE





Altas Hojas: VIII



En el fondo de todas las cosas,
intermitente y sin descanso, está el corazón.
Aquí habitaron los hombres de todos los tiempos
Y su polvo ennnoblece los embriones de las plantas.
!Quién pudiera escuchar su palabra de fuego
en la noche oscura,
y cogerla ardiente y elevarla
sin que nos hiciera daño!

Ven, dame tu mano, el valor de tu mano
cuando mi ser agonice.
Retengámonos poderosamente,
como lo hacen los astros que coronan el espacio,
porque somos el oscuro equilibrio del tiempo,
la temible seguridad de los hemisferios de la tierra
y los seres que legarán nuestras entrañas.

Nuestras huellas gravitan en todos los misterios
y en nosotros todo se cumple,
Porque avecinamos estrellas y vientos
y nos abisma la magia de la Naturaleza.
Abandonados al silencio, habitamos antiguos huracanes
y los murmurantes secretos que rinden el corazón.



YEHUDA HA-LEVI





26



"¡Qué hermosa eres, la de bellos ojos,
         ebria, y no de vino!

¡Oh hermosa! ¿a dónde te diriges?
Los corazones domina con mesura.
¿No has de tener piedad de las ofensas
         que se cometen con los ojos?

Muestra, te ruego, tu semblante.
¿Por qué eclipsas tu rostro
sin dejar que te vean al mirarte?
           ¡De ti nunca se sacian los ojos!

Blancos zafiros son tus mejillas;
con sólo tu semblante te engalanas.
¿No ha de anhelar atisbar tu belleza
           el varón de penetrantes ojos?"

"¡Amado mío, que avivas las llamas!
¡Ven y deleitémonos con los amores,
con néctar del paladar, pues mejores son
           tus caricias que el vino!"

¡Bebed, amados; embriagaos, amigos,
20 en casa del prócer, vástago de nobles!
y con la alegría del hijo muy amado
          ¡escanciad a los nazareos vino


De "Cantos de boda"

Versión de Xabier Kintana



LUIS LÓPEZ ANGLADA





Cuenta cómo sucedió lo de enamorarse



Sucedió que aquel año se decía
que los tiempos cambiaban. Cierto era;
aquel año empezó la primavera
cuando apenas enero se moría.

Aquel año la tarde convertía
en campos de pasión la Tierra entera
que, por cazar, el alma fue campera
y la caza le hirió que perseguía.

Sucedió que era invierno, que el destino
preparaba un asombro campesino
de manos blancas y sandalia breve.

Y me encontré en Castilla deslumbrado
con todo el corazón enamorado
como una antorcha en medio de la nieve.

 

JAIME TORRES BODET





Bajamar



Conforme va la vida descendiendo
-bajamar de los últimos ocasos-
se distinguen mejor sombras y pasos
sobre esta playa en que a morir aprendo.

Acaba el sol por declinar. Los rasos
de la luz se desgarran sin estruendo
y del azul que ha ido enmudeciendo
afloran ruinas de horas en pedazos.

Ese que toco, desmembrado leño,
un día fue timón del barco erguido.
que por piélagos diáfanos conduje.

En aquel mástil desplegué un ensueño.
Y en estas velas, ¡ay!, siento que cruje
todavía la sal de lo vivido.


IBN ZAYDUN





¿Cuándo te contaré lo que me aflige?



¿Cuándo te contaré lo que me aflige?
¡Mi consuelo y tormento!
¿Cuándo tomarán mis labios
el lugar de la pluma al expresarme?
Bien sabe Allah que yo
por tu culpa me he puesto en este estado,
pues no encuentro sabor en los manjares
ni hallo grato el beber.
¡Tentación del devoto!,
¡oh pretexto del seductor!
Tú eres sol que se oculta
tras un cendal a mis miradas.
La luna, cuyo esplendor se filtra
a través de la nube transparente,
es igual a tu rostro cuando
bajo el velo se alumbra.