lunes, 13 de enero de 2025


 

LUZ MARY GIRALDO

 


  

Estado de alarma

 


Reconozco el aire de la infancia en la cornisa

donde se posaban los pájaros que alimentó la abuela.

Ahora son tierra de miseria

costra sombría

formas torturadas

oscuridad y silencio.

 

Las puertas se cierran una detrás de otra como bóvedas

y nadie puede abrirlas con sus manos.

 

Yo intento abrirlas con mis letras.



RENÉ MORALES

 

  


San Martín

 


Las enfermeras del hospital regional Doctor Juan C. Corzo de la ciudad de Tonalá se habían negado a darle de comer a las personas enfermas de sida. No había poder humano que les hiciera acercarse. Si no iban los familiares a darles de comer en la boca a los enfermos, el paciente no recibía ayuda de nadie. Ese es el mundo real: alguien tiene hambre y no puede llevarse la comida a la boca. La piedad hoy es objeto de lujo.

 

CHRISTIAN RINCÓN

 

 

 

 

Efectos especiales #2

 



¿El nuevo enemigo de siempre? el capitalismo, los días largos y la gastritis. Escribes poesía porque un día algo te abdujo y te dejó lejos. La mayoría de testimonios describen ese momento como algo confuso e innecesario. Sin embargo, desde mil novecientos sesenta y siete se han reportado muchas más abducciones de vacas que de humanos, haciéndonos reflexionar sobre nuestra verdadera importancia dentro de la poesía. Varias investigaciones de la etnología moderna han tratado de explicar el surgimiento de la poesía en nuestra especie, dando lugar a hipótesis que van y vienen del misterio. Algunas evidencias sugieren que la poesía comenzó a evolucionar en los cantos que acompañaban la recolección. Esto resuelve el grado de vecindad que existe entre comer una mandarina, sentado bajo el sol y escribir un libro de poemas. El registro fósil, en cambio, nos invita a pensar que la poesía se inventó para recordar los caminos secundarios. Los neumólogos son mucho más concretos: la poesía es el perfeccionamiento del aire. En cualquier caso, no importa. Todas las preguntas por el origen son las preguntas que no le hiciste a tu mamá. Lo que sí importa es el final. Una de las grabaciones más interesantes en la historia del sonido (mil novecientos setenta y siete) involucra un periodista y una forma de vida poliamorosa que dice en acento argentino que de lo que se trata es de hacerle cosas raras al lenguaje. Raras y definitivas. A veces lo haces y a veces no. Y está bien. Escribe sin prisa, toma más agua, sueña conmigo. Aplana la tierra poniéndola debajo del colchón. Alunizar es algo que tú también puedes sentir.

 

 

MARIALUZ ALBUJA BAYAS


 


Habitante

 



Hay guerra en Siria

pero en todo lo que veo está mi nervio intercostal:

pincha los ojos del pequeño en una clínica de Alepo

aprieta el talle de la chica que murió

cuando una barca de migrantes

se hundió a pique.

 

Ni el aluvión que se atascó al final de un caserío

ni los aullidos de las bombas

ni otras muertes simultáneas

logran que olvide esta punzada en la costilla

una llamada que no viene

el tren que ya no existe

el espejismo de una niña taponándome el canal del sexo

hasta morir

hasta matarme.

 

Soy tan precaria que se acaba el noticiero y vuelvo a mí

como una vaca que mastica sus estúpidas desgracias

ser habitante de la carne

hasta creer que el universo me desborda

ver cómo pasa el mundo dentro de mí misma

 

una vasija que se entierra

para ser lo que no supo.

 

 

De: “Doble filo”

 

ENRIQUE SOLINAS

 

  

 

 

Invierno

 

 

 

Observa el viento entre las hojas

de los libros.

Sus manos invisibles las descorren

con la delicadeza propia

de quien está en ninguna parte,

pero existe,

como un murmullo

en medio

de esta nada.

 

Observa,

compré flores en el mercado

para las novias y los muertos.

                                                                                 Lloré.

Hoy me alegré por tanta

melancolía desierta.

 

En algún lugar del mundo

es primavera

y yo no estoy allí.

 

Soy el invierno,

respiro oscuridad,

bebo oscuridad

y tengo miedo.

 

Ahora,

                                                                 ahora,

 

ahora soy

lo que temo.

 

 

DOMENICO INGENITO

 

  


I

 


Articulas tu pensamiento

con la precisión punzante

que despide el ascenso de halcón

hacia el sol.

Contemplo las estrellas variables

que habitan tu silencio

y ves, entonces, y piensas mínimas formas de verdad.

Cortan la manzana

o, quizás, el corazón. No hay semilla que se desperdicie;

La sangre no fue derramada.

 

Y me tomó casi dos años

–tú lo sabes–

percatarme

de la hermosura con que tus formas se alinean

con todo lo que ves, con todo lo que comprendes:

Los gestos etruscos que se aciertan

en la sangre parta

que en el misterio

una diana de los miembros

hace para la mirada.

 

Mas tus sentimientos, Fedro, se esconden

en la recámara más oscura del pensamiento:

pides y pides que sean contemplados

o que en otras mentes se sientan, una vez más.

–Sensaciones convulsas por mundos nunca antes vistos.

 

Pero estas formas…

estas formas…

estas formas tuyas

en que tú devienes.

 

 

Versión de Ariel Miller