domingo, 4 de abril de 2021


 

RAQUEL NOBRE GUERRA

 




Una consideración para después del almuerzo

 



por esta altura un hombre ya pisó la luna mitad
del mundo ardió por la televisión copos de hielo
desprendiéronse de continentes cocktails fueron
inventados para hombres calvos familias fueron criadas
para la pereza en el Jardim da Parada juegan a las cartas
un bebé se murió en mi panza mantos de crudo
diseminados en el atlántico la crítica de la razón pura
fue atendida en muchas más lenguas
llevando al suicidio a más de un centenar de niños
el hombre de la carnicería se bajó los pantalones para la luna
el Yogi de la montaña rodó como el lobo en la nieve
los centros comerciales se volvieron gigantes
Alan Vega apagó cuatro cigarros en la cara durante un concierto
la mandíbula de un edificio se derrumbó con personas dentro mi
gata mastica el centro macizo de un pájaro mi padre
fue cerrado en un velcro mis tenis afondan en la hierba
mi madre murmuró cualquier cosa
un autor escribe como si todo estuviera bien
a la búsqueda de su camino en lo que resta del gran sueño galáctico
floreció y no fue por error el pino salvaje

 


RICARDO MARQUES

 

 

 

El camino del tiempo

 



Intenta siempre que el pasado esté en
todas las cosas que hagas, aunque
hayas evolucionado en el único sentido posible:
La vida no tolera retrasos ni bruscos
avances, y el latir del segundo es su cara
más visible. Busca recordar los árboles
que plantaste en la vida de alguien, de líneas
en que tu corazón se perdió y de otras
que dibujaste racionalmente con la mano,
imitando el gesto creador inicial. Recuerda
los rostros que besaste, los aviones que tomaste,
y las risas y lágrimas que vertiste. Pero
más importante que eso, o después de todo
acondicionado en el volátil espacio de la memoria,
recuerda las decisiones y los dones que
te permitieron escapar a la muerte de cada día,
ella que siempre te esperó cuando menos lo
esperabas en un rincón distraído de las horas.

 

ROSA OLIVEIRA

 

  

 

1

 



no vale la pena implorar
o llorar
sobre cajitas despedazadas
de metáforas

 
ya acorté también la métrica
es menos doloroso
y puede ser que el sentido no huya

 
yo nunca huí
estuve siempre aquí
viendo pasar los ciervos
desentrañando rosarios de enigmas
preparándome siete días por semana
para mear en el tapete de entrada de los vecinos

 

 

De: “Dictámenes de poesía”

 

 

RITA TABORDA DUARTE

 

 

 

Vuelos (la piedra y el pájaro)

 

El poeta maldito se entretiene a disparar
pájaros a las piedras.
Nicanor Parra

 


 
Nunca caí en pleno vuelo
tal vez porque nunca he logrado volar

 
Pero conocí piedras que   aficionadas a la mano
y con el impulso cierto
subían más alto   aún que muchos pájaros
Tal vez se cansaran más de prisa: no hay modo
alguno para una piedra de quedar tanto tiempo
alejada del suelo: una piedra es una piedra,
siempre piedra –no es bicho
para anidarse en los ramos de la morera para parir un nido

 
Aparte de eso
siempre preferí piedras a pájaros

 
Además, si un día disparamos un pájaro a una piedra
ella no nos ve caer a los pies hecha un andrajo
de pico y plumas sangrando
de un minúsculo corazón.

 

 

MIGUEL MANSO

 

 


 

En la muerte de la abuela

 



No bastara la humillación pública de morir
se espera del cuerpo que cumpla con indiscutible
pompa el intolerable protocolo de ausentarse

 
la dolida y nocturna asamblea del velorio
la presencia inconveniente de los agentes funerarios
los adornos luctuosos el obsceno maquillaje

 
del día siguiente, el arrullo de las oraciones, la concisa
ceremonia (no hay mucho que decir, seamos honestos
y suena hasta como insulto que se pregone el nombre de

 
Lázaro) el ataúd cerrado, el día se pone bonito
-y casi tan inmoral como alguien que haya traído una
corbata con motivos chistosos, la camisa floreada-

 
en casa, parece que las voces hacen eco como en la sala
a la que hubieran sustraído los muebles y vibrara por eso
el hueco de una extensión desprovista, disímil

 
el abuelo va a buscar las memorias de infancia (¿por qué
complicada razón omite él los recuerdos de casado?) hay
en su voz alguna cosa de paciente melancolía

 
como si aceptara, con callada sumisión, que el
tiempo no se detenga y los años nos empujen hacia
un hoyo, nos repriman con tan incivil desdén

 
lo súbito de la muerte, la presteza del tiempo, la estupidez
de la vida que no va a hallar cura ni razón para sí misma
contra todo yo alardeo el poema, adelanto la derrota

 

 

 

RAYMOND CARVER

 

 

 

Miedo

 

 


Miedo a ver un coche de la policía acercarse a mi puerta.
Miedo a dormirme por la noche.
Miedo a no dormirme.
Miedo al pasado resucitando.
Miedo al presente echando a volar.
Miedo al teléfono que suena en la quietud de la noche.
Miedo a las tormentas eléctricas.
¡Miedo a la limpiadora que tiene una mancha en la mejilla!
Miedo a los perros que me han dicho que no muerden.
Miedo a la ansiedad.
Miedo a tener que identificar el cuerpo de un amigo muerto.
Miedo a quedarme sin dinero.
Miedo a tener demasiado, aunque la gente no creerá esto.
Miedo a los perfiles psicológicos.
Miedo a llegar tarde y miedo a llegar antes que nadie.
Miedo a la letra de mis hijos en los sobres.
Miedo a que mueran antes que yo y me sienta culpable.
Miedo a tener que vivir con mi madre cuando ella sea vieja, y yo también.
Miedo a la confusión.
Miedo a que este día acabe con una nota infeliz.
Miedo a llegar y encontrarme con que te has ido.
Miedo a no amar y miedo a no amar lo suficiente.
Miedo de que lo que yo amo resulte letal para los que amo.
Miedo a la muerte.
Miedo a vivir demasiado.
Miedo a la muerte.
Ya he dicho eso.

 

 

Versión de Jaime Priede