sábado, 9 de diciembre de 2017


MARIO BENEDETTI




24



si no se esfuman
hay que tener cuidado
con los fantasmas



MANUEL JOSÉ OTHON



  
Voz interna



En las noches tediosas y sombrías
buscan su nido en mi cerebro enfermo,
plegando el ala ensangrentada y rota,
mis antiguos recuerdos.
No vienen como alegres golondrinas
de la rústica iglesia a los aleros,
trayendo de la rubia Primavera
las blandas brisas y los tibios besos.
Vienen, como los pájaros nocturnos,
a acurrucarse huraños y siniestros
de la musgosa tapia en las ruinas
o de la vieja torre entre los huecos.

¡Que vengan en buena hora, que no tarden!
¿Por qué no se apresuran? ¡Los espero!...
¡Hace ya tantos años que dormito!
¡Hace ya tanto tiempo!
El negro muro del hendido claustro,
aunque roto y abierto,
aún se mantiene en pie, y en las ojivas
del campanario viejo,
si no hay esquilas que a la misa llamen
al asomar el matinal lucero
o anuncien la oración al campesino
y la hora del regreso
a las muchachas de la azul cisterna,
al pastor y al vaquero;
si ya no hay campanitas que repiquen
del santo titular a los festejos,
hay oquedades hondas y sombrías
que abrigarán en sus oscuros senos
a las lechuzas pardas y siniestras
y a los pájaros negros...


CHARLES BAUDELAIRE




150. Epígrafe para un libro condenado



Lector apacible y bucólico,
Ingenuo y sobrio hombre de bien,
Tira este libro saturniano,
Melancólico y orgiástico.

Si no cursaste tu retórica
Con Satán, el decano astuto,
¡Tíralo! nada entenderás
O me juzgarás histérico.

Mas si de hechizos a salvo,
Tu mirar tienta el abismo,
Léeme y sabrás amarme;

Alma curiosa que padeces
Y en pos vas de tu paraíso,
¡Compadéceme!... ¡O te maldigo!


De "La muerte"


LORENA VENTURA




Simetría de la luz



Este amor es un joven dinosaurio
que ha tardado cien años en crecer:

más tardará en desmoronarse.

Milenios pasarán
para que la puta muerte
le clave los colmillos
y lo enferme de miseria,
para que el tizne de unos dedos
–envidiosos de tanto y tanto amor
se atrevan a tocarlo en su textura
–que es de luz y de crisálida.

Este amor vive en el silencio
que rodea a la palabra
y de nada vale treparse a la punta de los pies
o alargar la mano
para minar su territorio.

No deja nunca de crecer.

Animal largamente fatigado por la sed
            frente a la espuma inalcanzable del lenguaje,
Aprendió a decirlo todo
ayudado por los pájaros:
grafías subversivas que el viento
            aprendió a ordenar.

Si otros se atreven hoy a amar
–a dejarse beber por el silencio
es por su dulce sombra

unida insalvablemente a nuestros nombres.

Lejos de la marítima traición
de ir y de volver

se encuentra este amor
trazado en el centro de la luz:

Toda noche es ya una tinta mal cuidada
en el cuaderno de los días.



ADRIANA TAFOYA




De la tristeza del poeta al bajar la marea
en la mesa de lectura



Siempre hay malos poetas
(afortunadamente
nos vienen a leer —en verso sus incontinencias)
Algunos tienen notables premios, otros
—como yo— no los tenemos, pero
eso no evita que como las olas
cada cierto instante
regresemos a estrellarnos contra ustedes
para esculpirlos en escuchas
de la poesía
(por accidente)
al igual que los peñascos
son acariciados por los rumores del mar.
Innegable es también
que si no escribiéramos
nosotros, los poetas malos (espuma de los mares),
los grandes poetas no existirían
no podrían formarse porque necesitan
a toda costa
de nuestras olas pequeñas
No tendrían mar para crear sus tempestades
ni las burbujas de las perlas para explotar
contra todos (ustedes)
arrastrándolos agua adentro
en sus turbios aguajes
hasta inundarlo todo
hasta desaparecerlos
a ustedes y sus gritos
con el alarido de sus aguas
transformarlos en mar mismo, desvanecerlos
en el terrible               perverso silencio
de la paz de la tierra
y asimilarlos así, irremediablemente
convertidos en poesía.



ELIANA MALDONADO




Agua

Agua, no huyas de la sed, detente.
José Gonzalo, Villa Hermosa, Tabasco



Agua no huyas de mi sed,
humedece mi garganta,
hidrata la piel árida,
remueve de mis venas
la sangre seca que en su penoso
cauce se detiene.
Agua, no huyas de mi sed.