domingo, 19 de abril de 2020


GUIDO RIGGIO POU




3



Me habla el jardín
en su lengua de flores
y de olores


De: “El otro jardín”

ALVARO HERNÁNDEZ




Acerca de una Parra trenzada a una Higuera



Par de borrachos abrazados a la salida del bar
como posando para una postal chilena
donde la costumbre es la escena encantada.


Seguidillas y rimas imprecisas
Marcas de cardenales rojos
Rosas bolas de barro
Insignias de niños agolpados a la salida de la escuela
huelen a manzana, lápiz mina, membrillos maduros
un collage, chorreados de Pollok
todo acerca de una Parra y una Higuera
regla de lo que nunca-tal vez- se podrá unir.


GIORGIO CAPRONI





Aquí



            La rampa en escalinata
que lleva al Sacré-Coeur.

                         Jardines
de un lado – del otro
blancos apartamentos.

            El aire limpio y arbolado.

            El paro (¿o qué otro pájaro?) exaltado
tras una cáscara.

                 El rubio
– el azul – de dos niños.

            Ser aquí de casa.

            Tener – aquí – los vecinos.




FERRUCCIO BRUGNARO


  


Nieve de primavera



Es perturbadora
y bella
como tus besos
cuando estás enfadada.
Ahora disuelve
las marañas de dolor
más oscuras
en luz intensa y dulce.
Su cándido mordisco
a la tierra
es tu mordisco
estremecedor y feliz
a mi vida
en el corazón de la noche.


VICENT ANDRÉS ESTELLÉS




Los amantes

La carn vol carn.
Ausiàs March
  


“No había en Valencia dos amantes como nosotros.
Ferozmente nos amábamos de la mañana a la noche.
Lo recuerdo todo mientras tiendes la ropa.
Han pasado años, muchos años; han pasado muchas cosas.
De pronto aún me atrapa aquel viento o el amor
y rodamos por el suelo entre abrazos y besos.
No comprendemos el amor como una costumbre amable,
como una costumbre pacífica de cumplidos y telas
(y que nos perdone el casto señor López-Picó).
Se despierta, de pronto, como un viejo huracán,
y nos tumba a los dos en el suelo, nos junta, nos empuja.
Yo deseaba, a veces, un amor educado
y el tocadiscos en marcha, negligentemente besándote,
ahora un hombro y después el lóbulo de una oreja.
Nuestro amor es un amor brusco y salvaje,
y tenemos la añoranza amarga de la tierra,
de andar a revolcones entre besos y arañazos.
¡Qué queréis que haga! Elemental, ya lo sé.
Ignoramos a Petrarca e ignoramos muchas cosas.
Las Estancias de Riba y las Rimas de Bécquer.
Después, tumbados en el suelo de cualquier manera,
comprendemos que somos unos bárbaros, y que esto no puede ser,
que no estamos en la edad, y todo esto y aquello.
No había en Valencia dos amantes como nosotros,
porque amantes como nosotros se han parido muy pocos.”



FANOR TELLEZ





Contrautopía



Nací en Nicaragua, América Central, hace tiempo
y desde que recuerdo no respetamos la muerte,
porque nos cuesta aceptar que morimos.
Y no nos importa morir
ni matar ni nos asustan los que vienen en tendalada
a ser cadáveres por patriotismo, por honor, por codicia
o víctimas de malvados y de ideólogos fanáticos.

Nos imaginamos que pese a morir
la vida se prolonga en la memoria.
Pero eso no es cierto. Aunque te citen los libros de historia
y los romances hablen de ti, estás aguantando tierra.
Luego eres tierra. Alguien que murió, no tú.

Por patrañas vamos a la guerra. Al matadero.
Si nos importara de verdad la muerte, amaríamos la vida.
La propia y la ajena y la del pueblo entero.
No se nos ocurriría llegar y machacar a alguien porque sí
(Libertad o muerte. Legitimidad o muerte. Patria libre o morir.
Cualquier razón da igual)
sino abundar en buena fruta, legumbre y grano.
Nos importaría crecer fuertes, hermosos y alegres
¿A quién no le gusta vestir bien?
¿A quién no le gusta descansar sabroso en su casa?
¿Quién rechazaría un buen plato en tierra propia al mediodía?

Ah no, sólo nosotros hacemos un país para huir de él
-un estado diminuto comparado con Rusia
y nos contamos con los dedos comparados con China-
y por morir se nos olvida vivir en él.
Desobedecemos el equilibrio natural de respetar la muerte
y complementariamente, amar la vida.
Todos los días hacemos un país para autodestruirse.
Y son una rareza los que mueren de viejos en él.