sábado, 21 de octubre de 2023


 

ANA ROMANO

 


 

Violetas

 

 

El ombligo presiona

el vientre negado

los párpados clausuran

 

Danzan alfileres

se escurren

en la despedazada luna

 

La madre caracol se desvanece

frente a las violetas.



JAMES SCHUYLER

  

 

Desde el cuarto…

 

 

Desde el cuarto del al lado
el amigable golpeteo
de una máquina de escribir eléctrica.
Zumban moscas en el vidrio
de la ventana. Es la época
en que mueren. La casa
está pintada de gris. Los campos
se empelusan de
algodoncillo. Junto al
estanque, un castor roe
un árbol. Esos dientes, tan
filosos. El camino serpentea
colina abajo hasta llegar acá
después se aleja serpenteando.
El bosque está marrón.
El cielo es gris. Qué
silencio increíble en
esta colina rodea
el amigable golpeteo,
el zumbido de la muerte.

 

 

EDUARDO MOGA

 

 

Poesía para (Letanía a modo de poética)

 



Poesía para desnudar la palabra.
Poesía para que se encienda la piel.
Poesía para conjurar el miedo.
Poesía para interpretar el caos.
Poesía para razonar los sueños.
Poesía para hacer exacta la alucinación.
Poesía para ver lo invisible.
Poesía inútil.
Poesía para la belleza.
Poesía contra la estupidez.
Poesía frente a la intemperie.
Poesía para llegar al día siguiente.
Poesía para tener tema de conversación.
Poesía para respirar.
Poesía para sustituir al grito.
Poesía para follarnos al lector.
Poesía para que el poema nos folle.
Poesía porque es lo único que sé hacer.
Poesía para que la oscuridad sea luz y la luz, oscuridad.
Poesía para vivir más.
Poesía para decir te quiero.
Poesía para eyacular.
Poesía sin poéticas.
Poesía para la revolución.
Poesía para la nada.
Poesía para todas las palabras.
Poesía en silencio.
Poesía para que no nos engañen.
Poesía porque no se vende.
Poesía para el poema.
Poesía para ser libre.
Poesía para los amigos (y los enemigos).
Poesía de lo inverosímil y de lo cotidiano.
Poesía para crear otra realidad.
Poesía porque de algo hay que morir.
Poesía para no pensar en la muerte.
Poesía porque es divertido.
Poesía para llevar la contraria.
Poesía para tener razón.
Poesía porque no me da la gana escribir prosa.
Poesía porque no sé escribir prosa.
Poesía para rezar.
Poesía para que nos quieran más.
Poesía para preservar el espíritu.
Poesía por facilidad de palabra.
Poesía porque suena bien.
Poesía para que la palabra diga lo que dice.
Poesía para que la palabra diga lo que no dice.
Poesía para comprenderme.
Poesía para convivir con la contradicción.
Poesía para vencer al pudor.
Poesía para olvidar el tiempo.
Poesía para sentirnos diferentes.
Poesía para que nos pregunten:
¿Qué ha querido Ud. decir con…?
Poesía porque no rima.
Poesía para recordar.
Poesía por imitación.
Poesía para tener algo que hacer los fines de semana.
Poesía como prótesis.
Poesía como consuelo.
Poesía para entretenar la espera.
Poesía para seguir escribiendo poesía para…
Poesía por vanidad.
Poesía poro.
Poesía para que se nos ocurran versos al acostarnos (y no los recordemos al despertarnos).
Poesía para que nos deseen las mujeres (o los hombres).
Poesía para que nuestro padre nos apruebe.
Poesía para que nuestro padre nos repruebe.
Poesía para cagarnos en alguien.
Poesía, siempre, para la emoción.
Poesía porque poesía.

 

BALBINA PRIOR

 

 


 

 

Unos pocos minutos en América

aún entre la magia negra del jet lag
y la búsqueda del hotel en calle Veinte Art Decó.
Honestamente, como todo siglo un exceso,
demasiado pronto para situarse entre lo desconocido,
no queda sino la defensa propia contra el titán imposible,
del miedo una huida desesperada que me desborda.
He venido de lejos y sola, no hace falta que lo jure,
únicamente veo un agujero bruno en la pared,
librando nervioso su batalla entre los cuadros
de independencia, que nada aportarán a la historia ni al arte.

 

Me asomo apoyada en el quicio del Veintiuno,
me marea el violeta del drug store en la esquina,
acera izquierda y derecha, no hay paso de cebra,
y caigo en esta colcha ajada por tantos cuerpos y sus temores.

 

Hallaremos nuevos luminosos que nos aturdan
apoyados en el quicio del XXI, derroche ciego de lo mismo,
de frente a la nueva realidad que llegará con el alba.

 

JOAQUIN SABINA

 

  

 

Juégate la vida

XCI

 


Ultramarino amor, bruja granita,

recién conversa al puente de Triana,

pura sangre, tirana, gabachita,

pies dorados con pe de peruana.

 

Lo peor de lo malo de lo horrible

es la guerra incivil de nuestro ombligo,

lo que no puede ser es imposible,

atrévete a ser tú, ti, te, sinmigo.

 

Qué chanchullo el encono que no arde,

si quieres olvidarme lo comprendo,

yo también huyo en trenes a medida.

 

Tierra por medio pon, mañana es tarde

y brinda al sol que tienes aplaudiendo,

pero, si vienes, juégate la vida.

 

LILA CALDERÓN

 


 

Hay que buscar la luz

 



Sabía que algún día
debíamos empezar
a despedirnos.
Que no hay caso con el tiempo
y que no vale la pena engañarse.
Y no es cosa de darse la mano y hacer un gesto
que se vea casual.
Ya nos veremos otra vez.      Gracias por todo.
Padre. Madre. Hermanas.
Amados amigos y amores. Hijas.
Fuera del azar que nos sorprenda
con alguna jugada desafortunada, la certeza.
Todos. Todos estamos a punto de traspasar
esa puerta.
Y debemos aprender a despedirnos.

 

Últimamente eludo su nombre
e intento sostenidamente evitar el filo de su espada.
Pero su brillo ciega. A veces
en esas mañanas en que las sábanas parecen sudarios
y al desplegarlas caen las preguntas
que vienen desde tiempos tan remotos que parecieran
cubrir el origen de todos los lenguajes.
Vengo por usted, parecen decir.
Lo espero. No se preocupe. No lleve nada,
que el camino es largo, la carga pesa
y no hay a quien más entregarla.
No se confunda ¿Acaso no leyó las señales?
¿No aprendió? ¿No sospechó de qué se trataba?
¿No oyó la música?
¿No distinguió la soledad infinita
de las estrellas?

 

Hay que despedirse por adelantado.
Y ser agradecido. Pero duele fuerte el corazón
cuando se ve agobiado por las sombras
y no hay cómo calmarlo.
Es el techo que se cae a pedazos
y comienza a filtrar la luz
y las goteras estancadas.
Y esas hojas secas de un antiguo otoño. Esas hojas
que no volaron serán los fósiles
que formarán el mármol del sueño
donde nos perderemos un día.

 

Hay que despedirse. Y dar las gracias.
Ya sabemos del sacrificio
y del altar donde cada cual ha entregado su pasión.
Y aunque de nada sirve
hay que reconocer que existió la posibilidad
de ser mejor, pero la niebla
es como una cortina que se mueve con el viento
y el paisaje cambia demasiado rápido.
Y luego ¿cuál era el camino?
¿dónde estaba indicada la mejor decisión?
Tampoco es conveniente una despedida rotunda.
O retirarse indignado maldiciendo a medio mundo.
No hay que cerrar las puertas. Y hay que buscar la luz.
Por sobre todo, hay que buscar la luz.