"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 10 de septiembre de 2016
CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE
Dulce
fantasma, ¿por qué me visitas
como en otros tiempos nuestros cuerpos se visitaban?
Me roza la piel tu transparencia, me invita
a rehacernos caricias imposibles: nadie
recibió nunca un beso de un rostro consumido.
Pero insistes, dulzura. Oigo tu voz,
la misma voz, el mismo timbre,
las mismas leves sílabas,
y aquel largo jadeo
en que te desvanecías de placer,
y nuestro final descanso de gamuza.
Entonces, convicto,
oigo tu nombre, única parte tuya indisoluble
música pura en continua existencia.
¿A qué me abro?, a ese aire imposible
en que te has convertido
y beso, beso esa nada intensamente.
como en otros tiempos nuestros cuerpos se visitaban?
Me roza la piel tu transparencia, me invita
a rehacernos caricias imposibles: nadie
recibió nunca un beso de un rostro consumido.
Pero insistes, dulzura. Oigo tu voz,
la misma voz, el mismo timbre,
las mismas leves sílabas,
y aquel largo jadeo
en que te desvanecías de placer,
y nuestro final descanso de gamuza.
Entonces, convicto,
oigo tu nombre, única parte tuya indisoluble
música pura en continua existencia.
¿A qué me abro?, a ese aire imposible
en que te has convertido
y beso, beso esa nada intensamente.
Versión de Ángel Crespo
LUIS DE CAMÖENS
Transfórmase
el que ama en cosa amada
por obra y gracia de alta fantasía;
después el corazón ya nada ansía,
pues lleva en sí la parte deseada.
Si en ella está mi alma transformada,
también sosiega el cuerpo su porfía;
sólo en sí mismo descansar podría,
pues que a su vida el alma está ligada.
Pero esta radiante semidiosa,
que como el atributo en el sujeto
con mi alma se funde y se conforma,
viste mi pensamiento en luz radiosa,
y el vivo y puro amor de que es objeto,
cual la materia simple, busca forma.
Versión de Carlos López Narváez
por obra y gracia de alta fantasía;
después el corazón ya nada ansía,
pues lleva en sí la parte deseada.
Si en ella está mi alma transformada,
también sosiega el cuerpo su porfía;
sólo en sí mismo descansar podría,
pues que a su vida el alma está ligada.
Pero esta radiante semidiosa,
que como el atributo en el sujeto
con mi alma se funde y se conforma,
viste mi pensamiento en luz radiosa,
y el vivo y puro amor de que es objeto,
cual la materia simple, busca forma.
Versión de Carlos López Narváez
MARÍA SANZ
Duro es sentirse
humana a cada instante...
Duro es sentirse humana a cada instante,
cuando se cruzan límites amargos
y hay que volver al punto de partida,
verso tras verso, con las alas rotas.
Duro es sentirse humana a cada instante,
cuando se cruzan límites amargos
y hay que volver al punto de partida,
verso tras verso, con las alas rotas.
Y al
ir hacia un paréntesis, te acuerdas
de que tienes un cáliz esperándote,
porque vivir es cosa de unos pocos
y tú sólo conoces lo imposible.
de que tienes un cáliz esperándote,
porque vivir es cosa de unos pocos
y tú sólo conoces lo imposible.
VICTORIA LOVELL
Corte
en los milagros
En
ese no decir
de los que hurgan en los desperdicios
de los que flamean los jirones del desecho
de los que se embadurnan con heces indiferentes
de los que marchan al son
del parche de hojalata
de los que cortan ebúrneas razones
y gárgaras se hacen
en la corte que proscribe el tiempo.
En ese no decir
hasta los milagros mutan en escurridizas alimañas
o musitan una sola plegaria.
de los que hurgan en los desperdicios
de los que flamean los jirones del desecho
de los que se embadurnan con heces indiferentes
de los que marchan al son
del parche de hojalata
de los que cortan ebúrneas razones
y gárgaras se hacen
en la corte que proscribe el tiempo.
En ese no decir
hasta los milagros mutan en escurridizas alimañas
o musitan una sola plegaria.
De: “Desde el Hastío”
RAÚL ORLANDO ARTOLA
construcción
del día (IV)
Es
temprano
y
esculpo una manzana
en la
cocina.
La
escasa luz
de
invierno
empieza
a filtrar
por
la ventana
sus
lentos pinceles.
La manzana
puede
ser pez
magnolia
cerebro
granada
pero
es el alba
y
sería mejor
que
el barrio
siga
descansando.
Me
como
la
granada
antes
de
que estalle.
MARÍA ZAMBRANO
Delirio del incrédulo
Bajo la flor, la rama;
sobre la flor, la estrella;
bajo la estrella, el viento.
¿Y más allá?
Más allá, ¿no recuerdas? , sólo la nada.
La nada, óyelo bien, mi alma:
duérmete, aduérmete en la nada.
[Si pudiera, pero hundirme... ]
Ceniza de aquel fuego, oquedad,
agua espesa y amarga:
el llanto hecho sudor;
la sangre que, en su huida, se lleva la palabra.
Y la carga vacía de un corazón sin marcha.
¿De verdad es que no hay nada? Hay la nada.
Y que no lo recuerdes. [Era tu gloria.]
Más allá del recuerdo, en el olvido, escucha
en el soplo de tu aliento.
Mira en tu pupila misma dentro,
en ese fuego que te abrasa, luz y agua.
Mas no puedo.
Ojos y oídos son ventanas.
Perdido entre mí mismo, no puedo buscar nada;
no llego hasta la nada.
Roma. Enero, 1950. Hotel d'lnghilterra
Bajo la flor, la rama;
sobre la flor, la estrella;
bajo la estrella, el viento.
¿Y más allá?
Más allá, ¿no recuerdas? , sólo la nada.
La nada, óyelo bien, mi alma:
duérmete, aduérmete en la nada.
[Si pudiera, pero hundirme... ]
Ceniza de aquel fuego, oquedad,
agua espesa y amarga:
el llanto hecho sudor;
la sangre que, en su huida, se lleva la palabra.
Y la carga vacía de un corazón sin marcha.
¿De verdad es que no hay nada? Hay la nada.
Y que no lo recuerdes. [Era tu gloria.]
Más allá del recuerdo, en el olvido, escucha
en el soplo de tu aliento.
Mira en tu pupila misma dentro,
en ese fuego que te abrasa, luz y agua.
Mas no puedo.
Ojos y oídos son ventanas.
Perdido entre mí mismo, no puedo buscar nada;
no llego hasta la nada.
Roma. Enero, 1950. Hotel d'lnghilterra
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