miércoles, 12 de julio de 2017


JORGE CUESTA




Este amor no te mira para hacerte durable



Este amor no te mira para hacerte durable
y desencadenarte de tu vida, que pasa.
Los ojos que a tu imagen apartan de tu muerte
no la impiden, sólo hacen más presente tu ruina.
No hay sitio en mi memoria donde encuentre tu vida
más que tus ya distantes huellas deshabitadas.
Pues en mi sueño en vano tu rostro se refugia
y huye tu voz del aire real que la devora.
Dentro de mí te quema la sangre con más fuego,
los instantes te absorben con más ansia, y tus voces,
mientras más duran, se hunden más hondo en el abismo
de las horas futuras que nunca te han mirado.



RUFINO HUÉRTAS




Aniversario



Hoy cumplo noventiún años
que han pasado como un sueño;
Y aún soy de mi vida el dueño
con sentimientos extraños,
ya cariñosos, ya huraños,
que causan pena y dolor.
Y en tan grande desamor
todo está tan seco y yerto
que en este pobre desierto
no queda una sola flor.



ENRIQUE CASARAVILLA LEMOS




Pasión



Te miro como al mar,
Elena...

Amorosa isla
de espuma—, ¡entre las olas!

Te quiero como al mar
un navegante ardiente

—Yo que días y noches crucé mar sin piedad!

Te miro como al mar
yo, nadador que abraza tu beldad
tornadiza, misteriosa...

sin tu palpitación de espumas ebria
que a no retornar lleva
turbarme, ya!


SERGIO EDUARDO CRUZ FLORES




El Doctor se arrepiente



Qué melancolía regresar
una y otra vez
al mismo punto. Cuando mandé flores
a la tumba de mi madre,
no sabía
que la forma de cada caricia describía mi propia alma
y que el centro de mi cuerpo era el centro de la noche.
Ahora todo se apaga
frente a mí, convertido
en paraíso de miembros decadentes
pero hermosos
que nunca terminaré de apilar.



MARIEL M. DAMIÁN




Lo que no se nombra



Nunca nadie se pregunta sobre las cosas tristes que no existen,
como yo que me escondo detrás de las voces no-nacidas,
en el hueco de los cuerpos que nadie ha visto,
en la lengua del sol que humedece los jardines y
en la cresta de las gallinas que no conocen los espejos.

Mi figura de nube recorre los sueños,
habito en cada arruga del tiempo
y no necesito que nadie me vea para ser
ni que alguien me nombre para existir.

Yo construyo seres que no saben cómo se creó el mundo,
escribo sus historias en la panza inflada de las estrellas
y desde los ojos de dios los miro vivir y matarse.

A veces, muero de amor o de celos
por no tener un cuerpo palpable,
una espalda que aplaste el color de los pastos
o interrumpa el infinito olor de las olas.

Sin embargo, yo espero en los lenguajes extintos,
en el latido de tierra que se hace humo,
en la gota de lluvia que al caer en el mar
s e       e x p a n d e.



RAFAEL CANSINOS ASSENS

  


Dalet



     A través de la vida, ¡oh hombres!, he abordado la región desolada en que el tiempo
es como una vasta estepa; en que el tiempo es como una gran laguna desecada.
     La región desolada, en que los recuerdos doblan su cuello con la gracia de las colinas
y la vida es como una gran llanura, lisa e infinita.
     He abordado, ¡oh hombres!, la región desolada, en que los hombres ya formados, terriblemente completos,
deben reposar extáticos ya, como pirámides.


De "El candelabro de los siete brazos"