miércoles, 22 de octubre de 2025


 

MOSAB ABU TOHA

 


 

 

Pregunta mi hijo si,

cuando volvamos a Gaza,

podría comprarle un perrito.

“Te lo prometo, si encontramos alguno”, le digo.

Y le pregunto si quisiera ser piloto

cuando crezca.

Me dice que no,

que no gusta de tirarle bombas a la gente o a las casas.

  

Versión de Alí Calderón

 

GLORIA POSADA

 

  

Palabras

 

 

Dicen muerte
Conjugan rezo
Esperan nacimiento
Construyen amor
Guardan pasado
Edifican casa
Brindan alimento
Anuncian abrazo
Unen cuerpos
Dan adiós
Abren heridas
Fundan día siguiente

 

 

ELVIRA ALEJANDRA QUINTERO

 

  

Parque de la Alameda

 

 

Cali al amanecer cierra las puertas y ahoga la música donde los amantes fueron puro desborde, insaciable corazón de amanecer cerrado.
Cali al amanecer con tu ventana abierta
Con tu cuadrada habitación abierta donde ahogarás tus gritos y tus orgasmos olorosos a la nicotina de tu respiración.
Con tu boca de humo
Con tu palabra alienada por los cantos donde la rumba evoluciona hasta ser torbellino
Con tu alma envenenada como la mía con el recuerdo de la última tarde en que metimos los pies descalzos en la fuente del parque.
Llovía. Porque siempre llueve cuando preguntas por mí a la amiga de mi alma.
Y los dulces aguaceros estremecían las paredes del aire turbio, resbaladizo, dejando chorrear las imágenes de la infancia pobladas de besos vírgenes y agobiantes deseos de tener un pasado.
Y las antiguas fogatas ardían en lo más profundo de nuestro orgullo.
Lluvias.
Lluvias, lluvias.
Cali al amanecer sin luna en el parque de la Alameda.

 

De: “La ventana: Cuaderno de Ana Ríos”

ALFRED M. WORDEN

 

  

Océanos

 


En la distancia, apenas visible,

el delgado horizonte acuchilla

océano y cielo.

Sé que podría alcanzarlo

si tuviera alas para volar.

 

Después observo hacia arriba

a los lejos,

como las estrellas y los planetas

danzan y juegan,

en un océano infinito del espacio.

Como antiguas sirenas me hacen señas

para que me sume a su abrazo.

 

Al alcance de la mano pasan los pelícanos

mientras el viento susurra suavemente en la hierba

y las olas avanzan suavemente sobre la play.

El mundo está calmado y en paz,

no más allá de mi alcance.

 

¿Qué me lleva a abandonar este lugar maravilloso

para aventurarme en el espacio exterior?

Al considerar los peligros que afrontaré

explorando Ganímides

otra pregunta brota en mi mente.

 

Mientras amo el paisaje que me rodea

mi mente imagina sin límites.

¿Por qué siento el llamado a vagar?

¿Podría ser que un viaje lunar

sea un breve paso hacia el hogar?

 

 

Versión de Julián Axat

De: “Hello Earth, Greetings from Endeavour”

 

AFFECTIO SOCIETATIS

 

 

El día llegará

 


No importa lo larga que sea la noche

cuando todo parece perdido, cuando todo huye,

las estrellas susurran en la oscuridad,

una promesa grabada en la esperanza.

Togolés, aférrate a tu corazón,

aunque el sendero esté hecho de dolor.

Las tinieblas se extienden, pero recuerda,

Amanece el día, no traiciona.

Las lágrimas que fluyen riegan la tierra,

los gritos apagados alimentan el relámpago.

Cada sombra que danza en la penumbra,

anuncia una luz, una llama que encumbra.

El día llegará, brillante y fiero,

llevando la paz como una plegaria.

Desvanecerá cadenas y lágrimas

devolviendo la vida a cenizas y colores.

Togoleses, mantengan la fe, manténganse firmes,

La noche no dura, es una lección.

El sol, fiel, siempre renacerá,

y el porvenir en ti se esclarecerá.

 

Nota: Affectio Societatis (Togo), es el seudónimo de Honoré Sitsopé Sokpor.

 

 



MARGARET RANDALL

 


 

Como pedazos de palabras demasiado cansados para levantar los pies

 


Desperté con el recuerdo de otra persona

en la cabeza.

Mi sueño tenía un sabor distinto

pero no comprendí la magnitud

del cambio hasta que moví los pies

sobre el suelo frío y me di cuenta de que detrás

de la puerta de mi dormitorio no conocía nada.

 

Explorar ese lugar donde vivía

me llevó hasta bien entrada la tarde.

Era dos talles más grande

la ropa en mi placard

y yo que creía que detestaba el verde lima

encontré camisas, bufandas

y hasta ropa interior de ese color.

 

Lo que más me confundía

era mi memoria vieja

—que se burlaba de mí

desde la orilla de lo nuevo —

como pedazos de palabras

demasiado cansados para levantar los pies

y correr.

 

En el momento en que supe que el desafío

podía ser demasiado grande

fue cuando comencé a sentir que unos años

de mi niñez estaban bloqueados

—flotando justo bajo la superficie—

después de todo el trabajo que costó desenterrar

lo que olvidé la primera vez.

 

Ahora me pregunto quién tendrá mi memoria.

¿Andará por la cabeza de alguna otra persona

o la habrán despachado a un reino

donde todo se olvida

y las caras vacías

anhelan aunque sea la imagen más horrible

como prueba de que viven?

 

Versión de Sandra Toro