Como pedazos de palabras demasiado cansados para levantar
los pies
Desperté
con el recuerdo de otra persona
en
la cabeza.
Mi
sueño tenía un sabor distinto
pero
no comprendí la magnitud
del
cambio hasta que moví los pies
sobre
el suelo frío y me di cuenta de que detrás
de
la puerta de mi dormitorio no conocía nada.
Explorar
ese lugar donde vivía
me
llevó hasta bien entrada la tarde.
Era
dos talles más grande
la
ropa en mi placard
y yo
que creía que detestaba el verde lima
encontré
camisas, bufandas
y
hasta ropa interior de ese color.
Lo
que más me confundía
era
mi memoria vieja
—que
se burlaba de mí
desde
la orilla de lo nuevo —
como
pedazos de palabras
demasiado
cansados para levantar los pies
y
correr.
En
el momento en que supe que el desafío
podía
ser demasiado grande
fue
cuando comencé a sentir que unos años
de
mi niñez estaban bloqueados
—flotando
justo bajo la superficie—
después
de todo el trabajo que costó desenterrar
lo
que olvidé la primera vez.
Ahora
me pregunto quién tendrá mi memoria.
¿Andará
por la cabeza de alguna otra persona
o la
habrán despachado a un reino
donde
todo se olvida
y
las caras vacías
anhelan
aunque sea la imagen más horrible
como
prueba de que viven?
Versión de Sandra Toro
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