lunes, 19 de noviembre de 2018


JULIAN AXAT





& El hombre que fue martes



Infiltrarse
Infiltrarse en la gente
& armar asociaciones bien oscuras
Malignas altamente peligrosas
Inventar terroristas subversivos & hechiceros
Herejes brujos exorcizados cancerberos
Infiltrar al hombre que fue jueves & viernes & sábado
Infiltrar las novelas de Chesterton con periodismo barato
No leer a “Los demonios” de Dostoievski
& desobedecer los panegíricos de Sion
Ni en “La eternidad por los astros” de Blanqui
o en las largas cabelleras de los comuneros llenas de infiltrados de Paris
aquellos que hicieron la Revolución
Los únicos terroristas polis infiltrados que lucen de terroristas
& terroristas que no existen sino en la mente del estado terrorista
Infiltrados Lenin Pasolini el presidente los senadores
el celador el docente & el ama de llaves
Infiltrados los talleres de poesía & la rutina de box
La realidad infiltrada por los que ya no están a salvo de la infiltración
& se miran unos a otros preguntándose infiltrados hasta los tuétanos


SARA MONTAÑO ESCOBAR





Mi cuerpo viaja en la sopa de fideos de un hombre
que pide la cuenta en un prostíbulo…
¡Cuerpos, que lluevan cuerpos que nos cubran de esta desnudez de ojos!
de esta precariedad del alma.
Que los fideos nos silencien cuando estamos amando de manera precipitada
a un hombre que solo nos mira como un número
una cuenta
una vagina que debe abrirse
 como un párpado que soñó algún día
amar…
Amar
amar
amar
Repito esta palabra para huir de esta casa.
Amar
Los niños me levantan la falda.
Amar
Un hombre termina dentro de mí y yo sigo lloviendo desde adentro
Amar
Mi cuerpo viaja en un maletero
Amar
Me he perdido de las manos de mi padre
Amar
Tengo quince años y el pene de un hombre sabio me domestica a su regazo
Amar
Mi cuerpo debe cortarse la redondez para tener posibilidades de unión.


RAMÓN MARTÍNEZ LÓPEZ




  
Pequeño cuento



Era tu cuerpo una ciudad desierta,
infinita de sueños y de aceras.
Bordeaba la luna tu sonrisa
al vaivén de tu mar y mis caderas.
Sí. Era tu cuerpo una ciudad desierta
y yo, un vagabundo sin prisa
por tus calles.



OCTAVIO PAZ




Tus ojos



Tus ojos son la patria
del relámpago y de la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas, pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro del bosque
en donde la luz canta en el hombro
de un árbol y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana
encuentra constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas del más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea, páramo.


PEDRO CASARIEGO





Tu mezquita y tu río

                          para mi madre
                                 escrito el día
                                       30 de marzo de 1979



Una prostituta
  ella es la única mujer por mí invadida
  o
    acaso
       tampoco
         ella
          porque por más que me recuento
          no hallo vestigio
          de perfume o de célula o de compra o de club
          o de aquel taxi
aunque allí estábamos todos,
                                                            madre,
los bienaventurados y los aventureros
allí estábamos todos
en la edad del vagabundeo y sin piernas
sin piernas como el pobre Mori Ahio
como él mordidos por un tren hambriento

pescadores de Galilea ha llegado la hora de la repesca.

Le dije que me llamaba Azul
y gracias al cielo no era tan blanca como la peluquería Noë
lle
así que busqué en ella a las hijas del Atlas
ambos sin el virus del amor
aquel día la noche había bajado veloz por su tobogán de luces
y sus estrellas eran nubes.

                                                   Madre,
eres la mujer más lista del mundo después de Madame Curie
o empatada con Madame Curie
si exageramos un poco
y yo por ti exagero un poco
y hasta mucho más que un poco
                                                                 de azúcar
                                                                    en mi ruso
                                                                      señor camarero árabe
poblando de parálisis mi alma
mi museo de aromas
tan mísero de aromas
mi monotonía de caja de música
orgulloso de soledades
y de maldad
pero sobre todo de bondad

soy todo lo bondadoso que puede ser un buitre
                  que no es mucho
y todo lo viejo que sabe ser un viejo
                  que ya va siendo más
mi alma de reposición y filmoteca
tan fanática
a su lado los locos se convierten en loqueros.

Minutos con ella
entonces pronunciar las palabras mágicas
palabras como
                              baobab
                              arrayán
                              y otra vez baobab
pero no las pronuncié
sobre su carne para perros
carne para perros Lassie
           soy el perro que en la luna escarba una hoguera de signos
           y
         sólo
        la
         muerte
           me hace
            la vida
              imposible.

                              Madre,
                           madre yo solo qué hielo soy
              yo que desconozco el argot del amor
              para ti quemo las penas que me frecuentan
              ven aquí donde te midan mis penas
              mezquinas como aritméticas

                             madre,
                           tu imperdible
                         el imperdible de tu tiempo
                     tu tiempo imperdible

                  siempre
                  he aquí tu permanecer
                  sobre nuestra permanencia
                                                                           he aquí
                                                                           tu mezquita
                                                                           y tu río




SEVERO SARDUY





Omítemela más que lo omitido...



Omítemela más que lo omitido
cuando alcanza y define su aporía,
enciende en el reverso de su día
un planeta en la noche del sentido.

A pulso no: que no disfruta herido,
por flecha berniniana o por manía
de brusquedad, el templo humedecido
(de Venus, el segundo). Ya algún día

lubricantes o medios naturales
pondrás entre los bordes con taimada
prudencia, o con cautela ensalivada

que atenúen la quema de tu entrada:
pues de amor y de ardor en los anales
de la historia la nupcia está cifrada.