sábado, 6 de noviembre de 2021


 

MARTÍN RODRÍGUEZ-GAONA

 

 

Mnemosine

Dulce sería dormir bajo las sombras.
Friedrich Hölderlin.

 

 

El pasado regresa mejor y más ungido,
el brillo sigue siendo un desnudo
si en el calmo frescor de la noche
lentamente cierras los párpados.

La memoria es también movimiento,
una súbita sensación de inasibilidad
e incertidumbre,
los pasos se parecen a los cantos,
melifluos meandros, conciertos concéntricos,
voces atroces
de pronto sublimes
por una espontánea combustión.

Los dioses están vivos y son invisibles, renacen
en gestos imperceptibles por un instante,
sagrado es lo efímero
compartido al punto de la comunión,
los cuerpos trascienden, las palabras se elevan,
la luz inunda las olas
que revientan contra las rocas-

Una y otra vez estar vivos vuelve a ser
un privilegio de los cielos…

 

RENATO SANDOVAL

 


 

Biblos (Líbano)

 

 

Doble afecto
para el que ve lo mismo:
escarpada es la planicie del ojo
donde se cuecen todos los deseos.
Ahí te vi sobre una zarza
airada entre los cedros pusilánimes
de la desidia y el error.
El valle de las sombras en vilo
y esos naranjos de tiempo
que solo sabe a sí
son una deuda de palabras,
el oro maronita
que no se entrega
ni nunca más nos salva.
Frente al mar Biblos desciende
por los ralos papiros de la hora tercia
y bate las peñas contra las olas
de un minarete sumergido.

 

 

JUAN MELÉNDEZ VALDÉS

 

 

 

Los besos de amor

 

 

Cuando mi blanda Nise
lasciva me rodea
con sus nevados brazos,
y mil veces me besa;
cuando a mi ardiente boca
su dulce labio aprieta
tan del placer rendida
que casi a hablar no acierta;
y yo por alentarla
corro con mano inquieta
de su nevado vientre
las partes más secretas;
y ella entre dulces ayes
se mueve más, y alterna
ternuras y suspiros
con balbuciente lengua;
ora hijito me llama,
ya que cese me ruega,
ya al besarme me muerde,
y moviéndose anhela.
Entonces ¡ay! si alguno
contó del mar la arena,
cuente, cuente, las glorias
en que el amor me anega.

 

 

ADOLFO GARCÍA ORTEGA

 

  

Prohibido cantar 

  

Retuercen el brazo a la expresión,

pisan el cuello de la palabra,

golpean en la sien de la sílaba,

trituran los huesos del verbo,

cortan las falanges de la idea,

sacan los ojos a la canción,

escupen a las consonantes,

extraen los dientes de la burla,

cortan las orejas a la sátira,

degüellan a las estrofas,

perforan la lengua de la lengua,

queman los sonidos de las voces,

muerden el tobillo del énfasis,

arrancan las uñas de los párrafos,

disparan contra las mayúsculas,

descalabran a las sinalefas,

decapitan a los adjetivos,

abren las venas a las exclamaciones,

fusilan a los cantantes,

acuchillan con la ofensa,

crucifican la libertad

y no nos damos cuenta.

 

 

De: “Kapital”

 

LILIANA DÍAZ MINDURRY

 

 

 

Toros sin luz



El sol tiene olor fuerte
a vacío.

Hay toros adentro y afuera
como adentro del ojo que duerme
vive lo oscuro
y cuando el ojo despierta
sigue viviendo lo oscuro
como si el ojo
fuera
ciego.

 

De. “Guernica”

 

JUAN RAMÓN MOLINA

 

  

El jardín

 

 

Cuelgan racimos de odorables pomas,
negras uvas en gajos tentadores,
fingiendo los alegres surtidores
un murmullo de besos y de bromas.

Dormitan en las ramas las palomas
los buches esponjando arrulladores,
y el capitoso aliento de las flores
unge el follaje y el parral de aromas.

Un sol ardiente esparce sus madejas
de luz, sobre el jardín; y las abejas
un vals preludian, áspero y sonoro.

Bailan las mariposas deslumbrantes,
y picotean pájaros brillantes
unas naranjas que parecen de oro.