viernes, 5 de octubre de 2012


ELADIO CABAÑERO





Poema para una amiga muy bella



Bella te digo porque así se llaman
esas mujeres que han nacido
para la vida siempre: dulce y ácida.
Tú eres la colorada piel, la fruta,
la pierna, el pecho soberano que alzas,
pequeña porque así son los naranjos,
blanca y morena, 0 sea, cálida.

Amiga, ¿es la amistad la que nos manda
o acaso es el amor? Las dos preguntas
tienen en sí respuesta dada.
Si la verdad llegara a verse un día,
si nuestra fe se confirmara...,
pero no, amiga mía misteriosa,
que las palabras siempre engañan.
Que las palabras no sonríen nunca,
que eres tú la que ríes, dices, andas,
pones luego los ojos apartados,
muy expresivamente callas.

En estos tiempos sabe todo el mundo
guardar la ropa cuando está mojada,
hurtarse, dar olvido, fingir burla
del sentimiento porque es lágrima.
Por eso siempre estamos tan contentos,
tan campantes, tan fuertes -¡tiene gracia!-;
por dentro va la procesión, lo dicen
los gestos bruscos, las miradas.

Cuerpo de uva garnacha,
hembra de vino fuerte y alegría,
bella mujer de amor y madrugada.
Haces, querida amiga, maravillas
para evitar heridas, para
que no te vea tan hermosa, ¿sabes?
tan femeninamente en cuerpo y alma.

Y así está el pueblo de suspiros, sueños,
besos dados al rostro de la nada,
así estoy yo y así los que no quieren
confesarse que te aman.
Da miedo ver tan cerca la hermosura
cuando está viva y quema duele tanta
pasión, que así se llama, contenida
a penas duras, tiempo y trampas.

Muy bellamente estabas
cuando mis ojos una vez. Ahora
en el recuerdo vives clara.
Si se leyeran las cenizas luego,
que dicen, arden más que muchas brasas,
si alguien pusiera en claro nuestras vidas
fondo común de la desgracia.
Pero la muerte mete tanta prisa,
somos tan poca cosa, tan lejana
queda nuestra ciudad, sin nombre apenas
nosotros y los nuestros, nuestra casa...

Tus pies, tus manos y tu cara.
La tela del vestido, oh, dulces olas,
redondas islas cubre con sus aguas.
Seas amiga si la tarde, el tiempo,
corre a su puesta como el sol; hermana
si desvalidamente sufres; novia
si me recuerdas en la distancia.

Eres muy lista, mi pequeña,
eres la niña cariñosa y mala
que descubre de pronto a los mayores
todo lo que les pasa.
Temo que te sospeches cuánto he puesto
mis brazos hacia ti, cómo esperaba
volver a estar contigo, sin que nunca
me vieras cuando te miraba.

Los secretos no sé por qué se guardan;
y este secreto no interesa a nadie,
la vida es sólo cotidiana.
Pero yo escribo para ti estos versos
aunque no tengan importancia.
Mi bella amiga, ¡muchas gracias!


SERGIO GARCÍA






Se bien…



Se bien como hierve el agua
como el calor cambia su estado
como se forman en su cuerpo liquido
burbujas de vapor.

Como se separa
durante la ebullición
lo que formo un solo cuerpo.

Se bien como transpira el corazón
cuando se pierde un amor.

SALVADOR DIAZ MIRÓN



Deseos


Yo quisiera salvar esa distancia
ese abismo fatal que nos divide,
y embriagarme de amor con la fragancia
mística y pura que tu ser despide.

Yo quisiera ser uno de los lazos
con que decoras tus radiantes sienes;
yo quisiera en el cielo de tus brazos
beber la gloria que en los labios tienes.

Yo quisiera ser agua y que en mis olas,
que en mis olas vinieras a bañarte,
para poder, como lo sueño a solas,
¡a un mismo tiempo por doquier besarte!

Yo quisiera ser lino y en tu lecho,
allá en la sombra, con ardor cubrirte,
temblar con los temblores de tu pecho
¡y morir de placer al comprimirte!

¡Oh, yo quisiera mucho más! ¡Quisiera
llevarte en mí como la nube al fuego,
mas no como la nube en su carrera
para estallar y separarse luego!

Yo quisiera en mí mismo confundirte,
confundirte en mí mismo y entrañarte;
yo quisiera en perfume convertirte,
¡convertirte en perfume y aspirarte!

¡Aspirarte en un soplo como esencia,
y unir a mis latidos tus latidos,
y unir a mi existencia tu existencia,
y unir a mis sentidos tus sentidos!

¡Aspirarte en un soplo del ambiente,
y así verte sobre mi vida en calma,
toda la llama de tu pecho ardiente
y todo el éter del azul de tu alma!

Aspirarte, mujer... De ti llamarme,
y en ciego, y sordo, y mudo constituirme,
y en ciego, y sordo, y mudo consagrarme
al deleite supremo de sentirte
¡y a la dicha suprema de adorarte!

MARIO BENEDETTI




  
Ayer



Ayer pasó el pasado lentamente
con su vacilación definitiva
sabiéndote infeliz y a la deriva
con tus dudas selladas en la frente

ayer pasó el pasado por el puente
y se llevó tu libertad cautiva
cambiando su silencio en carne viva
por tus leves alarmas de inocente

ayer pasó el pasado con su historia
y su deshilachada incertidumbre
con su huella de espanto y de reproche

fue haciendo del dolor una costumbre
sembrando de fracasos tu memoria
y dejándote a solas con la noche.

OCTAVIO PAZ




  
Tu clara sombra



Un cuerpo, un cuerpo solo, un sólo cuerpo
un cuerpo como día derramado
y noche devorada;
la luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
la sombra de mi tacto;
una garganta, un vientre que amanece
como el mar que se enciende
cuando toca la frente de la aurora;
unos tobillos, puentes del verano;
unos muslos nocturnos que se hunden
en la música verde de la tarde;
un pecho que se alza
y arrasa las espumas;
un cuello, sólo un cuello,
unas manos tan sólo,
unas palabras lentas que descienden
como arena caída en otra arena….

Esto que se me escapa,
agua y delicia obscura,
mar naciendo o muriendo;
estos labios y dientes,
estos ojos hambrientos,
me desnudan de mí
y su furiosa gracia me levanta
hasta los quietos cielos
donde vibra el instante;
la cima de los besos,
la plenitud del  mundo y de sus formas.