"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 4 de enero de 2023
ISABEL TERESA GARCÍA
Pietra serena
Dices
que no somos
de ningún lado
que en mí has presentido
el pilar imposible
la
ternura.
Me
tocas
y descubrimos el abismo.
La
noche sobre la piel:
esperas
escuchar las campanas
que anuncien la salvación
y la ruina.
CARLOS CALERO
No basta fingir o imaginar que somos tigres
¿Se
cansará la muerte del tigre y Jorge Luis Borges?
Simula un reo con su diminuto universo,
pero yo soy el atrapado por sus dientes.
Siento escalofrío. No pienso.
No intento poner mi mano sobre las rayas y su piel
creadas para lo brutal y la sobrevivencia.
La belleza me tiende una trampa, veo sus músculos,
mi cráneo, mis costillas, el desgarro.
No sé si salvaré mi corazón.
No sé si alzaré un látigo,
daré órdenes y con mando de rey
someteré mi temor a las bestias.
Para una niña, Borges y este tigre,
el oficio de matar es el acto con que se ama,
en otro mundo, el sacrificio de las víctimas.
Siendo niño anidé mi inocencia
en los tigres brillantes de los circos.
Hubo un día de tropiezos, zanjas
y cuchillos clavados en los troncos de los árboles.
Nunca supe de mi temor a la cuna del arbusto y el silencio
en la casa de madera y el misterio
porque ahí me esperaba el tigre de Lizalde.
Este animal y sus colmillos
equivalentes al tamaño del universo.
Quise mostrarle mis años débiles.
Blake no estuvo ahí para condolerse.
Sobrevivir no fue fácil mientras la baba y el aliento
rodeó mi existencia; olía a ceniza,
puso su lengua gruesa en mi carne.
Todo niño grita y tiembla,
todo niño no se salva de la muerte.
Todo niño no siempre conoce el espanto.
Todo niño huye y busca a sus padres
que habitan las selvas y observan lo invisible.
Yo defendí mi casa con firmeza y levanté una puerta.
le dije que mi voz no olía a sangre.
El tigre levantó sus zarpas,
hinchó la curvatura de su espinazo,
y tembló y tembló de ternura y hambre.
Le señalé afuera está la luz que urgían sus ojos,
estaba la pasión y su lucha contra el sepulcro;
estaba la imaginación para dar vida a otros tigres.
Y cayó de bruces con la fuerza
cortada por el filo de mis palabras
al ver que yo era hijo de otro tigre
y mis rayas como las suyas ahorcaban a un destino
que inútilmente asesinaba a su fantasma.
Por eso, para salvar a nuestro tigre
dijimos tigre, tigre, Blake, tigre.
El que arde, el que es la selva, el que merodea con espadas
los andamios, la noche y sus pasillos,
y los ojos que saborean
a los inmortales felinos que despojan
y dejan entre el junco su fuerza
y se alzan como libélulas o pájaros
para explicar la simetría
entre la libertad, la tumba y nuestra existencia.
Pero el terror es invencible.
No hay contragolpe que nos salve.
No basta fingir o imaginar que somos tigres.
Blake te pone en la mano un abismo,
un cielo y, para ganarle al infierno, un tigre.
De la antología:
“No basta fingir o imaginar que somos tigres”
CHING-FA WU
Tribulación de la vida —en la pandemia
Vagando
solo en el desierto
impulsivamente, intuitivamente y a ciegas
hasta que oscurece
hacia las quebradas crestas y los acantilados escarpados-
¿Seguir
avanzando? ¿Dejar de caminar?
«La extinción de la humanidad
conducirá a la prosperidad de Todos».
Una
idea como serpiente
se desliza desde la oscuridad
mordiendo en el fondo del corazón.
Versión
de Mariela Cordero
Nota:
«La extinción de la humanidad conducirá a la prosperidad de todos» es una
famosa frase del biólogo Yu-feng Chen.
JORGE PALMA
Una casa llena de humo
El
mundo es una casa llena de humo.
¿Dónde está tu cielo?
¿Dónde está tu tierra?
En
la casa de los locos
todos bailan
todos cantan
¿Cómo
podré verte?
¿Cómo podré oírte?
El
mundo es una casa llena de humo
una jungla
una jaula dorada prendida fuego.
Nadie
se atreve.
Todo es peligroso.
Te matarán.
Te matarán siempre.
Todo
es ruido, barullo, confusión
y sólo
tan sólo
se habla en titulares.
¿Cómo podré verte?
¿Cómo podré oírte?
En
la casa de los locos
todos bailan
todos cantan
¿Dónde
está tu cielo?
¿Dónde está tu tierra?
¿Oriente
u Occidente?
alguien pregunta.
Yo
solo me quedo
de este lado del cielo,
cociendo el barro
regando el día.
En
la casa de los locos
todos bailan
todos cantan.
JULIA SANTIBÁÑEZ
Loa de lo vertical
1.
Todo árbol es al mismo tiempo individuo y colonia.
2. Lleva calladancias de memoria en el tronco.
3. Se clona, se repite en frondas, en curvas que no cierran.
4. Si una rama enferma, el árbol la aísla para salvarse.
5. Aunque la rama cruja, vengativa en sus voces, dejarla morir es sencillo.
6. Cuando suma mil años, una secuoya es joven. Anómala del tiempo.
7. Si hoy sembrara una, en tres milenios encontraría un bosque.
8. El árbol puede ser inmortal pero no indestructible. Y nunca se suicida.
SAÚL IBARGOYEN
alguien
Siempre
hay alguien
que habla por nosotros
en idioma cambiante
que apenas podemos oír:
así aparecen sílabas
grupos de sonidos sin forma
destellos de piedras golpeadas
crujidos de plumas
al pie del cazador:
así aparece un hálito oscuro
que llega del bosque y choca
con ciudades de opaca lejanía
con recámaras transitadas por nubes de desdicha
con balbuceos de un verbo corrompido
con torres de cristal desvaneciéndose
con astros trozados por la luz:
habrá siempre alguien que nos diga
trazo a trazo el cántico nacido
de una garganta casual y sin destino
de un grito aullante que el hambre desató:
¿Habrá alguien que perciba la lengua propia
que debemos aprender?
¿Por qué llamar silencio
a la simple miseria
de un tímpano reseco?