lunes, 30 de agosto de 2021


 

RICARDO LABRA

 

 

Tenía un traje de poeta como el torero un traje de luces. Sus gestos eran tan enfáticos como sus palabras.

 

 

RODRIGO LOBO DAMASCENO

 

  

USA Folk Song

 

My daddy was a miner,
And I’m a miner’s son
He’ll be with you fellow workers
Until this battle’s won.

                                                 Florence Reece

 

 

 

            Buen,  Ginsberg,
retiro tu hombro desollado
                         de la máquina
(aquella que no mata
                   fascistas)–
no te traigo vendajes, no mientras
(sigas sangrando), y te cuento
                   que ando
sentimental, soñando
con un Partido Comunista
de los Estados Unidos de América
didácticamente disponiendo
             cartuchos de dinamita
por toda la isla
               de Manhattan
(que desparecerá del mapa
en memoria
de los desaparecidos
y de otros fantasmas). He estado
serio y angelical, melancólico
y          hambriento,
pensando en la disciplina de Fred Hampton,
en el acto de Sacco y Vanzetti en Santos,
en las minas de cobre chilenas
en la maquinaria imperfecta
de los libros
venidos
         de Europa (tan puros e impuros
como lo que escribimos–
tú, americano
yo, americano,
               en la América
de los chicos de Scottsboro
y de los chicos brasileños).
Recuerdo que aprendí contigo
                   el perdón
                   en un sutra
falso e ilusorio y por cierto compuesto
en un puesto de Texaco
                mientras tu ojo
                        –Texas bajo
el imperio–
miraba México (¡viva Zapata,
               las soldaderas,
Frida Kahlo!)
lleno de mitos
y putas
y putos}
y campesinos llenos
           de marihuana en los bolsillos
(mucha tierra, poca libertad)
un reportero, en vivo,
           anunciando el asesinato
(vía CNN)
           de otro miembro
del Partido de las Panteras Negras
 para Autodefensa.
Tú, Allen Ginsberg, y tu América,
deberían vernos
           leyendo a Marx (y a Mariátegui)
todos los viernes
por la tarde.

 

 

PABLO ROMAY

 

  

 

Soy y no soy un idiota

 


Yo no soy así o de otra forma.

No soy de alguna manera así, o de alguna manera asa.

Soy de ninguna manera y de todas.

No soy esto o aquello.

Soy el mismo, y nunca el mismo.

Copia miserable de lo que seré.

Construimos nuestra imagen sólida, en nuestro mundo de ilusión.

Cuerpo renovado cada siete años, no hay nada en él que sea yo.

Soy y no soy.

El ser es solo una ilusión de lo que percibo como yo,

mi continuo mental.

 

¿Qué nos determina?

No me gustan las clasificaciones, que me definan.

Decir yo soy esto y por lo tanto no soy eso, ni aquello, ni lo otro.

Me gusta ser un poco todo, aunque un poco nada.

No decir “eso soy yo”, porque yo soy y no soy.

Soy todo y soy nada, soy esto y aquello, pero igual podría ser

eso

y lo otro, o lo contrario.

 

¿Por qué las circunstancias nos definen?

Exitoso por tener éxito; fracasado por fracasar?

Todo es un estado mental.

No quiero ser lo mismo, por si algún día me canso,

tener otras opciones, no sentirme derrotado, atorado, con limites.

Soy y no soy.

Quiero ser todo y también ser nada, listo a emprender un nuevo camino,

otro reto, una aventura,

libre con espacio para las posibilidades ilimitadas,

así como no tener nacionalidad, y ser de todas partes,

e irme a donde quiera, en cualquier momento.

 

Sí, soy eso que tú dices, pero no soy, también soy otras mil cosas.

Si me dices: -¡Eres maravilloso!, sonrío y pienso:

Si, gracias. Pero no me lo creo, ¡también soy un idiota!

¿Y qué queda? – nada,

no me puedes catalogar, no puedes definirme,

soy libre.

 

 

JAIME HUENÚN

 

 

 

En la casa de Zulema Huaiquipán

 


Junto al río de estos cielos

verdinegro hacia la costa,

levantamos la casa de Zulema Huaiquipán.

Hace ya tantas muertes los cimientos,

hace ya tantos hijos para el polvo

colorado del camino.

Frente al llano y el lomaje del oeste,

levantamos la mirada de mañío

de Zulema Huaiquipán.

Embrujados en sus ojos ya sin luz

construimos las paredes de su sueño.

Cada tabla de pellín huele a la niebla

que levantan los campos de la noche.

Cada umbral que mira al río y los lancheros

guarda el vuelo de peces y de pájaros.

Bajo el ojo de agua en el declive

donde duermen animales de otro mundo

terminamos las ventanas.

Y en la arena hemos hincado nuestras sombras

como estacas que sostienen la techumbre

de la casa de Zulema Huaiquipán.

 

 

EDUARDO LLANOS MELUSSA

 

  

Expiración

 

Esta es una grabación
que se autodestruirá
un día en que su último verso
se acalle con el gran estallido.

Esta es una grabación,
la idea fija de alguien en cuyo cerebro
se enmarañaban en nudos ciegos los cables de última hora
y los versículos del Apocalipsis.

Esta es una grabación
que él escribió con su penúltima hilacha de neuronas,
con el último cuajarón que pudo desgajar de su pecho
poco antes de tumbarse en el planeta calcinado.

Esta es una grabación,
una historia que se repite, se repite y se repite,
mientras los últimos sordos discuten estrategias
y se lavan las manos con lágrimas de viudas.

Esta es una grabación,
pero dentro de poco será polvo en el polvo,
ecos de una oración para que los cielos se abran
y se oiga al fin el rumor del universo, ese único verso
                             sin principio ni fin.

 

ENRIQUE WINTER

 

  

 

Mantra

 


Con las heridas de los dedos pinto

unos cuadros que compran a buen precio

quienes me las hicieron.