sábado, 23 de mayo de 2020


WANG WEI





De mañana



La flor del melocotón es roja
y todavía se mantiene la lluvia nocturna.
Los sauces reverdecieron
con la neblina de primavera.
Los pétalos caídos no han sido
barridos aún por los criados.
Se escucha el canto de las oropéndolas. El invitado
duerme aún.


GUIDO RIGGIO POU





16



Río , serpiente y
agua que incesante escapa
y permanece.


De: “El otro jardín”


DULCE MARIA LOYNAZ





Poema CI



La criatura de isla paréceme, no sé por qué, una
    criatura distinta. Más leve, más sutil,
    más sensitiva.
Si es flor, no la sujeta la raíz; si es pájaro, su cuerpo
    deja un hueco en el viento; si es niño, juega
    a veces con un petrel, con una nube...
La criatura de isla trasciende siempre al mar que la
    rodea y al que no la rodea.
Va al mar, viene del mar y mares pequeñitos se
    amansan en su pecho, duermen a su calor
    como palomas.
Los ríos de la isla son más ligeros que los otros ríos.
    Las piedras de la isla parece que van a salir
    volando...
Ella es toda de aire y de agua fina. Un recuerdo de sal,
    de horizontes perdidos, la traspasa en cada ola, y
    una espuma de barco naufragado le ciñe la cintura,
    le estremece la yema de las alas...
Tierra firme llamaban los antiguos a todo lo que no
    fuera isla. La isla es, pues, lo menos firme,
    lo menos tierra de la Tierra.




SANTIAGO KOVADLOFF


  


Hallado en un bolsillo del muerto



Ventajas del insomnio:
ver la luna fulminando
las fealdades de mi barrio;
escuchar de tus labios dormidos
el nombre del amante sospechado.

Pesares del insomnio:
llegar deshecho al pantano del día,
ser disuelto por la luz que no ilumina,
barrido por el hábito y devuelto
sin tregua al insomnio.


De: “Ciertos hechos”


JUAN CARLOS SUÑEN





26



Vuelve a mirarla, sabe
que aprenderá a cruzar las piernas,
a sostener su vaso narrativo
y su beso poético. No hay nada
más en el mundo, quieres
decirle, sólo
la canción de tus años sobre el atril del tiempo.

Y el viejo error que permanece puro,
y el dolor que perdura
en el miembro amputado.


De: "La prisa"


CARL SANDBURG





Estadística



Inquieto, Napoleón
cambió de postura en el viejo sarcófago
y murmuró al vigía:
«¿Quién va?»
«Veintiún millones de hombres,
soldados, ejércitos, armas,
veintiún millones
a pie, a caballo, por aire,
bajo el mar.»
Y Napoleón volvió a conciliar el sueño.
«No es mi mundo el que responde:
será un soñador que no sabe
nada del mundo en el que avancé
desde Calais hasta Moscú.»
Y siguió durmiendo
en el viejo sarcófago
mientras el zumbido
del motor de los biplanos
se desgranaba entre el mausoleo de Napoleón
y las estrellas frescas de la noche.


Versión de Miguel Martínez-Lage
De "Poemas de guerra 1914-1915”