"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 22 de enero de 2020
SHIGUEHARU NAKANO
Canto
Tú no cantes
no cantes a las flores de cerezo
ni a las alas de las libélulas
no cantes al murmullo del aire
ni al aroma del cabello de las mujeres.
Niégate
todas las cosas débiles
todas las cosas frágiles
todas las cosas melancólicas.
Rechaza
todas las cosas sentimentales
y canta con franqueza
lo que piensas
lo que llena nuestro estómago.
Canta las cosas que penetran al corazón
canta un canto que aúlle cuando lo destrocen
un canto que brote desde el fondo del agravio.
Estos cantos
cántalos valerosamente con una melodía severa.
Estos cantos
clávalos con martillo en el corazón de la gente.
Tú no cantes
no cantes a las flores de cerezo
ni a las alas de las libélulas
no cantes al murmullo del aire
ni al aroma del cabello de las mujeres.
Niégate
todas las cosas débiles
todas las cosas frágiles
todas las cosas melancólicas.
Rechaza
todas las cosas sentimentales
y canta con franqueza
lo que piensas
lo que llena nuestro estómago.
Canta las cosas que penetran al corazón
canta un canto que aúlle cuando lo destrocen
un canto que brote desde el fondo del agravio.
Estos cantos
cántalos valerosamente con una melodía severa.
Estos cantos
clávalos con martillo en el corazón de la gente.
GOYA GUTIERREZ
De
parada y destino imprevisible
Hay trenes como flechas traspasando mi ensueño
Oigo en la lejanía su aullido dilatado en el aire
en medio de la noche
Y todos sus vagones semejan componentes
de esa vieja manada de los antiguos lobos
Atravesando el furor de los hombres
Viajando así en su huida
hacia estepas que quieran albergarlos
Son trenes que no paran ni detienen su curso
en nuestras estaciones de paso cotidianas
Temen perder el rumbo y la velocidad
de su galope al ritmo de una brújula
dirigiendo sus pies fijando su destino
Veo el rumor de su despedida expandirse
Alejarse de la inmediatez de este silencio
de sonido vacío
como el foso que vela ésa tu otra existencia
Hay trenes alados que circundan mi calle
Aves de vuelo gris amaneciendo
que esperan arrancar como ayer
la noche de tus ojos
Su graznido ya no parece huir
Ves cómo se detiene y se aposenta
en raíles de un hierro
que si escuchas en él oirás aún las grietas
y el sabor residual de viajes oxidados
Sobre ellos ha crecido este ofidio
de nuestras cercanías
que pretende engullir tantas manos y pies
ovillados aún bajo su manta en sus asientos:
Hacia el aire expoliado de alas de la gran urbe
Hacia el nido gigante donde reina
un grito más duro y compacto que la roca:
cemento armado gris llenando la calvicie del día
al olvidar la oscuridad que acoge resonancias
De voces y de espacios
O raíles uniendo los fragmentos de túneles
que en mi insomnio estacionan
para que te alces al vagón de otro vuelo
De parada y destino imprevisibles
Hay trenes como flechas traspasando mi ensueño
Oigo en la lejanía su aullido dilatado en el aire
en medio de la noche
Y todos sus vagones semejan componentes
de esa vieja manada de los antiguos lobos
Atravesando el furor de los hombres
Viajando así en su huida
hacia estepas que quieran albergarlos
Son trenes que no paran ni detienen su curso
en nuestras estaciones de paso cotidianas
Temen perder el rumbo y la velocidad
de su galope al ritmo de una brújula
dirigiendo sus pies fijando su destino
Veo el rumor de su despedida expandirse
Alejarse de la inmediatez de este silencio
de sonido vacío
como el foso que vela ésa tu otra existencia
Hay trenes alados que circundan mi calle
Aves de vuelo gris amaneciendo
que esperan arrancar como ayer
la noche de tus ojos
Su graznido ya no parece huir
Ves cómo se detiene y se aposenta
en raíles de un hierro
que si escuchas en él oirás aún las grietas
y el sabor residual de viajes oxidados
Sobre ellos ha crecido este ofidio
de nuestras cercanías
que pretende engullir tantas manos y pies
ovillados aún bajo su manta en sus asientos:
Hacia el aire expoliado de alas de la gran urbe
Hacia el nido gigante donde reina
un grito más duro y compacto que la roca:
cemento armado gris llenando la calvicie del día
al olvidar la oscuridad que acoge resonancias
De voces y de espacios
O raíles uniendo los fragmentos de túneles
que en mi insomnio estacionan
para que te alces al vagón de otro vuelo
De parada y destino imprevisibles
De: "Ánforas"
ENRIC SÓRIA
Habitación con luz
He estado, casualmente, delante de la casa,
y la luz encendida dibujaba una sombra
en la ventana abierta.
Nos amábamos mucho en esa habitación,
con un amor amigo del grito y del teatro,
amor hecho de abrazos y mentiras excelsas.
Alguien vive ahora allí
-quizá un cuerpo bellísimo-,
alguien que no eres tú.
No nos amamos ya
(cuánto amor ha pasado, quién nos lo iba a decir.
Y no nos ha quedado el menor rastro).
Y sin embargo, en la luz encendida,
entre sombras extrañas,
aquel amor hondamente perdura.
De: "Andén de cercanías"
Versión de Carlos Marzal
VICENTE NÚÑEZ
Ethos
La moral es un rechazo de "lo otro".
Nadie entrega su desnudez, si no es en tanto que culpable de ella.
Perdóname por haberte perdonado.
Todo afecto es culpa.
No puede amarse más que lo canalla.
Sólo la timidez conquista. De los tímidos es el reino de la carne.
Consiste la felicidad en poseer permanentemente la
conciencia del cambio.
Nadie entrega su desnudez, si no es en tanto que culpable de ella.
Perdóname por haberte perdonado.
Todo afecto es culpa.
No puede amarse más que lo canalla.
Sólo la timidez conquista. De los tímidos es el reino de la carne.
Consiste la felicidad en poseer permanentemente la
conciencia del cambio.
ALFONSO CORTÉS
La piedra viva
La
piedra despertó (y era una piedra
como
las otras que hay en la montaña,
con
piel de musgo y venas de yedra).
Y
abrió los ojos. (Era la hora extraña
en
que se enciende el sol, como la hoguera
que
calienta al pastor en la cabaña).
Y
luego dos pasos. (La ladera
era
sonora y bárbara, y los vientos
peinaban
su sombría cabellera).
Y
en interiores estremecimientos
se
inquietaba la Piedra, hasta que el ansia
le
abrió la boca, y dijo pensamientos:
—¿En
dónde estás, en dónde estás, distancia
sin
relación y tiempo sin medida,
y
lo que Dios es, la única fragancia?
¡Oh!,
quítame esta túnica: vestida
así,
mi ser es cosa, solo cosa,
pues
la forma es la cárcel de mi vida.
FRANCISCO DE QUEVEDO
Está
el ave en el aire con sosiego,
en la agua el pez, la salamandra en fuego,
y el hombre, en cuyo ser todo se encierra,
está en la sola tierra.
Yo solo, que nací para tormentos,
la boca tengo en aire suspirando,
el cuerpo en tierra está peregrinando,
los ojos tengo en agua noche y día,
y en fuego el corazón y el alma mía.
en la agua el pez, la salamandra en fuego,
y el hombre, en cuyo ser todo se encierra,
está en la sola tierra.
Yo solo, que nací para tormentos,
la boca tengo en aire suspirando,
el cuerpo en tierra está peregrinando,
los ojos tengo en agua noche y día,
y en fuego el corazón y el alma mía.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)