jueves, 2 de julio de 2020


UMBERTO SENEGAL




Atardece. Sobre la flor,
el colibrí último
rayo de sol.

BORIS PASTERNAK






Epílogo



Amiga mía, ¿tú preguntas
quién ordena que arda el
habla del inválido?

Vamos a soltar las palabras
como un jardín, cuál ámbar y monda:
con distracción y generosamente,
apenas, apenas, apenas.

No hay que mencionar
porqué con tanta ceremonia
la rubia y el limón
han salpicado las hojas.

Ni a quién lloró en las púas
y por las varas se metió
en las notas, hacia el estante
a través de las persianas.

Ni a quien manchó con serbas
la alfombra, tras la puerta,
y al lado, palpitantes,
las letras en cursiva.

¿Preguntas quién ordena
que agosto sea largo,
para quién nada es pequeño,
y quién da el acabado
a las hojas del arce
y desde los días del Eclesiastés
no ha abandonado su puesto
labrando el alabastro?

¿Preguntas quién ordena
que los labios de los asteres y lirios
de septiembre sufran?
¿Que la hojita del sauce,
de las cariátides canosas
haya volado
a la humedad de las losas
de otoñales hospitales?

¿Preguntas quién lo ordena?:
El Dios Omnipotente del amor,
el de los Yagáilov y las Yadvigas.

No sé si habrá sido resuelto
el enigma de la nada de ultratumba,
pero la vida es minuciosa
como el silencio otoñal.


Versión de César Astor


THOMAS BERNHARD





Los invitados a la boda



Novia:
Nada más que rostros muertos
y detrás
nada más que profesiones muertas
tiempo muerto y morir muerto
prados muertos, campos muertos
granjas muertas, vacas muertas
cerdos muertos, arroyos muertos
y en los arroyos
peces muertos
oraciones muertas, mujeres muertas
ciudades muertas, inviernos muertos
y detrás
saberes muertos y lamentos muertos
otoño muerto y primavera muerta
la locura muerta de mi alma muerta…

Novio:
Qué muertos son ésos sin mar,
qué preguntas, qué respuestas,
qué gentes…

Qué niños son ésos sin primavera,
qué discursos son ésos sin contenido,
qué situaciones sin salida son ésas, dime
qué perros desesperados son ésos…

Qué copos de nieve son ésos sin ojos,
qué tradiciones son .ésas,
qué palabras son ésas que no consuelan,
qué frío es ése…

Qué mañanas son ésas sin cielo,
qué hombres son ésos sin mujeres,
qué mujeres son ésas sin hombres,
qué vacas son ésas sin leche,
qué iglesias son ésas sin sacerdotes…

Qué sueños son ésos sin muertos,
qué inviernos son ésos sin blanco,
qué tumbas son ésas, qué son…
qué gritos son ésos sin llantos…

A las tres de la mañana te despiertas…
enganchar de caballos,
rodar de toneles,
barren los restos del
piano destrozado…

Gruñidos de cerdo…
sueño, sueño, sueño,
reírse, toser, vomitar, reírse,
una frase que ya has oído
o leído en un libro… Cierran la puerta del
sótano,
dos caballos, siete u ocho personas,
las voces de la otra orilla…
Zell… Calibán, el posadero… Carcajadas…
Poco sitio, gritos, galopes …
pronto estará el trineo sobre el lago
helado,
pronto será sólo un trazo sobre el lago,
pronto será sólo un trazo negro en la
noche blanca…


Versión de Gabriel Ferrater


JOHN KEATS





Esta mano viviente



Esta mano viviente, ahora tibia y capaz
De agarrar firmemente, si estuviera fría
Y en el silencio helado de la tumba,
De tal modo hechizaría tus días y congelaría tus sueños
Que desearías tu propio corazón secar de sangre
Para que en mis venas roja vida corriera otra vez,
Y tú aquietar tu consciencia —la ves, aquí esta—
La sostengo frente a ti.


OSIP MANDELSTAM





El sonido sordo y cauteloso del fruto



El sonido sordo y cauteloso del fruto
Que cae del árbol,
En medio de una incesante melodía
Del profundo silencio del bosque…


Versión de Jorge Bustamante García


PIER PAOLO PASOLINI




  
Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos



Cercana a los ojos y a los cabellos sueltos
sobre la frente, tú, pequeña luz,
absorta enrojeces mis papeles.
De adolescente ardía hasta el anochecer
junto a tu demacrada claridad, y eran extraños
los rumores del viento y el canto de los grillos solitarios.
Entonces en las estancias sin memoria
dormían los parientes, y mi hermano,
tras un delgado muro, estaba inmóvil.
Ahora tú, luz rojiza, no nos dices en dónde está
y, sin embargo, iluminas y suspira
el grillo en los campos desiertos;
mi madre se peina ante el espejo,
con un gesto tan antiguo como tu luz,
y piensa en aquel hijo ya sin vida.